miércoles, 16 de junio de 2010

La Niña de los Peines con Josefina Carabias


ENTREVISTA HISTÓRICA A LA NIÑA DE LOS PEINES
Josefina Carabias. 'Crónica', 21 de julio de 1935

Pastora Pavón, "La Niña de los Peines" y la mejor "cantaora" de España, está desilusionada del cante y quiere retirarse

El alboroto que se arma en Madrid cuando canta Pastora

Hasta la calle de Alcalá llegan rumores de que en la Plaza de García Hernández (antes plaza del Rey) se agolpa una muchedumbre imponente, que los guardias pueden a duras penas contener. Y aunque a mí los acontecimientos donde intervienen los guardias me producen siempre un instintivo movimiento hacia atrás, que raras veces contengo, domino por el momento esta prudencia tan saludable y me voy a ver qué es lo que pasa. La calle del barquillo es un río humano, y por la plaza, los caballos de los guardias de Seguridad caracolean de un modo impresionante; los de Asalto, con los fusiles en la mano, parece que van a hacernos polvo de un momento a otro.

- Pero, ¿qué es lo que pasa? -pregunto a un guardacoches que contempla el espectáculo-. ¿Es que está ardiendo el Circo quizá?...

- Casi nada... La Niña... No es más que La Niña, que siempre arma estos alborotos.

- Pero, ¿qué niña es esa?...

- ¿Qué niña va a ser?... Decir niña, es lo mismo que decir don Niceto... No hace falta más para que todo el mundo sepa de quién se trata... la Niña de los Peines, la Pastora, que está esta noche en el Circo... ¿O es que no ha visto usted los carteles?...

Ahora me lo explico todo. Ahora me explico por qué la multitud se agolpa y por qué los guardias toman sus precauciones, para evitar lo que puedan hacer los centenares de personas que forzosamente se han de quedar sin billete. Para los buenos aficionados al cante, la Niña de los Peines es algo así como Lenin para los comunistas, porque no hay más que ella en el mundo. Y por si esto fuera poco, da la casualidad de que la Niña no se prodiga. Raras, rarísimas veces aparece en los carteles madrileños; y cuando aparece, sólo canta un par de veces, cuando más. Por eso los que de verdad gustamos del cante magnífico de la Pastora, tenemos que conformarnos, casi siempre, con poner un disco al gramófono o con oírlo muy de tarde en tarde por la radio.

Pastora Pavón, la Niña de los Peines, está arreglándose en un cuarto del Circo. Mientras se alisa las negras crenchas, toma vahos de un cacharro de no sé qué cocimiento, porque de repente se ha sentido afónica, y esto la tiene preocupadísima.

- ¿Usted ve qué desgrasia?... haberme quedao casi sin voz..., precisamente esta noche..., ¡qué disjusto!

Pepe Pinto y La Niña de los Peines

Como todos hemos oído hablar de la Niña de los Peines a nuestros padres y hasta a nuestros abuelos, y hemos oído también repetir que niña, lo que se dice niña, lo era Pastora allá por los tiempos de la primera guerra carlista, yo suponía que me iba a encontrar con un carcamal, con una mujer arrugadita y viejecita. Pero les aseguro a ustedes que no ha sido así. La Niña de los Peines no es, ciertamente, una niña; pero no es vieja, ni muchísimo menos. Es una mujer gorda y frescota. Ella me ha dicho que tiene cuarenta y cuatro años, y es verdad. Al menos, no aparenta más, y si fuese guapa, probablemente aparentaría menos.

- Lo que pasa -me dice- es que yo empesé con esto der cante a la edad de nueve años... y desde entonces no lo he dejao...

- Y ¿cómo fue empezar tan pequeña?...

- Pues porque pa esto no hacen farta estudios. Es una grasia, ¿sabuté? Y si se tiene esa grasia, pues se nase con ella..., y en cuantito que se sabe hablá o antes, pues se canta. M'acuerdo mu bien der primé día que canté elante gente. Me llevaron a un café que le desían der Brillante, y allí armé un alboroto tan grande, que me hisieron cantaora de repente. En Sevilla, que era donde yo había nasido y donde vivía, me conosía tor mundo na ma que por la hermana de Arturo. Arturo, mi hermanito, era un cantaor de mucha fama. Desde entonse hasta ahora, en treinta y sinco años largos, fíjese si habrán salío cosas de esta garganta.

- Usted, Pastora, de be haber ganao mucho dinero con el cante...

