lunes, 30 de agosto de 2010
La debutante
En la época que fui debutante, solía ir a menudo al parque zoológico. Iba tan a menudo que conocía más a los animales que a las chicas de mi edad. Era porque quería huir del mundo, por lo que me hallaba a diario en el zoológico. El animal que mejor llegué a conocer fue una hiena joven. Ella me conocía a mí también. Era muy inteligente. Le enseñé a hablar francés y a cambio ella me enseñó su lenguaje. Así pasamos muchas horas agradables.
Mi madre había organizado un baile en mi honor para el primero de mayo. ¡Lo qué sufrí durante noches enteras! Siempre he aborrecido los bailes; sobre todo los que se daban en mi honor.
La mañana del uno de mayo de 1934, fui muy temprano a visitar a la hiena.
-¡Qué asco! -le dije-. Esta noche me toca asistir a mi baile.
-Tienes suerte -dijo ella-; a mí me encantaría ir. No sé bailar, pero en cambio sabría mantener una conversación.
-Habrá muchas cosas de comer -dije-. He visto llegar a casa carros repletos de comida.
-Y aún te quejas -replicó la hiena con desaliento-. Mírame a mí: yo sólo como una vez al día, y me tienen jeringada con tanta bazofia.
Se me ocurrió una idea audaz; estuve a punto de echarme a reír.
-No tienes más que ir en mi lugar.
-No nos parecemos lo bastante; si no, con gusto iría -dijo la hiena un poco triste.
--Escucha -dije-, con las luces de la noche no se ve muy bien. Con que te disfraces un poco, nadie se fijará en ti en medio de la multitud. Además, tenemos casi la misma estatura. Eres mi única amiga; anda, hazlo por mí. Por favor.
Se puso a pensar en esta posibilidad. Comprendí que estaba deseosa de aceptar.
-De acuerdo -dijo de repente.
No había muchos guardianes cerca, dado lo temprano de la hora. Abrí rápidamente la jaula, y en un instante estuvimos en la calle. Llamé un taxi. En casa, todo el mundo estaba aún en la cama. Una vez en mi cuarto, saqué el vestido que debía ponerme por la noche. Era un poco largo, y la hiena andaba con dificultad con mis zapatos de tacón alto. Encontré unos guantes con que ocultarle las manos, demasiado peludas para parecerse a las mías. Cuando el sol iluminó mi habitación, la hiena dio varias vueltas alrededor, andando más o menos derecha. Estábamos tan ocupadas que mi madre, que entró a darme los buenos días, estuvo a punto de abrir la puerta antes de que la hiena se escondiera debajo de la cama.
-Esta habitación huele mal -dijo mi madre, abriendo la ventana-; antes de esta noche date un baño con mis nuevas sales.
-Por supuesto -le dije.
No se entretuvo mucho. Creo que el olor era demasiado fuerte para ella.
-No te retrases para el desayuno -dijo al irse.
Lo más difícil fue encontrar un disfraz para la cara de la hiena. Estuvimos buscando horas y horas: rechazaba todas mis sugerencias. Por fin dijo:
-Creo que he encontrado la solución. ¿Tenéis criada?
-Sí -dije, perpleja.
-Pues verás: vas a llamar a la criada; cuanto entre, nos lanzamos sobre ella y le arrancamos la cara; llevaré su cara esta noche en lugar de la mía.
-No lo veo muy práctico -dije yo-. Probablemente se morirá en cuanto pierda la cara: alguien encontrará su cadáver, y nos meterán en la cárcel.
-Tengo la suficiente hambre como para comérmela -replicó la hiena.
-¿Y los huesos?
-También -dijo-. ¿Te parece bien?
-Sólo si me prometes matarla antes de arrancarle la cara. Si no, le va a doler demasiado.
-Bueno, eso me da igual.
Llamé a Marie, la criada, no sin cierto nerviosismo. Desde luego, no lo habría hecho si no odiara tanto los bailes. Cuando entró Marie, me volví de cara a la pared para no verlo. Debo reconocer que no tardó nada. Un breve grito, y se acabó. Mientras la hiena comía, estuve mirando por la ventana. Unos minutos después, dijo:
-Ya no puedo más; aún me quedan los pies, pero si tienes una bolsa, me los comeré más tarde, a lo largo del día.
