21.30
El nombramiento de Omar Suleimán como vicepresidente ha tenido que provocar inmensos suspiros de alivio en Israel. El Gobierno israelí apuesta por la continuación del régimen de Mubarak sin Mubarak, en el caso de que su permanencia en el poder sea imposible. En realidad, lo que prefiere es el fracaso de la rebelión. Netanyahu ha ordenado a sus ministros que no hagan declaraciones públicas sobre la situación de Egipto. Es lógico. Los comentarios a favor de Mubarak sólo harían más probable su derrocamiento.
El miércoles, el diputado laborista y ex ministro de Defensa Binyamin Ben-Eliezer dijo lo que piensan todos:
I don't think it is possible [for there to be a revolution in Egypt]," Ben-Eliezer was reported as telling Army Radio. "I see things calming down soon. Israel cannot do anything about what is happening there. All we can do is express our support for Mubarak and hope the riots pass quietly.
Ben-Eliezer pasa en Israel por ser uno de los políticos que mejor conocen el mundo árabe. Ése es el nivel.
Israel se ha pasado décadas defendiendo el argumento de que una paz completa con los países árabes es imposible por el carácter dictatorial de sus regímenes. No tenemos la suerte de vivir al lado de Suecia o Suiza, solían decir a los periodistas. Todo era teatro. La idea de que una corriente democratizadora se deslice a través de los muros de Oriente Medio les preocupa muchísimo. ¿Cómo iban a aceptar los egipcios que su Gobierno colaborara con Israel en el bloqueo de Gaza? ¿Qué Gobierno se iba a presentar las elecciones con un programa que defienda mantener relaciones con Israel mientras los asentamientos convierten en imposible la idea de un Estado palestino?
Como mínimo, los principios islamistas de los Hermanos Musulmanes tendrían más peso y visibilidad en la sociedad egipcia. Serían mucho más incisivos si no se arriesgaran a acabar en una prisión. De momento, los Hermanos han mostrado muy poco interés en hacerse con el poder y han tenido un papel muy secundario en la rebelión sin hacer ningún intento por protagonizarla. Sólo han pedido un Gobierno de unidad nacional en el que estén todas las fuerzas políticas.
Israel necesita dictaduras árabes controladas por EEUU que no respondan a las ideas y revindicaciones de la gente.
Desde luego, en el futuro dirán: no podemos llegar a acuerdos de paz con gobiernos que pueden ser derrotados en las próximas elecciones. Los que vengan después pueden ser peores.
Y así, en un escenario político completamente diferente, se mantendrá la línea maestra de la política israelí: la paz es mucho menos interesante que la victoria.
20.40
El Ejército, con mucha mano izquierda, interviene para impedir un enfrentamiento entre manifestantes y policías cerca de la plaza Tahrir, en El Cairo. Casi se diría que intenta proteger a los primeros colocando los blindados como barrera.
20.30
Obama decía, como lo hacen todos los presidentes norteamericanos, que Egipto es un aliado fiable de EEUU. Habría que decir que son los militares egipcios los que tienen que estar agradecidos. El pueblo no se ha beneficiado tanto.
En este gráfico sobre la ayuda de EEUU a Egipto desde 2001, la zona roja corresponde a la ayuda militar y la azul, a la económica. Están claras las prioridades.
17.10
Otro militar. Ahmad Shafiq (ex jefe de la Fuerza Aérea), nuevo primer ministro.
16.30
La TV pública egipcia informa que Mubarak ha nombrado vicepresidente a Omar Suleimán, jefe de los servicios de inteligencia desde 1993. El puesto estaba disponible porque Mubarak nunca se había tomado la molestia de nombrar a nadie en el cargo desde que llegó al poder.
Suleimán es una figura misteriosa para la opinión pública egipcia. No lo relacionan tanto con Mubarak porque, al menos públicamente, no se ha implicado en la política interior del país. A lo largo de años, sí ha tenido un papel fundamental en las negociaciones entre palestinos e israelíes.
El nombramiento supone un gran alivio para Washington. Ahora tiene más motivos para pedir la jubilación de Mubarak al existir una alternativa viable de continuidad. Tanto es así que no sería extraño que EEUU haya tenido una intervención decisiva en el ascenso de Suleimán.
En ese caso, podría ocurrir que, solucionado el problema de la sucesión, la dimisión de Mubarak sea cuestión de horas.
Para los jóvenes cairotas, es otro miembro más de la élite del país pero es imposible saber cómo se recibirá su nombramiento. En cualquier caso, no están pidiendo reformas, sino el fin de la dictadura. Y Suleimán ha sido en la sombra una pieza clave del régimen.
14.10 The Arabist ha sido testigo de la singular relación entre el Ejército y los manifestantes.
Going around central Cairo today, it strikes me the deployment of the army is quite meager considering the circumstances. The crowds are very pro-army, I filmed an amazing moment when a charismatic one-star general addressed the public and spoke of the importance of maintaining public order. People kept shouting, are you with or against Mubarak? He answered that his mission is making sure the looting stops, and that the issue of who governs if the people's decision, not the army's, and that government should be civilian
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Una buena medida de la credibilidad de Mubarak se mide en el número de manifestantes que ya están en la calle en Egipto. Al Jazeera los cifra en unos 50.000 en la zona céntrica cercana a la plaza de Tahrir donde hay convocada una concentración a las tres de la tarde. En Suez y Alejandría también hay gente en la calle. El toque de queda en las grandes ciudades se ha adelantado a las cuatro de la tarde. Ayer casi nadie lo respetó.
