BODEGUITA DEL MEDIO:
Cada uno que aguante su pesao
Jesús Risquet escribió sobre Ñico Saquito:
Indudablemente que el mejor guarachero del mundo es nuestro Ñico Saquito, el más grande cultor de la guaracha cubana. No es necesario pensarlo mucho para llegar a esa conclusión.
Benito Antonio Fernández es el nombre de este genial compositor en cuyas piezas musicales la picardía y la broma cubanas son la clave y se meten como un bichito en el gusto popular hasta hacernos tararearlas inconscientemente.
Ñico Saquito, como universalmente se le conoce, en la típica bodega cubana, con su barra, su cantinero complaciente y una cerveza fría nos regaló Cuidaíto Compay Gallo o María Cristina me quiere gobernar, piezas antológicas cargadas de gran picardía y del más fino doble sentido.
Su influencia en toda la música cubana posterior es insoslayable así como sus señales en las bases de lo que en la actualidad llamamos salsa y timba. Ñico Saquito es reconocido como el máximo exponente de la guaracha, género musical cubano caracterizado por una línea de sabrosura, la incorporación de situaciones risibles llevadas a la música con cierta picardía y la estructura emparentada con el son, lo cual la dota de una aceptación y una vigencia permanentes, potenciadas actualmente en todos los estribillos de las canciones salseras.
Sus creaciones han permanecido a través de los tiempos en el repertorio invariable de grandes intérpretes como Benny Moré, Compay Segundo, el Septeto Ignacio Piñeiro, Cheo Feliciano, Oscar D´ León, por sólo citar algunos de ellos. Numerosas películas del cine latinoamericano cuentan con sus obras en sus bandas sonoras.
Nació Ñico Saquito en la caliente y caribeña ciudad de Santiago de Cuba, el 17 de enero de 1902. Desde muy joven trabajó como fundidor, aprendió a tocar la guitarra a los 15 años e inició su vida como trovador al ingresar en el cuarteto Castillo. En la década del 40 se integró al Grupo Típico Oriental de Guillermo Mozo y actuó en el exclusivo cabaret Montmatre de La Habana.
Desde esa época se repetían constantemente sus presentaciones en las emisoras RHC Cadena Azul y Radio Cadena Suaritos. Posteriormente, en 1950 viajó a Venezuela por sus ideas políticas.
Con el triunfo de la Revolución Cubana regresó a la Isla en 1960 para desempeñar una fructífera carrera con su gente y para su gente, que sólo terminó con su muerte el 4 de julio de 1982.
Algunas de sus piezas más famosas son Al vaivén de mi carreta, La negra Leonor, Jaleo, ¿Qué te parece mi compay? y No dejes camino por vereda
Su constante afán de superación y la sinceridad de su creación son realmente dignos de ser admirados, porque carecía de una formación académica, ya que sus conocimientos musicales provenían de las descargas y la práctica sobre sus cuerdas.
Según contaba él mismo, el sobre nombre Ñico Saquito, vino por su habilidad jugando al béisbol; "no se le va una pelota, alguien comentó, parece que tiene un saquito en la mano en este juego de béisbol", y así se quedó para siempre con ese apelativo.
En el año 1979, ya enfermo, Ñico Saquito grabó con el trovador, santiaguero como él, Eliades Ochoa, un disco antológico que sigue teniendo gran vigencia musical, mientras la más nueva hornada de músicos cubanos y otros bien arraigados como NG La Banda, los Van Van y Adalberto Álvarez y su Son, siguen incorporando sus creaciones.
En sus canciones Ñico Saquito nos pinta el paisaje de un barrio popular por medio de los apodos o motes y la ironía que muchas veces contienen, personajes típicos del barrio o situaciones que todos conocen sin hacer referencia directa a estas. También manifiesta denuncia social y expresa las alegrías del pueblo que día a día construye su futuro.
La lucha contra las imposiciones de la industria cultural parece reflejarse en una canción suya donde se casa con el ritmo latino y rechaza el importado por medio de un lenguaje lleno de gracia e ironía. Es este un ejemplo del ingenio de ese guarachero natural.
A mi gusta, me gusta el chachachá
Porque se goza, se goza mucho más
El rock and roll me deja sin cintura
y al otro día no puedo caminar
me da jaqueca, me da hasta calentura
y hay que llevarme corriendo al hospital
Por eso yo cuando estoy en el salón
y el rock and roll ya lo empiezan a tocar,
desaparezco como un tiro del salón
que eso conmigo, conmigo eso no va
Ñico Saquito nos ha llegado en el cine de nuestros días a través del documental Con sabor a caña, tabaco y ron, donde se exponen anécdotas de su vida destacando las cualidades como compositor, guitarrista y cantante de música popular cubana, a la vez que interpreta algunas de sus canciones más conocidas.
La Bodeguita del Medio, sitio emblemático de la ciudad de La Habana es lugar donde se siente la presencia de este fecundo compositor, porque Ñico Saquito amenizaba las comidas del lugar durante muchos años, y después de jubilarse se convirtió en uno de sus más asiduos visitantes.
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