-En el armario encontrarás una bolsa bordada con flores de lis. Saca los pañuelos que tiene y quédatela.
Hizo lo que le había indicado. A continuación, dijo:
-Date la vuelta ahora y mira qué guapa estoy.
Delante del espejo, la hiena se admiraba con el rostro de Marie. Se lo había comido todo cuidadosamente hasta el borde de la cara, de forma que quedaba justo lo que le hacía falta.
-Es verdad -dije-; lo has hecho muy bien.
Hacia el atardecer, cuando la hiena estuvo completamente vestida, declaró:
-Me siento en plena forma. Me da la impresión de que voy a tener un gran éxito esta noche.
Después de oír un rato la música de abajo, le dije:
-Ve ahora, y recuerda que no debes ponerte junto a mi madre: seguramente se daría cuenta de que no soy yo. Aparte de ella, no conozco a nadie. Buena suerte -le di un beso para despedirla, aunque exhalaba un olor muy fuerte.
Se había hecho de noche. Cansada por las emociones del día, cogí un libro y me senté junto a la ventana, entregándome a al paz y el descanso. Recuerdo que estaba leyendo Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift. Al cabo de una hora, quizá, surgió el primer signo de inquietud. Un murciélago entró por la ventana profiriendo grititos. Los murciélagos me dan un miedo espantoso. Me escondí detrás de una silla, castañeteándome los dientes. Apenas me había arrodillado, cuando un gran ruido procedente de la puerta sofocó el batir de alas. Entró mi madre, pálida de furia.
-Acabábamos de sentarnos a la mesa -dijo-, cuando el ser ese que ha ocupado tu sitio se ha levantado gritando: "Con que mi olor es un poco fuerte, ¿eh? Pues no como pasteles." A continuación se ha arrancado la cara y se la ha comido. Después ha dado un gran salto y ha desaparecido por la ventana.
Relato escrito por Leonora Carrington (Clayton Green, Lancashire, Inglaterra - 1917)
miércoles, 18 de agosto de 2010
Noam Chomsky, hemisferio izquierdo y hemisferio derecho
En algunas otras cosas sintonizo con Noam Chomsky, pero en esto también: mi cerebro tiene un hemisferio izquierdo y un hemisferio derecho
"Parte de Colombia fue robada por Roosevelt"
Entrevista realizada por Luis Ángel Murcia. Semana. Colombia
Noam Abraham Chomsky, intelectual gringo padre de la lingüística y polémico activista por sus posturas contra el intervencionismo militar de Estados Unidos, visitó Colombia para ser homenajeado por las comunidades indígenas de Cauca. Habló en exclusiva con Semana.com. Miércoles 21 Julio 2010
El cerro El Bosque, un trozo de vida natural amenazado por la riqueza aurífera que esconde en sus entrañas, desde la semana pasada tiene una importancia de talla internacional. Esa reserva ubicada en el centro de Cauca muy cerca al Macizo Colombiano, es el cordón umbilical que hoy tiene a los indígenas de la región conectados con uno de los intelectuales y activistas de la izquierda democrática más prestigiosos del planeta. Noam Abraham Chomsky. Quienes lo conocen aseguran que es el ser humano vivo cuyas obras, libros escritos o reflexiones, son las más leídas después de la Biblia.
Sin duda el señor Chomsky, con 81 años de edad, es toda una autoridad en geopolítica y Derechos Humanos. Su condición de ciudadano americano le da autoridad moral para ser considerado uno de los más recalcitrantes críticos de la política expansionista y militar que Estados Unidos aplica en el hemisferio. En su país y Europa es escuchado y leído con mucho respeto, se ha ganado todos los premios y reconocimientos como activista político y sus obras tanto en lingüística como análisis político han sido premiadas.
Su paso discreto por Colombia no era para ofrecer las laureadas charlas, sino para recibir un particular homenaje de la comunidad indígena que vive en el Cauca. El cerro El Bosque fue rebautizado como Carolina, que es el mismo nombre de su esposa, la mujer que durante casi toda su vida lo acompañó. Ella murió en diciembre de 2008.
En medio de su agenda, coordinada por la CUT y la Defensoría del Pueblo del Valle, el señor Chomsky sacó unos minutos para atender en exclusiva a Semana.com y hablar de todo.