Esta mañana, el Gobierno ha presentado la dimisión, cumpliendo las órdenes dictadas por Mubarak. Ya sabemos que no es algo que vaya a impresionar mucho a la gente. Ni siquiera sabrán los nombres de muchos ministros.
Según Al Jazeera, el número de muertos desde el inicio de la crisis llega al centenar y el de heridos a 2.000.
Al igual que ayer, la gran incógnita es la actitud del Ejército. ¿Ligará su destino al de Mubarak? No hay que engañarse. El alto mando militar disfruta de los privilegios necesarios como para residir cómodamente en la élite del país. Pero si ordenan disparar sobre la gente y algunas unidades militares se niegan a hacerlo, sería el fin repentino del régimen. No habría ninguna posibilidad de un transición ordenada hacia lo que sea con el Ejército como árbitro y quizá la institución más respetada. Se puede robar durante mucho tiempo, y convertirse en el salvador de la nación si das al dictador el empujón final para que desaloje el poder.
But deploying tanks is a sign of desperation, and raises the question of when the military might begin to doubt Mr. Mubarak’s viability. The tipping point could come, analysts believe, if the military is ordered to fire on demonstrators in any large numbers. It is one thing to protect government buildings from looters, but something else to tarnish the reputation of the army by killing citizens, they said.
“If the military fires on civilians after demonstrations that are clearly popular, that will imperil the standing of the military, its integrity,” said Samer Shehata, a professor of Arab politics at Georgetown University. “This time the institution’s future is at risk.”
De momento, el Ejército continúa limitándose a la vigilancia de los edificios públicos, incluido el Museo Egipcio.
Al igual que ayer, la mejor forma de seguir la rebelión egipcia es Al Jazeera.
Soy un ateo convencido. No agnóstico, sino ateo. Niego la existencia de dios. Qué barbaridad, ¿cómo puedes negar la existencia de dios? Demuéstramelo. Parafraseando al gran Richard Dawkins en su legendaria charla de TED de 2002,respondo: no me corresponde a mí demostrar la no-existencia de dios. Sois vosotros, los creyentes, los que tenéis que probar que dios efectivamente existe.
Personalmente, yo también niego la existencia de los unicornios, de los centauros y de los concejales de urbanismo honrados. Dios es simplemente una cosa más en la que no creo. Por qué no, yo podría defender la existencia de una cafetera orbitando alrededor de Marte, fundar una religión en torno a eso, acusar de hereje a todo aquél que lo niegue, y además pedirle que justifique esa no creencia con algún tipo de prueba so pena de quemarle en la hoguera. Es curioso que lo de la cafetera sideral le resulte un despropósito a cualquiera con dos dedos de frente, y lo de la religión no.
Conozco a unos cuantos eminentes científicos e ingenieros que además son profundamente religiosos. Gente que sabe de la eficiencia del método científico y que le confían a ese método la construcción de aviones, barcos y puentes de los que dependen vidas humanas. Y nunca les falla. Lo sorprendente es que esa misma gente luego trague con las inmensas ruedas de molinos de los dogmas religiosos.
Si yo le digo a un físico teórico que he construido una máquina que contradice cualquiera de los principios de la termodinámica, me dirá que es imposible, me lo demostrará en un papel, y ni siquiera me dará la oportunidad de enseñarle mi diseño. Sin embargo si ese físico teórico es además católico en algún momento habrá tenido que tragar y asumir como ciertas cosas como que Jesús de Nazaret nació de una virgen, que hizo milagros que contradecían a la vez varios principios de la termodinámica y que resucitó y ascendió a los cielos, entre otras perlas.
Me sorprende tanto rigor para unas cosas y tan poco para otras. Tan meticulosos en unas cosas y tan relajados y permisivos en otras. Sobre todo cuando unas cosas y otras son contradictorias, porque la multiplicación de los panes y los peces y la ley de conservación de la masa no parecen, así a primera vista, demasiado compatibles. Al principio pensaba que estos científicos creyentes eran capaces de distinguir entre mito y realidad, pero me temo que estaba profundamente equivocado.
Un creyente no piensa que su religión es un mito. Yo sí que pienso que su religión es un mito, pero ellos no, porque creen en ella. Creo que es muy importante poder distinguir entre mito, parábola y realidad. Poder discernir entre hecho histórico contrastado, ley física probada empíricamente y personaje mitológico más o menos inventado con el objetivo de contar una historieta con moraleja. Se pueden extraer buenos hábitos y buenas enseñanzas de las religiones, incluso sin ser creyente. También se pueden extraer buenas enseñanzas de la trilogía de El Señor de los Anillos, y sin embargo saber que lo que se cuenta ahí realmente no sucedió. Si esto se toma demasiado en serio, se corre el peligro de que alguien llegue a creer de verdad que Gandalf fue un personaje histórico, que Sam, el hobbit, derrotó heroicamente a una araña gigante en la legendaria batalla de Torech Ungol durante su peregrinación anual a Módor, y acabar vendiendo estampitas conmemorando los triunfos de Sam, el hobbit, frente al reino de los artrópodos.
