viernes, 31 de agosto de 2007

en familia. Estrella Morente



Estrella Morente, esa estampa que devora, cantó con su ángel, su delicadeza. Pero las sutilezas de esta maravilla del Albaicín debieran ser mejor mimadas por los arreglos musicales. Repertorio largo, para lucir esa voz privilegiada. Y el fragor guitarrero metiendo bulla. A cuento de qué ese comienzo blusero del tango “Volver”. Menos mal que Estrella canta de maravilla, porque si no acabamos con Gardel torciendo el ceño. Igual pasó con el bolero “Nostalgias”, que la voz quedó encofrada de guitarras.

Hubo bulerías, alegrías, granaínas, soleá, tangos de la casa, y también, aquella popular “Estrella” que compuso el padre en los cambiantes años 70. Enrique se niega cantarla hoy. Estrella se saca la espina. Es una cantaora sin parangón, con esa magia escénica. Esa planta que echa el resto hasta cuando deja caer el abanico. Si la guitarra acompaña sutil, Estrella se lleva el mundo por delante. Sola, desnuda de rasgueados a toda presión, la voz cayó del cielo para cantar los terrenales pregones de El Niño de la Mora. Hubo fiesta final arrebujando a la Negra Tomasa con el “Kimbara,, kimbara, kumba, kimbambá…”, de Celia Cruz, y el cubaneo “Curricuchí, cuchí, cuchá…“, del patriarca. La familia Morente estaba casi al completo encima del escenario.

Bienal Málaga en Flamenco´07. Playa del Palo, Málaga.

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