Semana.com: ¿Qué significado tiene para usted ese homenaje?
Noam Abraham Chomsky: Estoy muy conmovido; especialmente de ver que gente pobre que no tiene riquezas se presten a hacer ese tipo de elogios, mientras que la gente más rica no le presta atención a este tipo de cosas.
Semana.com: ¿Sus tres hijos saben del homenaje?
N.A.C: Todos saben de esto y el bosque. Una hija que trabaja en Colombia contra las empresas internacionales de minería también está enterada.
Semana.com: En esta etapa de su vida qué le apasiona más: ¿la lingüística o su activismo político?
N.A.C: He estado completamente esquizofrénico desde que era joven y sigo así. Es por eso que tenemos dos hemisferios en la mente.
Semana.com: Por cuenta de ese activismo ha tenido problemas con algunos gobiernos, uno de ellos y el más reciente fue con Israel, que le impidió ingresar a tierra palestina a dar una conferencia.
N.A.C: Es cierto, no pude hacerlo pese a que fui invitado por una universidad palestina, pero me encontré con un bloqueo en toda la frontera. Si la charla fuera para Israel, me hubieran dejado pasar.
Semana.com: ¿Esa censura tiene que ver con uno de sus libros titulado Guerra o Paz en Medio Oriente?
N.A.C: Es por cuenta de mis 60 años de trabajo por la paz entre Israel y Palestina. Realmente yo he vivido en Israel.
Semana.com: ¿Cómo califica lo que pasa en Oriente Medio?
N.A.C: Desde 1967 fue ocupado el territorio palestino y eso hizo de Gaza la prisión al aire libre más grande del mundo donde lo único que les queda por hacer es morir.
Semana.com: ¿Llegó a ilusionarse con las nuevas posturas del presidente Barack Obama?
N.A.C: Es muy similar a George Bush, ya lo había escrito. Hizo más de lo que esperábamos en cuanto al expansionismo militar. Lo único que cambió con Obama fue la retórica.
Semana.com: Cuando Obama fue galardonado con el premio Nobel de Paz, ¿qué pensó?
N.A.C: Media hora después del nombramiento, la prensa noruega me preguntó qué pensaba del tema y respondí: 'Tomando en cuenta su récord, este no fue el peor nombramiento'. El Nobel de Paz es un chiste.
Semana.com: ¿Estados Unidos sigue repitiendo sus errores de intervencionismo?
N.A.C: Ha sido muy exitoso. Por ejemplo, Colombia tiene el peor récord de violación de Derechos Humanos desde el intervensionismo militar de Estados Unidos.
Semana.com: ¿Tiene alguna opinión sobre el concepto de guerra preventiva que pregonó Estados Unidos?
N.A.C: No existe ese concepto, es simplemente una forma de agresión. La guerra en Irak fue tan agresiva y terrible que se asemeja a lo que hicieron los Nazis. Si aplicáramos esa misma regla Bush, Blair y Aznar estarían colgados, pero la fuerza se aplica a los más débiles.
Semana.com: ¿Qué pasará con Irán?
N.A.C: Hoy existe una gran fuerza naval y aérea amenazando a Irán y sólo Europa y EE.UU. piensan que eso está bien. El resto del mundo cree que Irán tiene derecho a enriquecer uranio. En medio oriente tres países (Israel, Pakistán, India) desarrollaron armas nucleares con la asistencia de EE.UU. y no han firmado ningún tratado.
Semana.com: ¿Cree en la guerra contra el terrorismo?
N.A.C: Estados Unidos es el mayor terrorista del mundo. No se puede pensar en algún país que haya causado más daño que él. Para EE.UU. terrorismo es lo que usted nos hace a nosotros y no lo que nosotros le hacemos a usted.
Semana.com: ¿Hay alguna guerra justa de Estados Unidos?
N.A.C: La participación en la segunda guerra mundial fue legítima y además entraron demasiado tarde.
Semana.com: ¿Esa guerra por recursos naturales en Medio Oriente se puede repetir en Latinoamérica?
N.A.C: Es diferente. Lo que Estados Unidos ha hecho en América Latina tradicionalmente es imponer brutales dictaduras militares que no se discuten por el poder de la propaganda.
Semana.com: ¿Latinoamérica es realmente importante para Estados Unidos?