Hace no mucho que regresé de un viaje por Siria y Líbano, los dos países que me quedaban por conocer de Oriente Medio. Hay algo de esa zona del mundo que me atrae enormemente. Posiblemente el mar de contradicciones en el que viven todos y cada uno de sus habitantes. Unas contradicciones que resultarían muy divertidas de no ser por las demoledoras consecuencias políticas y sociales que están teniendo en la zona.
Hay 2 tipos de musulmanes en este mundo: los suníes, que representan al 90% del Islam y los chiíes que son el otro 10%. La principal diferencia entre ambos radica en un sobrino de Mahoma llamado Alí. Los chiíes creían que Alí era el sucesor legítimo de Mahoma, y los suníes no. ¿Ah, no? Pues me escindo. Y ya no te adjunto en Facebook.
Desde el año 632 en el que sucedió esto hasta la fecha, no sólo no se han puesto de acuerdo, sino que se han ido distanciando cada vez más hasta el punto de haber provocado guerras por un “quítame de aquí a este sobrino”. Muy parecido a la rivalidad entre el Frente Judáico Popular y el Frente Popular de Judea de La Vida de Brian, pero en macabro. En 1948, la ONU metió con calzador al estado de Israel en lo que los británicos conocían como Palestina. En una especie de Principio de Arquímedes religioso, la entrada de los judíos desplazó a los palestinos (musulmanes suníes en su totalidad) fuera de su recipiente, y muchos de ellos fueron a caer a la cacerola del Líbano. Allí se encontraron con unos simpáticos falangistas cristianos y se lió la de dios es cristo (nunca mejor dicho) desencadenando la guerra civil del Líbano (1975-1990). Moros contra cristianos. Sólo hacía falta soltar una vaquilla por el pueblo. Y esa vaquilla se llamó Israel, que aprovechó la confusión para meter unos pocos tanques en su país vecino con la excusa de ayudar a los cristianos.
No es que los judíos se hayan llevado históricamente bien con los cristianos (fueron los judíos los que condenaron a Jesucristo a la cruz e hicieron rico a Mel Gibson), pero entre cristianos y palestinos, la verdad, no parecía haber mucho color. ¿Y los chiíes? Pues ahí está lo sorprendente: en lugar de tomar partido por los suníes (musulmanes como ellos, al fin y al cabo), salieron a la calle a jalear la entrada de los tanques Israelíes, simplemente porque iban a apoyar a los cristianos que iban en contra de los suníes. Están locos estos asirios. Estos mismos chiíes son los que en la actualidad forman Hezbolá, una ONG de carácter ecologista que recoge escombros del Líbano, los mete en un cohete y se los lanza al país vecino para que los recicle. Y vive dios que los reciclan. Los reciclan y los devuelven multiplicados por mil.
Hay una mezquita impresionante en la ciudad vieja de Damasco, la mezquita omeya (los omeyas fueron precisamente los que se cargaron a aquel famoso sobrino de Mahoma, Alí, al que siguen los chiíes). Al lado de esa mezquita hay varios carteles en los que sale Bashar Al-Assad (el cacique local Sirio y posiblemente el tipo más fotografiado del planeta) abrazando a Hassan Nasrallah, secretario general de Hezbolah, chií de pro, y por lo tanto seguidor acérrimo de Alí, al que, repito, se cargaron precisamente los omeyas. Es como si en la plaza de San Pedro hubiese una foto del Papa jugando al parchís con Lutero. Hemos perdido el norte.
Y no se puede decir que al otro lado del río Jordán estén mucho mejor de la cabeza. Es probable que no sea un hecho demasiado conocido, pero cuando David Ben Gurión fundó el estado de Israel en 1948 con el beneplácito de la ONU, encontró sus más rebeldes opositores en…los judíos ortodoxos. ¿Por qué? Siéntense que ésta es de traca. Según la versión de El Señor de los Anillos de los judíos, el estado de Israel se debe refundar sólo después de la llegada del mesías. ¿Y cómo nos enteraremos de la llegada del mesías? Pues muy sencillo: cuando llegue el mesías, se levantarán los muertos que hay enterrados en el Monte de los Olivos (actualmente un cementerio judío), que tras lavarse los dientes entrarán en Jerusalén por la Puerta Dorada, arrasarán la ciudad y, junto con el mesías, reconstruirán el Templo de David donde ahora mismo hay una mezquita refundando así el estado de Israel. Y no ahora, Ben Gurión, que no te enteras. Manda huevos. Con lo sencillo que sería que el mesías se apareciese en Twitter anunciando su buena nueva.
Lo cachondo es que los árabes se han tomado en serio esta majadería y, no se lo pierdan, han tapiado la Puerta Dorada de Jerusalén, porque oye, con el jet-lag que van a tener los muertos cuando se levanten, no creo que se pongan a trepar muros. Eso y construir un cementerio árabe al lado del Monte de los Olivos, que muy mal se nos tiene que dar para que llegue el salvador, despierte a los muertos judíos y deje a los árabes durmiendo. Desde luego, cuando llegue el mesías en cuestión, se va a montar la de Puerto Hurraco. En versión zombi. Esto y sólo esto (su oposición a la formación del estado de Israel en el 48) es la razón por la que los ortodoxos son los únicos judíos Israelíes que están exentos de hacer la mili, y que, además, reciben una subvención del estado por pasarse la vida golpeándose la cabeza contra un muro. Hay un estado que paga a sus ciudadanos para que se den cabezazos contra un muro mientras esperan la rebelión de los zombis. Muy fuerte.
