lunes, 19 de julio de 2010

Dianne Reeves: “¡Qué mujer no estaría encantada de estar a las órdenes de George Clooney!”




Oficiar de diva fuera del escenario, tablas abajo, no va con Dianne Reeves. Estamos en el Festival de Jazz de Vitoria. Al taxista que la lleva al polideportivo Mendizorrotza –un currante encantado de transportar a una estrella en su coche- sólo le pide una cosa, que apague el aire acondicionado y abra la ventanilla. Todo lo hace Dianne con una sonrisa luminosa.

Frente a las fantasías que se puedan tener acerca de los caprichos de una gran dama del jazz a cada momento, o antes de salir a escena, Dianne pone el contrapunto de la naturalidad. Hace lo que haría cualquier personal normal: esperar su turno de actuación disfrutando con el saxofonista que le precede: Joshua Redman y su colosal tormenta de pasiones. Dianne Reeves masca chicle como una admiradora más, sentada en las gradas y moviendo la cabeza al compás, atenta y embelesada. Justo como un aficionado más.

La música que trae Dianne Reeves (Detroit, 1956) es esencialmente la de su último disco “When You Know”, un jazz de tiros largos, con cadencias brasileñas, con la voz trepando o precipitándose por los vértigos del canto africano con ecos de la Makeka o guaracheo cubano con espejismos de Celia Cruz. Un jazz abierto a la sorpresa, porque la señora que acaba de disfrutar en la sombra anónima con Joshua Redman es esta artista resplandeciente y generosa que invita al rompedor y guapetón saxofonista y sus musicazos. En tan ardiente compañía, Dianne arremete con la balada “The Windmills of You Mind”, aquel viejo tema de película con el gran Steve McQueen dominando la pantalla.

Y con Dianne hablamos de películas, del papel de glamourosa cantante de jazz en que la colocó George Clooney para la cinta “Buenas noches, buena suerte”. “George Clooney, cuyo padre fue periodista, tenía una historia de amor con el periodista Edward R. Murrow, el hombre que desmontó el tinglado del senador Joseph McCarthy. La música era fundamental, porque Clooney necesitaba poner algo más ligero en una historia tan sería. Que me dirigiera George fue fantástico. Tuve que interpretar las canciones como los actores interpretaban los diálogos del guión. ¡Qué mujer no estaría encantada de estar a las órdenes de George Clooney! Ese hombre tan inteligente, tan directo, tan gracioso, diciéndome a mí lo que tenía que hacer. Eso fue maravilloso, obedecer a ese hombre tan guapo por fuera y por dentro”, recuerda Dianne.

En el jazz buscaba Dianne la libertad como forma de expresión total: “Era lo que a mí me gustaba. Y eso es lo que he encontrado en el jazz. Mi vida fuera del escenario es real, muy real, igual a la de cualquier persona normal: río, lloro, amo, disfruto, duermo... Y esa información sobre la vida real es lo que trato de recopilar y llevar al escenario, Quiero convertir en espectáculo las cosas que amo. En el escenario dejo que hable el corazón”.

Inmersa como está y quiere estar en la realidad, Dianne se conmueve al hablar de cómo gestionamos nuestro día a día. “La música – afirma la cantante- es un remedio contra la crisis. La crisis económica está afectando totalmente a los músicos de jazz. Yo quiero que la gente, que está deprimida, que puede no estar en su mejor momento, venga a disfrutar con mis conciertos. Quiero dar a la gente lo que el dinero no puede dar: arte y amor. Pero las localidades cuestan dinero”.

Mujer de emociones fuertes, Dianne sintoniza con los espíritus con carácter. Tiene palabras de reconocimiento para su presidente: “Obama se ha encontrado con un desastre, y me gusta su forma de navegar con calma en estas aguas turbulentas. Es un hombre de carácter, con una columna vertebral de titanio. Obama no es un hombre de la rabia y el grito, de pataletas. No es un hombre que se rompa. Y le gusta el jazz. Yo he votado por él una vez, y volveré a hacerlo”
. El público de Vitoria está botando con Dianne Reeves. Otra forma de votar.

Publicado en Público

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