N.A.C: Nixon dijo: "Si no podemos controlar a América Latina cómo podremos controlar al mundo".
Semana.com: ¿Colombia juega algún papel en esa geopolítica gringa?
N.A.C: Parte de Colombia fue robada por Teodoro Roosevelt con el canal de Panamá. Desde 1990 este país ha sido el mayor recipiente de ayuda militar estadounidense y desde esa misma fecha tiene los mayores récord en violación de Derechos Humanos en el hemisferio. Antes el récord lo tenia El Salvador quien curiosamente también recibía ayuda militar.
Semana.com: ¿Sugiere que esas violaciones tienen alguna relación con los Estados Unidos?
N.A.C: En el mundo académico se ha concluido que existe una correlación entre la ayuda militar que dan los EE.UU. y la violencia en los países que la reciben.
Semana.com: ¿ Qué opina de las bases militares gringas que hay en Colombia?
N.A.C: No es una sorpresa. Después de El Salvador, es el único país de la región dispuesto en dejar que se instalen. Mientras Colombia siga haciendo lo que EE.UU. le pide que haga, éstos nunca van a tumbar al Gobierno.
Semana.com: ¿Está diciendo que EE.UU. derroca gobiernos en América Latina?
N.A.C: En esta década apoyó dos golpes. En el fallido golpe militar de Venezuela en 2002 y en 2004 secuestraron en Haití al presidente electo y lo mandaron para África. Pero ahora es más difícil hacerlo porque el mundo cambió. Colombia es el único país latinoamericano que apoyó el golpe en Honduras.
Semana.com: ¿Tiene algo para decir de las tensiones actuales entre Colombia, Venezuela y Ecuador?
N.A.C: Colombia invadió a Ecuador y no conozco a ningún país que apoye eso, salvo Estados Unidos. Y respecto a Venezuela las relaciones son muy complicadas, pero abogo porque mejoren.
Semana.com: ¿Latinoamérica sigue siendo una región de caudillos?
N.A.C: Ha sido una tradición muy mala, pero en ese sentido América Latina ha progresado y por primera vez el cono sur del continente se está movilizando hacia una integración para superar sus paradojas, como por ejemplo ser una región muy rica pero con una gran pobreza.
Semana.com: ¿El narcotráfico es un problema exclusivo de Colombia?
N.A.C: Es un problema de los Estados Unidos. Imagínese que Colombia decida fumigar Carolina del Norte o Kentucky donde se cultiva tabaco, el cual ocasiona más muertes que la cocaína.
domingo, 15 de agosto de 2010
Abbey Lincoln, cuando era verdad tanta belleza
Anoche nos dejó Abbey Lincoln (Chicago, 1930 - Nueva York, 2010), una voz encendida por la rabia de vivir, la encarnación elegante del artista, de la mujer, en libertad. Además, eso otro: era guapa y lo sabía.
"El mundo se derrumba, coge mi mano", cantaba Abbey cuando la vi y escuché una noche de octubre de 1991, como no, cantando en ese vórtice del jazz que me queda al lado de casa, el C. M. San Juan Evangelista.
"Emergiendo entre la declamación dramática, un aliento sutilmente cool y la caricia confesional de Billie Holiday, la voz de Abbey viene desde el guiño de Broadway para negar cualquier tipo de convención estética", escribí entonces en las páginas del malamente muerto Diario 16.
"No existe nada que se llame "jazz". Lo que llaman "jazz" es una forma de canción que trata sobre la existencia en su más alta expresión; es la mayor aportación de Estados Unidos al mundo. Mahalia Jackson, Ray Charles, Louis Armstrong, Coleman Hawkins, todos los que dieron su vida por este país... nosotros somos los que vinimos desde África y dimos vida a una nueva música en la ciudad de Nueva Orleans. Me siento afortunada de formar parte de todo ello aunque a veces tengo la sensación de que todavía no he hecho nada..."
Abbey Lincoln. El País. 1-09-2007
Os dejo con dos videos inmensos, conmovedores, de Abbey, que dan fe de su verdad antes y después.
Un trozo de historia viva, marido y mujer, Max Roach y Abbey Lincoln:
sábado, 14 de agosto de 2010
¡Espabila, Favila, que viene el oso!
Esta obra pictórica, "Bear Surprise", fue realizada por uno de los miembros de la hermandad secreta Hijos de Lee Marvin.