Estos chiflados, que resultarían entrañables encerrados en cualquier manicomio, son los responsables de decenas de miles de muertos que se ha cobrado conflicto de Israel con Palestina y que dura ya más de 60 años. Estos tipos se llevan pegando tanto tiempo básicamente por culpa de una piedra. Una piedra que, según El Señor de los Anillos judío, fue donde Abraham intentó sacrificar a su único hijo Isaac como prueba de fe hacia dios, y donde un arcángel sin identificar (sospecho del Juez Garzón) le paró la mano y le puso un cordero donde antes estaba Isaac, porque oye, el caso era matar algo, y es de muy mala educación dejar a Abraham con el hacha en la mano. Encima de esa piedra Salomón construyó su templo, Nabuconodosor lo destruyó y David lo recalificó para que finalmente fueran los romanos los que pusiesen fin a tanta locura especulatoria.
Ya es mala suerte que esa misma piedra figure en El Señor de los Anillos islámico como el sitio en el que Mahoma ascendió a los cielos. La misma piedra, no la de al lado. Así que los árabes aprovecharon su paso por la zona para construir una templo islámico encima de la piedra en cuestión y lo rodearon de la famosa esplanada de las mezquitas, de forma que en la actualidad los musulmanes rezan justo encima de donde los judíos se golpean la cabeza. Y todo eso con el beneplácito de la comunidad internacional. Yo personalmente soy partidario de poner esa piedra en órbita y mandarlos a todos a pegarse por ella a la Estación Espacial Internacional.
La religión es una herramienta inventada por el hombre, y que en su día servía para morir más tranquilos, explicar lo inexplicable y dotarnos de cierta transcendencia. La humanidad ha ido evolucionando y la religión no. Su papel se ha ido reduciendo gracias al avance de la ciencia y aunque sigue siendo una herramienta útil para mucha gente hay que saber acotarla para que no se convierta en un boomerang y te acabe partiendo una ceja. Hay que educar muy bien a la gente en las artes profanas y tener mucho cuidado con lo que se cuenta sobre las religiones, porque es muy fácil mezclar a Jesucristo con los elfos, pensar que Gandalf es tan real como Sócrates o Julio César y estropear una sociedad entera cuya única obsesión será encontrar el anillo de poder y llevarlo a Mórdor para destruirlo.
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“Y de pronto no estaba el pájaro en la rama”, cantaba Enrique Morente por granaína y el quejío era luminoso. Y de pronto no está Enrique y nos hemos quedado solos, ciegos como los saeteros. Con toda la tragedia de Lorca cargada al hombro, “se cayeron las estatuas al abrirse la gran puerta”. Y ni ojos para llorar, ni aunque nos cortemos la mano derecha… Enrique se ha ido “con un guante mercurio y otro de seda”. Lorca está rebotando por todas la paredes. Y detrás de él, todos los poetas. El flamenco, toda la música y arte en grado de excelencia están llorando flores “de tos colores”.
No le gustaba que le dijeran maestro. Le sonaba como a guasa. Con esa guasa tan suya, porque la vida es tan amable, solía repetir: “Estamos vivos de milagro”. Y más aún, lanzaba con una risilla pícara: “Hemos salido ilesos”. Morente estaba siempre dispuesto a encajar el desastre. La afición no tenemos esa suerte. Adonde quiera que vaya en este viaje, que sepa el maestro que estamos muy heridos, viendo pasar el carrito de la pena. Recuerdo escucharle decir cuando algo se había torcido en el escenario por cosas técnicas: “Perdonar, pero es que también tenemos que arreglar los sentimientos”. Pues en eso estamos, huérfanos y sin consuelo. Esta vez sí que el mundo se ha parado y no va dar otra vuelta.
Hombre de pensamiento paradójico, Enrique Morente enseñaba aprendiendo. Era el cantaor más antiguo y el más moderno, todo a la vez, en orden y concierto. En la última entrevista para el diario Público, cuando la publicación del disco “Morente flamenco” (2009), me dijo: “Soy un cantaor sin identidad”. Quería decir que se estaba encontrando a sí mismo a cada rato. Sabía que su madre cantaba y que él empezó a cantar de chavalín, siendo seise (niño de coro) en la catedral de Granada. La fascinación por el canto gregoriano está en toda su obra, y cómo no, en su disco “Misa flamenca” (1991).
¿Cantando misas Morente?, se preguntará algún desprevenido. Pues sí, pero presten atención a las letras. Son las de ese mismo cantaor “rojo”, de izquierdas cuando ese pensamiento no estaba devaluado. Morente es ese cantaor que protagonizó en el San Juan Evangelista el concierto más breve de la historia del flamenco. Fue la noche de aquella célebre “ascensión” de Carrero Blanco. Antes de la suspensión por la autoridad competente, solo le dio tiempo a Enrique de cantar este fandango: “Pa ese coche funeral/ yo no me quito el sombrero/ porque el hombre que va dentro/ me ha hecho a mí de pasar/ los más terribles tormentos”.