- Mucho, hija; muchísimo. Pero a esta fecha estoy más probe que una rata. He tenío siempre muchísima familia y mucha gente a mi alrededor a quien mantené, y aluego que yo no pueo ve una lástima sin ponerla remedio. Pastora Pavón, la Niña de los peines, no sirve pa guardá una peseta.

- ¿Y cómo fue eso de ponerla el apodo que lleva?

- Po verá usted. No fue cosa mía, sino de la gente de allí de Sevilla. Yo no pensaba llamarme na ma que Pastora, que es mi nombre. Pero en esto que se puso mu de moda un tango que yo cantaba, y que decía así:

Peínate tú con mis peines;
Mis peines son de canela...

Y en esto que la gente me empesó a llamar la niña der tango de los peines, y después la Niña de los Peines; y de tanto y tanto desirlo la gente, ya me empesaron a anunsiar en los carteles como la Niña de los Peines, y con la Niña de los Peines me quedé...

La verdad es que un poco complicada la toilette de esta reina del cante. Un poco de carmín en los labios, unos polvos ordinarios..., un poquito de colorete... Después se atusa una y otra vez el pelo negrísimo, de escoboncillo sobre la nuca. Entre tanto, el cuarto de la Niña de los Peines se va llenando de flamencos: Guerrita, el Americano, el Canalejas, la Niña de Marchena... Llegan también otros, que no son flamencos propiamente dichos, sino que son allegados o flamencos amateurs...

- ¿Qué hay, Pastora?... ¿Cómo va esa ronquera?...

- Ay!... Americano, hijo..., mu malamente... me da er corasón que esta noche voy a tener un disjusto...

Un flamenco que llega alarga a Pastora una pastilla.

- Tómate esto, que no te pesará; tiene un nombre mu raro, pero no lo hay en la botica. Te tomas un par de pastillas, y... ni los jilgueros...

Otro flamenco protesta, indignado:

- ¡Qué pastillas ni que na, hombre!... To eso son porquerías pa estropeá er estómago. Vahos y na más que vahos, de esos de hojas de ocalirto. Te lo digo yo, Pastora, que de eso sé más que nadie.

En general, los flamencos saben más que "naide", no sólo de procedimientos para aclarar la voz de la Niña de los Peines, sino de todo. Por eso da gusto estar entre ellos un ratito, oyendo las más peregrinas teorías, expuestas con gran naturalidad y bastantes licencias prosódicas.

Entre todos estos flamencos hay uno a quien la Niña de los Peines llama Pepe, y que, a poco me fijo, me doy cuenta de que es su marido. El llamado Pepe da vueltas por la habitación, y a veces por los pasillos, dando pruebas de evidente malhumor. Luego me entero de que no es malhumor precisamente lo que tiene Pepe, sino gran preocupación, porque teme que la ronquera defraude a los miles de espectadores que se apiñan en las graderías del Circo.

- Anda, Pastora, anda; date prisa que tienes que ensayar un poco...

- Espera, Pepe; hombre, no te sofoques. ¿No ves que me están hasiendo una interviú?...

En vista de esta razón tan convincente, Pepe (Pinto) se marcha a pasear su impaciencia por los pasillos. Pastora me cuenta que lleva mucho tiempo casada, y que tiene una niña de once años. La niña no canta, pero baila que es una maravilla...

- Pero yo no quiero de ninguna manera que se dedique a artista. Que baile to lo que quiera en casa; ahora, pa sus padres, y el día que se case, pa su marido...
- Pues usted no puede quejarse de su vida de artista...

- Yo no...; pero es mejor la vida de casa. Yo le voy a desí a usted, en secreto, que estoy deseando retirarme der to y vivir tranquila en Sevilla, en mi casita, con mi marío y mi hija... No me puedo quejar del público, pero veo que el cante va por mal camino. A la gente ahora no le gusta más que er cante malo. Ahora el público pide milongas o colombianas..., y eso ni se parese siquiera ar cante...
El Niño Ricardo, que es quien va a acompañar a Pastora a la guitarra, nos ha cortado definitivamente la conversación.

Manuel Vallejo, La Niña de los Peines y Niño Ricardo

Poco después están en la pista del Circo la Niña de los Peines y el Niño Ricardo. La gente se vuelve loca aplaudiendo. Pastora, con su voz desgarrada y su acento, que nadie lo aventaja en patetismo, comienza a cantar por soleares...

- Vamos a ve, Pastora; vamos a ve... -anima el guitarrista.