Mito o leyenda, el célebre episodio de segundo monarca del Reino de Asturias, don Favila, con el oso es el origen de un "meme", El Efecto Preved (Превед эффект), que se está extendiendo rápidamente desde el ciberespacio ruso, dentro de esos emergentes fenómenos de contagio viral transcultural que recorren la red.
Acerca de Sons Of Lee Marvin:
"No soy libre para divulgar información sobre la organización, más allá de confirmar que existe. Puedo revelar los nombres de otros miembros de la organización: Tom Waits, John Lurie, Iggy Pop, Neil Young y Richard Bose. Estamos iniciando a Nick Cave también. Para ser miembro tienes que tener una estructura facial tal que pudieras ser pariente o ser incluso un hijo de Lee Marvin. No hay mujeres, obviamente, en la organización. Tenemos comunicados y reuniones secretas. Es todo lo que puedo decir. Hay otros miembros honorarios.
Tengo una buena historia sobre esto. Hace seis meses, Tom Waits estaba en un bar en algún sitio del Condado de Sonoma, en el Norte de California, cuando el camarero le preguntó: "¿Usted es Tom Waits, no? Ahí hay un hombre que quiere hablar con usted". Así que Tom se puso un poco agresivo: "¿Qué coño quieres decirme? No te conozco. " Y el tipo dijo: " ¿Qué es toda es mierda sobre Los Hijos de Lee Marvin?". Tom dijo: "Bueno, es una organización secreta y no estoy autorizado a hablar de ella". El tipo dijo: "No me gusta". Tom dijo: "¿Qué te ocurre?" . El tipo contestó: "Yo soy el hijo de Lee Marvin". Y realmente lo era. El tipo pensó que era ofensivo, pero no, somos completamente respetuosos con Lee Marvin".
JIM JARMUSCH: "Jim Jarmusch's Guilty Pleasures:" Film Comment, May-June, 1992, pp 35-37."
jueves, 12 de agosto de 2010
Deporte y Victoria, cuando Nosotros es la peor persona
Traigo aquí este ilustrado libelo de Sánchez Ferlosio con el que sintonizo porque no acabo de sacarme del espíritu las grandes molestias que me causaron las celebraciones del triunfo de la selección española en los mundiales de Sudáfrica. Almas bondadosas aseguran que algo tan malo algo bueno tenía que tener. Y ese algo bueno queda cifrado así: “A partir de ahora la bandera de España ha dejado de ser patrimonio de los fachas para convertirse en patrimonio de los horteras”. El fenómeno para nada es nuevo ni marca un antes y un después en el uso abominable de la bandera de España, pues la diferencia entre sujetos o grupos de horteras o de fachas que ondean la bandera de España celebrando la Victoria es, simplemente, cero.
¡Y qué afán de ganar y ganar!
El deporte, actividad sin más objetivo que el de la redundancia de la victoria como fin en sí mismo, se ha convertido en contenido principal, por no decir único, de esa mala pasión que es todo patriotismo
RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO. El País 07/08/2010
La cultura en general y especializadamente la cultura de estadio ha sido siempre, de manera congénita, un instrumento de des-subjetivación política y de control social. Así ha sido en Roma desde el Panem et circenses; y sobre Grecia tenemos el testimonio, indirecto y tardío, de Luciano de Samosata -nació ya en la era cristiana, bajo el dominio del Imperio Romano-, que, en su diálogo Anacarsis o de la gimnasia, se remonta a los tiempos de Solón, al que nos pinta como hospitalario receptor y gentil acompañante de un escita, seguramente rico, Anacarsis, que baja hasta Atenas con el deseo de conocer la cultura y las instituciones de la Hélade.