De muy jovencito llegó Morente a Madrid, a buscarse la vida como profesional del cante. Se arrimó a los viejos maestros: Pepe de la Matrona, Bernardo de los Lobitos, Juan Varea… Rafael Romero “El Gallina” le empujó para cantar en los tablaos. Y no paró Enrique de aprender desde entonces. Siempre con la misma interrogante: “¿Nos estaremos equivocando?” Firme en sus acciones y con la duda en el pensamiento, Morente ha sido un faro permanente.
Al igual que otros dos prometeos de su generación, Paco de Lucía y Camarón, Enrique ha estado creando sin cesar, conquistando públicos nuevos, los jóvenes, a golpe de verdad y de arte. Pero en su caso, la cantidad de perfiles es tal que no es extraño que en esta última época anduviera a vueltas con Picasso. Por todas las esquinas veía y vivía Enrique la música. Hiciera lo que hiciera era flamenco, con una suerte de cubismo elevado al cubo.
Los primeros discos “Cante flamenco” (1967) y “Cantes antiguos del flamenco” (1968) ya entregan a un cantaor plenamente formado, un joven de solo veinticinco años que ya está en posesión de los “misterios” del flamenco. El deslumbramiento de la poesía le llega con la obra “Homenaje a Miguel Hernández” (1971). En un mismo año, 1977, publica dos cumbres: “Homenaje a D. Antonio Chacón”, donde reivindica heroicamente al añejo icono, y “Despegando”, con la guitarra hermana de Pepe Habichuela, donde el gran juego de las arquitecturas tonales de Enrique deja pasmado al respetable.
Enrique ha emigrado a tierras mexicanas, donde conoció a los supervivientes del exilio republicano. Y allí, lejos de España, descubre más profundidades de la poesía española. San Juan de la Cruz, Alberti, Machado, Lorca, Bergamín, León Felipe, Pedro Garfías… Y ya puestos, que Cuba queda muy a mano, Nicolás Guillén. La discografía de Enrique Morente, fulgurante y atrevida donde las halla, recoge todas esas sensibilidades, les da una inaugural coherencia. Hasta la carta con las últimas llamadas de socorro de un moribundo y pobre de solemnidad Miguel de Cervantes ha cantado Enrique con una belleza y una veracidad que llenan de gloria.
La música caribeña, la música magrebí, las voces búlgaras, el rock o el jazz, tantos amores ha cortejado Enrique. Y de entre lo más inesperado y gozoso, “Omega” (1996), donde la poesía más rompedora de Lorca y las canciones de Leonard Cohen conviven con la pasión rockera del grupo granadino Lagartija Nick. En estos días de zozobra, he estado escuchando una tras otra las grabaciones de varios conciertos que Morente realizó en el madrileño colegio San Juan Evangelista a lo largo de los últimos veinte años. Ha sido la manera particular de prepararme para lo que todavía no me creo. Enrique Morente se ha ido. ¿Y ahora que hacemos?
¿Sabíais que el aeropuerto de Londres-Stansted es el más moderno de los cinco aeropuertos de Londres? ¿Sabíais que la terminal fue diseñada por Norman Foster; que es una estructura oblonga de cristal con techo flotante en forma de pirámides invertidas que proporciona una cantidad insólita de luz natural al interior, y que además da la impresión de ser un cisne levantando el vuelo?
¿LO SABÍAIS?
Yo tampoco. Pero ahora sí lo sé, porque llevo más horas metido en esa terminal de las que he pasado metido dentro de una mujer en todo lo que va de año.
Y me ha dado tiempo de documentarme sobre unas cuantas cosas más, aparte de sobre la construcción de este aeropuerto, que como bien dice el maestro Yuri, bien podría llamarse Cambridge-Sur, porque está bastante más cerca de Cambridge que de Londres.
Razón por la cual no he aprovechado el tiempo perdido para darme una vueltecita por la National Gallery.
En lugar de eso, me he agenciado un enchufe, y he estado diecisiete horas pegado a la pantalla del ordenador. He escrito medio capítulo de una serie, me he visto una película que no conocía y que el amigo Roberto Goñi me recomendó encarecidamente, Sweet Smell of Success; me he comprado en Amazon On Film Making, el libro que escribió su director, Alexander Mackendrick; he perdido el tiempo con Facebook, Twitter, etcétera… y he indagado un poco sobre la postura de los controladores aéreos.
Hace unas horas estaba muy cabreado con los controladores aéreos. Mucho. Luego recordé que, en una huelga, la razón siempre la tienen los huelguistas. Y es que no sé ustedes, pero yo todavía no conozco a nadie absolutamente que decida ir a la huelga (o ya puestos, a la cárcel) sin tener un buen motivo para ello.
Y entonces decidí hacer un ejercicio imprescindible, fundamental para un guionista: ponerse en el lugar de todos los personajes. Para un espectador, en las películas hay buenos y malos. Para un guionista, no. Para un guionista hay gente con posturas encontrados, con motivaciones irreconciliables. Gente en conflicto.
Pero un buen guionista no toma partido. Un buen guionista trata de entender y hacer entender los motivos de cada persona por hacer lo que hace. Creo que ahora, después de indagar la postura de los controladores, he conseguido entender sus motivos. Y los del Gobierno. Voy a ver si consigo hacérselos entender a los lectores, al menos tal y como yo los veo.
