miércoles, 24 de junio de 2009

bosques. WH Auden. Vieux Farka Touré

Piero Di Cosimo(Florencia 1462 - 1522)



Selvático significaba salvaje en esos bosques primitivos
Que Piero di Cosimo tanto adoraba dibujar:
Humanos desnudos, osos, leones, cerdas con cabeza de mujer,
Se montaban, mataban y comían crudos entre sí,
Y no pensaban domar el arbusto fulminado,
Sino que huían, pasmados, de la llama útil.


Incluso reducidos a manchones
–propiedad de estancieros cazadores-
para villas con hornos y un cepo,
Susurraban acerca de los fuegos más
--- anti-sociales,
Aunque la Corona y la Mitra advirtieran a sus tontos rebaños
Que aprobasen los monótonos ritmos del pastoreo
Y repudiaran la libertad de la arboleda.

La intención culpable todavía busca un hotel
Que no pida ni entregue detalles;
Eso es un bosque, y además agrega encanto,
Y más de un semi-inocente, arruinado,
Ha culpado a sus ruiseñores que, alrededor de la acción,
Cantaron con tal dulzura una feliz lujuria.

Esos pájaros, por supuesto, no hicieron nada semejante,
Y, en cuanto a la naturaleza selvática, si tomas
Una instantánea de un pic-nic, ¡Cuán pequeña
Y de baja estofa se verá la pandilla
Junto a esas vidas vastas que nunca mataron a nadie
Y no le temen ni a los dioses, ni a los fantasmas ni a la madrastra!

Entre estos ataúdes de su incierto futuro
El público puede (no puede en la costa)
Refrenar sus ojos ávidos de faldas y regateos;
Y dónde debería relajarse un austero filólogo
Sino en el mundo mismo de sombras
Del que la materia de su disciplina fue creada.

Antiguos sonidos re-educan un oído vuelto tosco
Cuando el padre verde de Pan de pronto espeta
Un estallido en Morse indescifrable,
Y los cuclillos se burlan en galés, y las palomas
Alegan en inglés rústico por todo lo que hacen
Para criar su familia moderna de dos miembros.

Por aquí y por allá, algún elemento suelto,
Una fruta madura o una hoja casi muerta,
Profiere su expresión privada para el descenso,
Y el hombre postrero, escuchando desde su más reciente dolor,
Oye, cerca o lejos, tal y como era,
La más vieja de sus alegrías, el ruido del agua.

Un bosque limpio ruega por la gracia de nuestra Señora;
A alguien no le disgusta, o al menos
Apuesta por que la raza humana
Conservará suficiente decencia para durar;
Los árboles encontrados en un paseo campestre
Revelan mucho sobre el alma de un país.

Una pequeña arboleda masacrada hasta la última ceniza,
Un roble con podredumbre de corazón develan la farsa:
Esta sociedad va a reventar.
No nos pueden engañar con lo rápido que van,
Con cuánto cuestan unos a otros y a los dioses.
Una cultura no es mejor que sus bosques.