Hay que decir que por "gimnasia" no entiende Luciano solamente la habitual -no sé si cotidiana- de los particulares, sino también la de un estadio -con multitud de espectadores, ya se entiende-; pero en lo que dice de esto último puede haber influido, o por lo menos así lo parece, su conocimiento de los grandes estadios o los circos de la Roma imperial, pues, por añadidura, el texto menciona ya, con veinte siglos de anticipación, la mayoría de los tópicos y gratuidades racionalizadoras y moralizadoras que se reúnen en las actuales apologías del deporte, con la pintoresca coincidencia de que Solón -o más bien el Solón de Luciano de Samosata- las esgrima con la misma inclinación defensiva y encarecedora. Pero Anacarsis no se convence en absoluto por las razones de Solón, y sigue pareciéndole una total indignidad que amigos que no tienen ningún disgusto se peleen rebozados en grasa, en arena, en barro, haciéndose a veces mucho daño y luego sigan tan amigos. A mí esto me ha recordado siempre al Marqués de Bradomín, en la Sonata de estío, de Valle-Inclán, en el pasaje en que dice: "La raza sajona es la más despreciable de la tierra. Yo al ver los puñetazos pueriles y grotescos en la cubierta de la goleta, descubrí una nueva versión de la vergüenza: la vergüenza zoológica".
Que el deporte, actividad sin contenido alguno y sin más objetivo que el de la redundancia de la victoria como fin en sí mismo, haya podido transformarse en contenido principal, por no decir único, de esa mala pasión que es todo patriotismo arroja la más vidriosa sospecha sobre el patriotismo en general, incluido el solo aparentemente no lúdico; ambos, con singular indiferencia respecto de lo cruento o incruento, pertenecen al mismo pragma y tienen el mismo origen. El acreditado grupo de filólogos y antropólogos franceses sobre la cultura griega, formado en torno al gran maestro Gernet, remite dicho origen a los juegos funerarios; por ejemplo, los de las exequias de Patroclo, en la Ilíada, canto XXIII. Parece ser que a toda la subsiguiente y diversificada derivación funcional e institucional puede asignársele por clave la palabra "agón", que yo describiría como relación de competición y de controversia. Yo no he leído nada de Gernet, pero dispongo de la obra de otro miembro del grupo, Marcel Detienne, Los maestros de verdad en la Grecia arcaica, que tiene precisamente a Gernet como el autor incomparablemente más citado, con hasta 45 referencias, de las cuales transcribo aquí la que me parece más idónea y autosuficiente: "En el estudio Droit et sociéte L. Gernet escribe: 'El derecho que empieza a aparecer en escena no lo hace como una técnica especial y profesional: emana, ya como tal, de la vida de los juegos; hay continuidad entre la costumbre agonística y la costumbre judicial". Lo cual apunta al hecho de que el agón se traslada de la competición deportiva a la controversia judicial, pero al fin se conserva en cuanto oposición entre dos partes: en el estadio hay una lucha de cuerpos, en el juzgado hay una de palabras. El extraordinario hallazgo de Gernet sobre el primitivo origen del derecho conforme al esquema de "partes" del agón tiene toda la importancia histórica de un modelo de derecho procesal que pervive todavía hoy: la fórmula dual de controversia entre "acusación" y "defensa" queda perpetuada en el nombre mismo fijado en el derecho: "juicio contradictorio".
No podría haber sido más que la siempre perspicaz e hiperactiva presidenta de la Comunidad de Madrid la que agarrase al vuelo la posibilidad de explotar publicitariamente la ya de por sí desaforadamente delirante explosión de victoria entre los españoles, decidiendo hacer con ella márquetin de Estado, mediante la exposición de la Copa de Oro en la Puerta del Sol, para que todos los madrileños pudiesen adorarla como si fuese el Santísimo Sacramento. Naturalmente, no podía ser más que la auténtica de oro y no una de yeso bañada en purpurina, porque esta sería tan fraudulenta a efectos de irradiar Gracia Santificante como una hostia de cartulina blanca recortada en forma de círculo, y nuestra siempre fidedigna lideresa podría tal vez dar gato por liebre en cualesquiera baratas laicidades o profanas batallitas de una vida política en estado de creciente pequeñez, pero nunca en un rito que ella misma, desde su incontestable Fe en España, desde su congénita y profunda españolez, ha querido instituir con carismática categoría sacramental. Por último, para representar al equipo triunfador, no se ha puesto una camiseta de color rojo, que es, por así decirlo, el color titular de la selección, sino que ha preferido endosar una camiseta verde y con el número 1, lo cual está, en sentido objetivo, enteramente puesto en razón, dado que eran el color y el número de Casillas, que no solo ha sido capitán del equipo, sino también uno de los grandes "héroes" de la Selección. Pero en esto tampoco puede excluirse la motivación de una arrière pensée de nuestra siempre rápida y avispada presidenta, sugerida por el azar de que Casillas sea nativo de la provincia de Madrid, en el sentido de aprovechar el dato para dejar un poco de lado a los catalanes, demasiado numerosos en la Selección y con sus propios "héroes", y sobre todo el otro capitán, aunque en África fuera de servicio, Puyol, con su gol de cabeza viniendo desde atrás, como el tebano Pelópidas en Leuctra contra los espartanos. La publicidad que buscaba nuestra siempre omnipresente hiperpresidenta quería ser central, no, en modo alguno, periférica, y solo la que, por feliz coincidencia, se le ofrecía con el castellano Casillas podía ser, para ella, verdadera publicidad de la ya descaradamente designada como "Marca España".