Lo cierto es que sigo muy cabreado con los controladores aéreos.
POR NO HABER CONTRATADO A UN GUIONISTA que les hiciera un buen documental.
Porque realmente merece un documental, el asunto. Que en España, en el año 2010, haya empleados públicos trabajando 28 días al mes; sin permisos de maternidad; con cambios de turno arbitrarios y sorpresivos; haciendo más horas extra de las que permite la ley; teniendo que trabajar 1670 horas al año independientemente del tiempo que estén de baja (¿qué pasa si te operan de algo chungo y estás tres meses en cama? ¿Luego NO SALES DEL CURRO EN NUEVE MESES?)… Todo eso es para hacer un documental. Pero si además resulta que esos empleados son los que, básicamente, manejan las vidas de cientos de miles de personas cada día… Eso es para echarse a temblar.
Si esto fuera una película, y lamentablemente no lo es, estaría clarísimo quién es el malo: el Gordon Gekko de turno que tiene todas las papeletas para quedarse con AENA cuando el Gobierno la privatice. Ése es el que estaría tirando de los hilos -si esto fuera una película, quiero decir- para que Fomento y Presidencia hicieran algo tan increíblemente bestia como decretar el estado de alarma por primera vez en la historia de la democracia española.
Si esto fuera una película, la decisión de Blanco y Rubalcaba de aprobar precisamente el viernes que empieza el puente un decreto en el que, básicamente, se cagan en los derechos laborales de los controladores, sería una pura y simple provocación, una estrategia calculada para provocar este caos. Una jugada que les permita aparecer ante la opinión pública como unos salvapatrias que no paran mientes en llamar al Ejército para salvar la situación.
¿Saben a qué me recuerda esto? No a una película, sino a un episodio real de la historia de la democracia española: la elección de Jesús Gil como alcalde de Marbella. ¿Recuerdan lo que hizo ese tipo la noche en que salió elegido? Se fue a dar una vuelta por la zonas de copas y se puso a insultar a la gente: que si chorizos, que si gentuza, que si escoria, que si voy a limpiar esta ciudad…
Naturalmente, se montó un altercado. La gente le tiró de todo, le escupió… Tuvo que salir de allí escoltado por la policía.
¿Qué dijo Jesús Gil antes de montar en el coche? “Acabo de demostrar que sois unos alborotadores, y que hay que limpiar esta ciudad”. Que es exactamente lo que hizo.
Si esto fuera una película, que no lo es, alguien en Moncloa habría puesto ese episodio como ejemplo de la estrategia a seguir con los controladores. Y a Zapatero le habría encantado.
Mucha gente está recalcando la mala leche de los controladores al elegir precisamente el viernes que empieza el puente para montar este embolado. Y nadie quiere darse cuenta de que HA SIDO EL GOBIERNO QUIEN HA EMPEZADO, aprobando precisamente el viernes que empieza el puente un decreto alucinante, que pasará a la historia de la indignidad política y que será materia de estudio sobre legalidad laboral.
Si esto fuera una película, habría un final feliz sacado de la manga. Pero no lo va a haber. El final va a ser el mismo que el de la crisis de los controladores de Reagan: despidos masivos, vidas destrozadas, y privatización al canto. La opinión pública, borrega y estúpida como siempre, se olvidará del asunto, aliviada porque nadie le va a volver a joder las vacaciones. Los medios de comunicación, comprados y domesticados como Dios manda, mirarán para otro lado. Dentro de cinco o seis años, cuando el asunto llegue al Constitucional -y llegará- se demostrará que los decretos de ayer eran ilegales, pero para entonces ya dará igual.
Y sólo será dentro de un par de décadas cuando la gente comprenda lo que está pasando aquí: que el Gobierno de Zapatero ha decidido tunear las leyes, despreciar los derechos laborales, y hundir la vida de 2.000 trabajadores cualificados, con dos objetivos: primero, legitimar ante la opinión pública la privatización de AENA y el desmantelamiento salvaje de un colectivo que no ha querido pasar por el aro; y segundo, no reconocer que llevan años con una estrategia equivocada, cruel y, por cierto, carísima.
Porque pensemos una cosa: ¿Cuánto habría costado hacer las cosas bien? El único problema aquí es que hay pocos controladores. Repitan conmigo: HAY POCOS CONTROLADORES. El tráfico aéreo de España ha crecido una barbaridad en los últimos años. AENA ha reaccionado reduciendo a una cuarta parte el número de controladores nuevos incorporados. Resultado: HAY POCOS CONTROLADORES. Para poder mantener el tráfico aéreo, se les ponen un mogollón de horas extra. Los tipos no quieren hacer tantas horas extra, entre otras cosas porque su profesión implica una responsabilidad bestial, y un nivel de estrés incomparable. Así que presionan para cobrar esas horas extra a precio de oro.
En este punto, cualquier empresario o político con dos dedos de frente, habría decidido formar a más controladores. Pero ¿qué hace el Gobierno de Zapatero? Les sube el precio de las horas extra hasta niveles astronómicos… y luego agarra las cifras y se va a la prensa a decir: “mirad la barbaridad que cobran, estos señoritos”.