Ay... ayyyyy...
A mi puerta has de llamá...,
Y no te he de abrí la puerta...,
¡y me has de sentí llorá!...

Y después de esta letra magnífica (nadie puede decir más en menos palabras), viene otra deliciosamente graciosa, cuando Pastora se arranca por fandanguillos:

Como una cosa difísil
me quieren llevar a los baños,
como una cosa difísil,
como si el agua del mar
curara los desengaños
que una mujer cruel me da...

Y después de decir otra porción de cosas que nunca dirá nadie como ella, Pastora Pavón, la reina del cante, desaparece, seguida de el Niño Ricardo, envuelta en un traje verde de raso reluciente.

Niña de los Peines. Pastora Pavón Cruz. Cantaora (Sevilla,1890 - 1969)
Josefina Carabias. Periodista (Arenas de San Pedro, Avila, 1890 - Madrid, 1980)

Fuente: www.flamenco-world.com

lunes, 14 de junio de 2010

Chico Buarque y la Amazonía (muy educadamente)



Declaraciones de Chico Buarque,
Ministro de Educación de Brasil.

Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal y actual Ministro de Educación de Brasil, CRISTOVÃO CHICO BUARQUE, qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonia. Un estadounidense en las Naciones Unidas introdujo su pregunta, diciendo que esperaba la respuesta de un humanista y no de un brasileño.

Ésta fue la respuesta del Sr. Cristóvão Buarque:


Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonia. Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro.

Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la humanidad.

Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también lasreservas de petróleo del mundo entero.

El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la Amazonia para nuestro futuro. A pesar deeso, los dueños de las reservas creen tener el derecho deaumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio.

De la misma forma, el capital financiero de los países ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonia es una reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de un dueño o de un país. Quemar la Amazonia es tan grave como el desempleo provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales.

No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación.

También, antes que la Amazonia, me gustaría ver la internacionalización de los grandes museos del mundo.El Louvre no debe pertenecer solo a Francia.Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimoniocultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea manipulado y destruido por el sólo placer de un propietario o de un país.

No hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro. Por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado.

Durante este encuentro, las Naciones Unidas están realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes depaíses tuvieron dificultades para participar, debido a
situaciones desagradables surgidas en la frontera de losEE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede de lasNaciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menosManhatan debería pertenecer a toda la humanidad. De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia... cada ciudad, con su belleza específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero.

Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonia, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños,internacionalicemos todos los arsenales nucleares. Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas en los bosques de Brasil.

En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda.

Comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela. Internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero. Mucho más de lo que se merece la Amazonia. Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían estudiar; que mueran cuando deberían vivir.

Como humanista, acepto defender la internacionalización del mundo; pero, mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonia, sea nuestra.
¡Solamente nuestra!

OBSERVACIÓN: Este artículo fue publicado en el NEW YORK TIMES, WASHINGTON POST, USA TODAY y en los mayores diarios de EUROPA y JAPÓN.

sábado, 12 de junio de 2010

La Oveja Negra (Cuento de Italo Calvino)



Érase un país donde todos eran ladrones. Por la noche cada uno de los habitantes salía con una ganzúa y una linterna para ir a saquear la casa de un vecino. Al regresar al alba, cargado, encontraba su casa desvalijada.

Y todos vivían en concordia y sin daño, porque uno robaba al otro y éste a otro y así sucesivamente, hasta llegar al último que robaba al primero.

En aquel país el comercio solo se practicaba en forma de embrollo, tanto por parte del que vendía como del que compraba.

El Gobierno era una asociación creada para delinquir en perjuicio de los súbditos y, por su lado, los súbditos sólo pensaban en defraudar al gobierno.

La vida transcurría sin tropiezo, y no había ricos ni pobres. Pero he aquí que no se sabe cómo, apareció en el país un hombre honrado. Por la noche, en vez de salir con la bolsa y la linterna se quedaba en casa y leía novelas.

Llegaban los ladrones, veían la luz encendida y no subían.

Esto duró un tiempo, después hubo que darle a entender que si el quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no dejar hacer a los demás. Cada noche que pasaba en casa era una familia que no comía al día siguiente.

Frente a estas razones el hombre honrado no podía oponerse. También él empezó a salir por las noches para regresar al alba, pero no iba a robar. Era honrado, no había nada que hacer. Iba hasta el puente y se quedaba allí, miraba pasar el agua. Volvía a casa y la encontraba saqueada.