La explotación publicitaria que por obra del Estado y no menos por los medios de comunicación ha tenido esta famosa Victoria de España, rematada por el obsceno culto de la Puerta del Sol, en que los adoradores de la Copa de Oro recordaban a los de la procesión del Corpus de Toledo, que más que a adorar al Santísimo -cosa que puede hacerse en cualquier parte- parecen haber ido a adorar esa secular montaña labrada en oro y pedrería que es la custodia de Arfe, no puede dejar de provocar un repeluco hacia el deporte en general como el que le hizo decir a Leon Bloi: "Creo firmemente que el deporte es el medio más seguro para producir una generación de cretinos dañinos". A veces, en efecto, tan dañinos como los nazis, acerca de los cuales José Ignacio Barbero en su excelente introducción a su propia selección de distintos autores, que titula Materiales de sociología del deporte, nos da esta información: "Hitler convirtió los Juegos Olímpicos en un asunto de vital importancia para el Estado, en una oportunidad histórica para mostrar al mundo los logros del nacional-socialismo y del Tercer Reich"; y en nota a pie de página da una cita de un manual de Kurt Münch: "Todo atleta y deportista del Tercer Reich debe servir al Estado... El deporte alemán es, en el sentido total del término, político". Todos conocen las acciones y propósitos políticos, inmensamente criminales, que a continuación se perpetraron por mano de los propios seguidores de esa doctrinaria concepción de los deportes.
En fin, el patriotismo es una mala pasión, que, con la ya más arriba mencionada indiferencia ante lo cruento o lo incruento (que me parece que al menos en el fútbol hace sólo 30 años no era así) se sustenta y perpetúa en el hecho de que la Victoria, deportiva o guerrera, sea el único o máximo instrumento de autoafirmación colectiva. La mera idea de "lo colectivo" muchos la ennoblecen, porque no es personal; lo personal suele ser arbitrariamente tachado de individualismo y egoísmo; lo colectivo, en cambio, pertenece al Nosotros. Convendría, por tanto, señalar que el Nosotros no sólo en la gramática es tan persona como el Yo, sino también, por añadidura, como se ha visto en la unanimidad del Totalitarismo, muchísimo peor persona.
Publicado en El País
sábado, 7 de agosto de 2010
Luis Buñuel, una visión de Max Aub
Largo pie para una fotografía de LB por las calles de México
por Max Aub
Le fascina lo ilógico, que no tiene verbo, lo absurdo, que tampoco disfruta de tal; lo que sí, que tampoco se puede declinar. Sólo es o no es. No cuenta lo que se puede rechazar, rehusar, desechar, despedir, refutar, verbos regulares. Sí lo irracional, no lo arbitrario; la arbitrariedad, no lo inverosímil; la inverosimilitud, no lo imposible.
El despropósito, la enormidad, el desvarío, el delirio, (ni la locura ni el devaneo), la burrada no la necedad; la impertinencia mas no la extravagancia. Le encanta la insentatez, la incoherencia, la desconformidad, la ficción, el sueño, el esperpento, las apariciones; a veces, la patochada, el absurdo, la contradicción si es oposición, el contrasentido, las paradojas, el disparate, el desbarro. Delirar, no llevar pies ni cabeza; pero nunca hablar a tontas y a locas. Lo irracional, ante todo, por lo racional. Cierta brutalidad por lo que tiene de bestialidad. Lo irrazonable, lo disparatado ( que no son lo mismo: lo disparatado puede ser razonable ). Lo inconveniente para lo que se tiene burguesamente por ello. De allí su gusto por lo inmoral desde el ángulo de la buena educación y por la pornografía, así se llame erotismo por lo fino.