¿Se puede ser más demagogo? ¡Si cobran eso, es porque el Gobierno se lo ha dado! Repitan conmigo: HAY POCOS CONTROLADORES.
Entre las leyendas urbanas que el Gobierno ha hecho circula con la inestimable ayuda de sus medios de comunicación títeres, está no sólo los supuestos sueldos astronómicos de los controladores, sino también un pretendido poder para impedir que se abran más plazas de controladores. ¡Y la gente se lo cree! Pero ¿qué clase de hipnosis colectiva hay con este asunto? ¿En serio creen que existe un colectivo de empleados públicos que puede IMPEDIR QUE CONTRATE A MÁS EMPLEADOS PÚBLICOS? ¿Y con qué objetivo? Todas las reclamaciones de los controladores en los últimos años son sobre sus condiciones laborales: quieren trabajar en turnos razonables, quieren poder planificar sus vacaciones como todo el mundo, y quieren trabajar un número de horas razonables, tipo… no sé, 40 a la semana. ¿Cómo se consigue eso? Pues contratando a más controladores, claro. Porque, no sé si lo he dicho ya, pero HAY POCOS CONTROLADORES.
¿En qué cabeza cabe que estos tipos estén impidiendo lo que, a todas luces, es la única solución a su problema?
Si AENA no forma a más controladores, es porque AENA no quiere. En fin, si Fomento puede colocar a coroneles a dirigir el tráfico aéreo, algo me dice que también podrá convocar plazas de controlador. Claro que… si en la agenda oculta del Gobierno estuviera la privatización de AENA… Caramba, ¿no tendría mucha lógica que antes tratase de limitar lo más posible el número de plazas públicas en el sector?
Llevo 24 horas largas en este aeropuerto. Estoy cansado, ojeroso y contracturado. Pero cuando me monte por fin en un avión, quiero pensar que la persona que le da pista no es un tipo alienado, amenazado, insultado en la televisión y sometido a disciplina militar. Quiero que sea un tipo cualificado, bien pagado, bien dormido y orgulloso de su trabajo.
Por cierto, creo que todo lo que he dicho sobre los controladores se podría aplicar, en un 90%, a la problemática de la Guardia Civil.
Y ahora les dejo con un par de citas de opiniones de ésas que no aparecen en los periódicos ni en las televisiones, pero que se encuentran en dos minutos de googleo… si es que uno quiere encontrarlas. Una es del blog Sinergia sin Control, y la otra ha sido escrita por la controladora aérea Cristina Antón.
(…) El precio de la hora extra, a lo largo de los años, ha subido a precios absurdos; si un controlador dice “mira, no quiero hacer más horas, que si no, no tengo vida familiar” y se le dobla o triplica o decuplica el precio de la hora extra, o más, al final, acabará por echar dichas horas. Eso condujo a que el sueldo de los controladores, gracias a que AENA no quería (o no podía) cubrir la plantilla de manera normal, se disparase gracias a las horas extras.
“Entre ellas se encuentran los permisos sindicales, las imaginarias y las licencias y ausencias por incapacidad laboral.”
Es decir, si tienes un resfriado y te dan la baja médica, si eres controlador, esas horas no contabilizan. A mí esas horas sí me las contabilizan. Y a ti, casi con toda seguridad, también.
Y ahora, pongámonos otra vez en situación, en este fastuoso viernes; de repente, tu jefe se saca de la manga un decretazo unilateralmente aprobado que es una chapuza para parchear el anterior, deficientemente planteado. Y no se le ocurre otra cosa que sacarlo el Viernes del puente, acorralando a un colectivo que ya estaba cabreado y diciéndoles que van a trabajar horas gratis por sus cojones y que a partir de ahora, eso va a ser así. Y se lo juega todo a la carta “no tendrán cojones de parar todo el país”.
Y entonces, se entiende mucho mejor; que los controladores no han hecho esto por dinero, ni por joder a 300.000 personas. Han cometido un error, acorralados entre
1) darse por jodidos, callar la boca y trabajar
o
2) armarla parda.
Han elegido armarla parda, porque la gente se calienta, toma decisiones de repente y puede cagarla. Y la han cagado con todo el equipo.Pero el principal culpable aquí está saliendo por la tele, diciendo que es intolerable que los controladores hayan tomado rehenes, y que son unos vagos y unos cabrones. Y él ha tardado 13 días en encontrar una solución a una cagada SUYA y para taparla, ha sacado otro decretazo por cojones el día de inicio de un puente y jodiendo a otros por su cagada.
No defiendo a los controladores, pero no me gusta que me dirijan; no me gusta que me den una foto parcial, y me digan“mira, ese de ahí es el malo. escúpele”. No me gusta que el ministro de Fomento tome decisiones populistas en vez de tomar decisiones coherentes con la puta realidad.
Obviamente, no estoy afectado directamente por sus acciones. Obviamente, si lo estuviese, estaría hipercabreado. Pero no sólo con los controladores. Hay que plantearse quién tiene la culpa de esto inicialmente.
(…) En lugar de leer los periódicos pagados por el gobierno lee el Boletín Oficial del Estado, ahí está todo y luego decides lo que te crees y lo que no.
Otro dice que vivimos en un estado de derecho. Pues va a ser que no. El primer decreto ley que nos cascaron anuló nuestro derecho a la negociación colectiva violando la Constitución. Pues ahí está.