Agosto 1952
BOSQUES (Wystan H. Auden)
Para Nicolas Nabokov


lunes, 15 de junio de 2009

decídme cómo es el amor. W.H. Auden


DECIDME CÓMO ES EL AMOR

Unos dicen que el amor es un niño
y otros dicen que es un pájaro,
unos dicen que es lo que mueve el mundo,
y otros dicen que eso es absurdo,
y cuando le pregunté al vecino de al lado,
que parecía como si lo supiese,
su mujer se enfadó mucho
y me dijo que no iba a sacar nada.
¿Se parece acaso a una pijama,
o al jamón de las clínicas de reposo?
¿Su olor recuerda a las llamas
o es un olor reconfortante?
¿Tiene espinas como un seto,
o es blando como pelusa de edredón?
¿Es afilado o tiene el borde suave?
Venga, decidme cómo es el amor.
Nuestros libros de historia se refieren a él
con notas minúsculas y crípticas ,
es un tema bastante habitual en
los barcos trasatlánticos;
he encontrado menciones al asunto
en relatos de suicidios,
e incluso lo he visto escrito
en contracubiertas de guías ferroviarias.
¿Aúlla como un pastor alemán hambriento
o retruena como una banda de ejército?
¿Alguien puede hacerme una buena imitación
con una sierra o con un Steinway Grand?
¿Cuándo canta en las fiestas la arma?
¿Sólo se dedica a los clásicos?
¿Se calla cuando uno quiere silencio?
Venga, decidme cómo es el amor.
Miré en el cenador
allí tampoco estaba.
Probé en el Támesis, cerca de Maidenhead,
Y en el aire tonificante de Brighton.
No sé lo que canta el mirlo
ni lo que decía el tulipán,
pero no estaba en el gallinero
ni debajo de la cama.
¿Puede hacer muecas extrañas?
¿Se marea con los balanceos?
¿Se pasa el día en las carreras
o haciendo chanchullos con alambres?
¿Tiene su propias ideas sobre el dinero?
¿Es lo bastante patriótico?
¿Sus chistes son vulgares pero divertidos?
Venga, decidme cómo es el amor.
Cuando venga, ¿será sin avisar?
mientras me esté hurgando la nariz?
¿Llamará a mi puerta por la mañana
o me pisará un dedo en el autobús?
¿Será como cuando cambia el tiempo?
¿Saludará con cortesía o sin educación?
¿Cambiará mi vida a fin de cuentas?
Venga, decidme cómo es el amor.

W.H. Auden (York, Inglaterra, 1907 - Viena, 1973)
Poeta, ensayista, escritor...
Voluntario en las Brigadas Internacionales
Combatiente en la Guerra de España como camillero

domingo, 14 de junio de 2009

conservadores. Leonard Cohen

Ian Gibson. Hispanista Babas
Un producto virtual con denominación de origen: la Huerta de San Vicente


Ian Gibson, en una afilitrompada fórmula para los conservadores que aplica a nuestro producto nacional, afirma hoy en Público.Es:
“En su variedad subpirenaica, la especie es particularmente hosca y dura y se caracteriza por estar en contra de todo lo que hagan o propongan los demás –aunque en algunos casos puedan estar secretamente de acuerdo–, y por no admitir nunca los errores propios y, mucho menos, disculparse por ellos. Lo vamos a ver mucho más en los próximos tres años, que se prometen extraordinariamente virulentos, sobre todo, ¡perdón!, si mejora la situación económica, como es probable. El PSOE, pese a la crisis causada por los neocons, ha salido bastante airoso de las elecciones europeas. Si yo fuera Rajoy, estaría temblando.”

Damisela Hipanista replica:
“Suave me lo fiáis. La corrupción es la esencia del conservadurismo, del pensamiento derechuno. Una y otra vez, de Fabra a Berlusconi, comprobamos que cinismo y corruptelas tienen un glamour cutre absolutamente telegénico. Y esta desafachatez es un gran activo en el orden perverso de las recompensas electorales. El botín y los votinis son directamente proporcionales en la gráfica en alza de las democracias bajunas. Decía Ambrose Bierce que el conservador es un Hombre de Estado enamorado de los males existentes, a diferencia del liberal, que desea sustituirlos por otros. ¿Rajoy temblando? Si lo dice un hispanista…”

FGL:
En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.

Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.

¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.

Este vals, este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.

¡Gilorios del mundo, uníos! la portuaria david byrne



Actualizaciones La Lucha Final 2009


Para Marx y Engels, a la hora de escribir, en 1848, el después llamado (para simplificar) Manifiesto Comunista (Manifest der Kommunistischen Partei), la consigna del momento era “¡Proletarios de todo el mundo, uníos!” (Proletarier aller Länder, vereinigt euch!). Pero el lenguaje, más bien el habla, debe acompasarse con la mudanza de los tiempos. Aunque la estructura profunda del enunciado siga siendo la misma, el necesario toque de actualidad es imprescindible.