En menos de una semana el hombre honrado se encontró sin un centavo, sin tener que comer, con la casa vacía. Pero hasta aquí no había nada que decir, porque era culpa suya; lo malo era que de ese modo suyo de proceder nacía un gran desorden. Porque él se dejaba robar todo y entretanto no robaba a nadie.

De modo que siempre había alguien que al regresar al alba encontraba su casa intacta: la casa que él hubiera debido desvalijar. El hecho es que al cabo de un tiempo los que no eran robados llegaron a ser más ricos que los otros y no quisieron seguir robando.

Y por otro lado, los que iban a robar la casa del hombre honrado la encontraban siempre vacía. De modo que se volvían pobres.

Los que se habían vuelto ricos se acostumbraron a ir también al puente por la noche, a ver correr el agua. Esto aumentó la confusión, porque hubo muchos otros que se hicieron ricos y muchos otros que se hicieron pobres. Pero los ricos vieron que yendo de noche al puente, al cabo de un tiempo, se volvían pobres y pensaron: "paguemos a los pobres para que vayan a robar por nuestra cuenta".

Se firmaron contratos, se establecieron los salarios, los porcentajes. Naturalmente, siempre eran ladrones y trataban de engañarse unos a otros. Pero como suele suceder, los ricos se hacían cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

Había ricos tan ricos que ya no tenían necesidad de robar o de hacer robar para seguir siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres, porque los pobres les robaban.

Entonces pagaron a los más pobres de los pobres para defender de los otros pobres sus propias casas, y así fue como instituyeron la policía y construyeron las cárceles.

De esta manera, pocos años después del advenimiento del hombre honrado, ya no se hablaba de robar o de ser robados, sino sólo de ricos o de pobres; y, sin embargo, todos seguían siendo ladrones.

Honrado sólo había sido aquel fulano, y no tardó en morirse de hambre.


viernes, 4 de junio de 2010

Gramsci y los elefantes























Antonio Gramsci (Ales, Cerdeña, 1891; Roma, 1937), dirigente comunista, escritor, periodista y filósofo, pasó los últimos diez años de su vida en las cárceles fascistas de Mussolini


CARTA DE ANTONIO GRAMSCI A SU HIJO DELIO GRAMSCI
[Fecha indeterminada, L.C. 890]

Carissimo Delio,

yo no sé si el elefante puede (o podía) evolucionar hasta convertirse en la tierra en un ser capaz, como el hombre, de dominar las fuerzas de la naturaleza y utilizarlas para sus propios fines: no lo sé en abstracto. Concretamente, el elefante no ha tenido el mismo desarrollo que el hombre, y desde luego que no lo tendrá ya, porque el hombre se sirve del elefante, mientras que el elefante no se puede servir del hombre, ni siquiera para comérselo. Lo que piensas de las posibilidades del elefante de adaptar sus patas al trabajo práctico no corresponde a la realidad: de hecho el elefante tiene como elemento "técnico" la trompa, y desde el punto de vista "elefantesco" la utiliza espléndidamente para arrancar árboles, para defenderse en ciertas circunstancias, etc. Tú me habías escrito que te gustaba la historia, y de este modo hemos llegado a la trompa del elefante. Yo creo que para estudiar historia no hay que fantasear demasiado acerca de lo que habría ocurrido "si"... (si el elefante se hubiera erguido para dar mayor desarrollo al cerebro, si..., si...; ¿y si el elefante hubiera nacido con ruedas? ¡Habría sido un tranvía natural! ¿Y si tuviera alas? Imagínate entonces una invasión de elefantes como las de langostas. Es ya muy difícil estudiar la historia realmente acaecida, porque de una gran parte de ella se ha perdido todo documento; ¿cómo se puede perder el tiempo en formular hipótesis sin fundamento? Además, en tu hipótesis hay demasiado antropomorfismo. ¿Por qué tenía el elefante que evolucionar como el hombre? Quién sabe si algún viejo sabio elefante, o algún ocurrente joven elefantito, desde su punto de vista, no formula hipótesis acerca de las causas por las cuales el hombre no tiene trompa. Espero una larga carta tuya acerca de este tema. Aquí no ha hecho mucho frío, y además este año no estoy tan expuesto al frío como los años pasados. Hay flores abiertas todavía. No tengo ningún pájaro aquí, pero veo siempre en el patio dos parejas de mirlos, y unos gatos que los acechan para cazarlos; pero los mirlos no parecen preocuparse, y están siempre alegres y son elegantes en sus movimientos.

Te abrazo,

Papá.

http://www.gramsci.org.ar