Prefiere los nombres a los verbos: ni disparar, ni desbarrar, ni desvariar, ni soñar ni delirar, sino lo sustantivo de los sustantivos: los disparates, los sueños, embutidos en la realidad más vulgar y cotidiana.
Apaga y vámonos antes de pasar al humor, la ironía, al donaire, la broma, la burla, la sátira, el sarcasmo, lo cáustico, lo mordaz, la muerte de las ilusiones. Hágase la irreverencia, la desobediencia, la rebeldía, el descaro, el desdén, el menosprecio —sin llegar a la ofensa— la profanación, la blasfemia, la irreverencia; todo sin hacer disonancia: desprecio, ofensa, profanación y blasfemia. Entre dos aguas; haciéndose el inocente, para poder defenderse en caso necesario.
Ni crédulo ni incrédulo, ni religioso ni irreligioso, ni comunista ni burgués (ni mucho menos anticomunista), ni anarquista ni totalmente en contra, ni creyente ni increyente (en la magia, por ejemplo). Escéptico sin serlo, ni ateo del todo, tal vez —no lo creo— descreído, materialista hasta cierto punto, fiel e infiel, hereje sin saber de qué, anticlerical con lagunas, irreverente, libertino, sólo en principio impío; sacrílego sólo en las formas, descatolizado hasta el punto en que puede serlo un español, que no es demasiado. Hipócrita en el buen sentido de la palabra, que lo tiene. Atrevido sin querer. Amigo del desacato a las autoridades siempre que no entrañe peligro para él. Adelantado. Bien educado. Egoísta y espléndido. Amigo de ayudar. Difícil de enfurecer, pero no enemigo de dejarse llevar por su temperamento. Amigo de los excesos, lo infrecuente; monstruo normal; nada rencoroso; cascarrabias a veces; algo quisquilloso; malicioso; amigo de retruécanos, anfibologías y ambigüedades; no le importaban los contrasentidos ni la malicia ni la corrupción —teniendo muy en menos los vicios—. No le importan las mentiras si no provienen o buscan enredos, jamás toma el rábano por las hojas, ignora los malos pensamientos porque los descubre fácilmente. Ni fresco, ni amoroso, ni suave. Terco, pertinaz, duro, casado con sus opiniones, porfiado, cabezudo, tieso que tieso pero no duro de mollera, casi irreductible, sordo, impertinente, testarudo, obcecado, pero no fanático; constante, sectario, defensor de sus amigos; empecinado pero sin manías, cumple lo que promete y sabe lo que es hacerse responsable a pesar de su afición a lo irracional. Puntual sin falta, se sale de sí si los demás no lo son.
Amigo de papar moscas, mirar las musarañas, el frío, andar, matar el tiempo, la ociosidad y el buen vino, los aperitivos dulces, las cremas, la repostería, y si de comer se habla todavía no conozco plato —si bien aderezado— al que no le entre como valiente; no tiene, en la mesa, preferencias: lo popular y lo muy preparado en cocina de altos gorros y pinches le tientan por igual. Come —comía ¡ay!— como un tudesco, un gabacho, un aragonés. Dicen: «Después de Dios, la olla»; para él tanto montan, a sus horas. Fue hombre de convites, gastrónomo de taberna y tragaldabas de restaurantes de los más nombrados. Polífago.
Parcial, con preferidos, predilectos, favoritos, debilidades por quienes tal vez no las merecían (¿quién no?), prejuicios (pero capaz fácilmente de echarlos por la borda), obstinado, intolerante, con ciertas obsesiones, de buenas costumbres, sin importarle el que dirán, parece más caviloso, por los años, de lo que es y está.
Inteligente, crítico arbitrario y por lo tanto excelente. Amigo de sus amigos, cuanto más viejos mejor, por su amor a la vida.
Respetuoso del azar. Amante de lo ilógico. Cara de verdugo; de andar ya recargado por sus años, poco dado a demostrar sus efectos, por ahí va al Supermercado, Luis Buñuel a comprar sardinas frescas, si las hay; Noilly-Prat, si se encuentra una botella. Incapaz de viajar con un paquete, feliz de que un amigo le traiga uno de Gitanes. Contradicción hecho arte.
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