Hoy pocos serían los dispuestos a reconocerse en el sustantivo “proletario”, palabra culta esta que quizá resulte de más difícil comprensión a los verdaderos proletarios de nuestro tiempo: los trabajadores inmigrantes. Me sangra la oreja con esa música insufrible: Proletario lo serán tus muertos, pringao, antiguo, residual, tonto del culo, rojo de mierda, que no te enteras de ná… A los inmigrantes con un trabajo subprecario (o en el angustioso, peligroso o suicida trance de romperse el culo por conseguirlo), el palabro todavía más preciso “lumpenproletariat”, sin duda, les parecerá un insulto, o algo peor: un amenazante y maligno estigma médico de los países ricos. Distinguir a otros con lo que no queremos para nosotros es la base del pensamiento y la mecánica del clasismo en las sociedades preindustriales, industriales y posindustriales. ¿Tenemos los bendecidos por la cuna de la grandeza de la democracia y el “estado del bienestar” un gen hereditario? Adoptar esta cerril impostura es la cara más dura del racismo hipermoderno. Un privilegio a todo morro, quieto aquí parao, en Calasparra, en Manhattan y en Berlín.

El sueño final de los trabajadores siempre será no trabajar, ni por cuenta ajena ni por cuenta propia. Por la cuenta que nos tiene, no queremos trabajar. Tenemos rabiosamente interiorizado que no queremos dar un palo al agua. El trabajo es una condena que no queremos para nosotros. Pero alguien tiene hacerlo. Pues que lo hagan otros. Y, entre el aperitivo y el postre, lo que acabamos haciendo casi todos es currar. Porque hay que comer. Y trabajamos por lo que sea y como sea, negando ser lo que somos: unos putos currantes. Somos así de gilorios. La lucha de clases es una evidencia, pero nos conformamos con el cuento chino del “estado del bienestar”. Bien, el “estado del bienestar” se está yendo por el sumidero. Mal está que tengamos que doblar el lomo para el enemigo, pero por qué no hablamos claro.

Actualicemos a Marx y Engels:

¡Gilorios del mundo, uníos!
Idiotaren aller Länder, vereinigt euch!

lunes, 8 de junio de 2009

tiempos torvos. (Fear. John Cale)


Gana la derecha en Europa. Berlusconi y su hiriente farsa telechichi se imponen. En España, el PSOE no se descalabra y el PP tampoco barre: el fantasma que ha de helarnos el corazón sale del congelador en cada convocatoria electoral. La experiencia y cierta capacidad para comprender y razonar me hacen ver todas las propuestas de las candidaturas existentes en el mercado electoral como no compatibles con mi idea del mundo ni con mis necesidades prácticas. De los líderes, hablemos: ninguno es digno de figurar en la república de hombres honestos, aquella vieja utopía. No creo ser el único. Desgraciadamente siempre votamos a un mal menor, pero es que los males menores actuales están caducos. Esta democracia blandiblú vive de las cenizas y bisuterías de la Santa Transición.

Así las cosas, sólo aspiro a una izquierda que no sea tan imbécil y de vuelo corto, cuando no impostora telegénica (en el mal caso del PSOE), burocracia gripada (en el agonizante caso de IU) o embarrancada en el egotismo sectario, infantiloide, senil y autocomplaciente de los diversos izquierdismos extraparlamentarios. Todos sin excepción, marrulleros, aunque unos más que otros, y no por naturaleza, sino en la medida en que tocan más o menos poder. No me gusta hacer el zoquete con ni mi voto ni con nada que no sea mi propia sinrazón (y esto último también acaba por aburrirme y disgustarme). No encuentro ningún partido que me represente mínimamente.

"Vendrán más tiempos torvos, y nos harán más necios, y nos harán más sucios, y nos harán más siervos...", añado yo otra vez a los versos de Rafael Sánchez Ferlosio.

La democracia, para desdicha nuestra, no ha llegado a Europa. La democracia se está descomponiendo del puñetero miedo que tenemos a perder lo poco que tenemos. Esto ya huele. Cada vez peor.