Me abren dos expedientes disciplinarios por escribir una mariconada de blog. Tengo dos juicios pendientes, que cada cosa que vosotros tenéis por ley yo tengo que ganarla en los tribunales y eso si tengo suerte, que si no me jodo, porque soy controladora y no se me aplica ni de coña la misma justicia que a vosotros lo creáis o no.
Mis huelgas las pactan sindicatos en los que no hay ni un controlador y me nombran servicios mínimos del 120%. Si eso es tener derecho a la huelga que baje dios y lo vea.
Ponemos a la opinión pública en nuestra contra: mentira, siempre lo ha estado porque nadie se ha molestado en escuchar los argumentos y datos que llevamos dando un año. Sólo oyeron 360.000 y no pasaron de ahí.
¿Para qué cojones creéis que nos han cascado tres decretazos y una orden ministerial?
En el primero nos ampliaron la jornada por el morro en seiscientas horas al año, que está de puta madre.
Nos crujieron el sueldo y resulta que todos sabéis lo que yo gano porque lo dicen en la tele. Pues tampoco es verdad ni por los cojones. No gano 200.000 euros al año por mucho que diga el ministro. Ni eso ni la mitad.
Si os molestaseis en mirar mejor, veríais que hace nada la directora de navegación aérea se soltó el moño diciendo que pedíamos más dinero saliendo de una reunión de la que existe un acta en la que no figura semejante petición. Un juez la obliga a retractarse, pero vosotros sólo oís lo que os da la gana. Y somos los malos para variar. Y de éstas hay mil.
Hemos presentado cientos de demandas por incidentes de seguridad, por irregularidades de todos los calibres. Van a parar al fondo de un cajón. Estamos recurriendo a tribunales europeos porque lo de España es el coño de la Bernarda.
En el segundo decretazo nos quitaron los descansos y se concedieron barra libre para ponernos a currar como animales y nos obligan a estar disponibles 365 días al año, 24 horas al día. Esto se lo comento a los médicos que me dicen gilipolleces, que ninguno curra todos los días.
Me obligaron a trabajar doscientas horas al mes a turnos de mañana, tarde y noche. Y para el subnormal que dice que trabajo como todo el mundo 40 horas a la semana, eso son 160. O sea, que yo trabajo el equivalente a cinco semanas en un mes de cuatro, cuando por ser trabajo a turnos debería currar bastante menos.
Al que le salga de los huevos que se lea cualquier estudio del efecto del trabajo a turnos sobre el organismo. La mitad de los que me ponéis a caldo dormís mal dos días y estáis hechos una mierda. Yo llevo haciendo turnos sin rechistar catorce putos años, así que no me jodáis.
Y es muy fácil imaginar mi curro desde vuestros sofás, durmiendo ocho horitas cada noche. Si venís a currar conmigo a turnos un mes en una semana no podéis con vuestros huevos.
No somos controladores suficientes, y es lo que hay. No damos abasto coño. No os queréis enterar. Nos exigís currar todos los días para tener vuestros putos puentes y vuestras putas vacaciones. ¿Dónde cojones dice que seamos vuestros esclavos? ¿Por qué vosotros tenéis todos los derechos del mundo y nosotros NINGUNO?
A pesar de que nos aumentaron un huevo las horas, como los de AENA son unos inútiles nos hicieron currar como putas en verano y se quedaron sin sus propias putas horas. Y yo no puedo trabajar por encima de lo que estipula la ley porque me meten en la cárcel.
Solución: otro decretazo, el de hoy, que hace desaparecer vacaciones, bajas, permisos, reducciones de jornada por maternidad etc y así salen horas por un tubo. Y con efecto retroactivo, que ya es para cagarse.
Vuestro puente de puta madre, y yo curro dieciséis meses al año.
Me decís que pobrecitos vuestros parientes, que no podéis ir a verlos. Yo he tenido UN fin de semana libre en nueve putos meses. Han operado a mi madre tres veces y la he visto cinco días.
Y os atrevéis a decirme que vuestras familias son más importantes que la mía.
Y ahora viene la mierda de los militares. Somos dos mil civiles, y no hay ni doscientos controladores militares aprovechables para hacer nuestro trabajo. Controlar no es conducir, y para que un militar haga mi curro tiene que saberse mi espacio aéreo, mis procedimientos, la geografía de mi zona de pe a pa. O sea, que necesita un par de mesecitos o más. Sin contar con que yo muevo sesenta aviones a la hora y ellos no pillan ni la cuarta parte. Por no decir que van tiesos de inglés para vuelos comerciales (…)
El que quiera ser un esclavo que lo sea, no me contéis que vuestros curros son peores, espabilad y luchad en lugar de lloriquear, pero yo defiendo el último derecho que me queda, que es el de pelear por recuperar mis derechos (lo que vosotros llamáis privilegios, que manda huevos) y mi dignidad profesional y personal.
Y si lo consigo bien y si no me largo del curro. Haceos controladores vosotros y así os curráis los puentes unos a otros y tan ricamente. Os va a encantar.
Mola que sólo a una persona le haya llamado la atención que en todo este tiempo no se haya oído a los controladores. No nos dejan hablar en la tele ni salir en los periódicos porque al Gobierno no le interesa que se conozca nuestra versión. Sólo tenéis la suya.