GROCK
Apodo de Adrien Wettach, artista circense suizo nacido en Reconvilier, Cantón de Berna, en 1880, y fallecido en Imperia, Italia, en 1959. Alcanza fama mundial como payaso, aunque también fue acróbata y músico. Publicó en 1948 "Sin bromas", y en 1956 "No es posible", su expresión habitual al finalizar cada actuación.
El suizo Karl Adrien "Grock" Wettach (1880-1959) se convirtió en la estrella del entretenimiento europeo con el nombre de "Grock, el payaso". Su payaso de tipo Augusto actuó con diferentes compañeros en circos, teatros y teatros de variedades durante casi 60 años. El músico virtuoso, podía tocar 24 instrumentos y hablar varios idiomas, se convirtió en rey de los clowns a principios de siglo.
Grock actuó para algunas de las realezas europeas. También inició un exitoso negocio publicando música aprovechando sus populares canciones. El que en un tiempo fuera el artista más bien pagado de Europa se arruinó tras comprar una carpa de circo para su espectáculo de variedades tras la Segunda Guerra Mundial, pero se recuperó económicamente tras varias giras de éxito.
Su última actuación, a la edad de 74 años, fue el 30 de Octubre de 1954 en Hamburgo, Alemania. Se retiró al castillo que había hecho construir en los años 20 en la Riviera francesa.
Grock, cuyo nombre real era Charles Adrien Wettach nació el 10 de enero de 1880 en Reconvilier, Suiza y murió el 14 de julio de 1959 en Imperia, era un clown cuyos números con el piano y el violín se convirtieron en proverbiales. Hijo de un fabricante de relojes, se convirtió en acróbata amateur y se le permitía pasar cada verano con un circo, donde empezó como saltimbanqui y más tarde como violinista, pianista y xilofonista.
Se convirtió en la pareja de un clown llamado Brick y cambió su nombre por Grock en 1903. Juntos actuaron en Francia, en el norte de África y Sudamérica. Cuando Brick se casó, Grock se unió al famoso payaso Antonet (Umberto Guillaume). En Berlín, intentaron cambiar la arena del circo por un escenario, primero fracasaron, pero tras aprender las técnicas necesarias hasta dominarlas a la perfección lograron un contrato en Londres en 1911.
Dos años más tarde, Grock perfeccionó las aventuras de un bobalicón con instrumentos musicales que hizo reír a muchas audiencias europeas - con su problema por saber dónde habían ido las cuerdas cuando sostenía su violín con el lado contrario hacía arriba-. En 1924 abandonó Inglaterra y continuó en el continente europeo hasta su actuación de despedida en Hamburgo en 1954.
Grock escribió varios libros, entre ellos su autobiografía, Die Memorien des Königs der Clowns (Las memorias del rey de los payasos).
Sus actuaciones han sido conservadas en una película.
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