“Pensar en todo como un todo” es la base del conocimiento y representación del mundo de la cultura sami: el pueblo de Mari Boine (Finnmark, Noruega, 1956). La cantante pertenece al mundo sami (forma no contaminada de denominar al pueblo lapón) y pertenece a la “modernidad” occidental. De esa contradictoria convivencia nace su música. Educada rigurosamente en el cristianismo, lo primero en llegarle fueron los himnos religiosos. Después la inmersión y la investigación del canto y los ritmos chamánicos de los sami. "Empecé a finales de los 70, principios de los años 80, y creo que empecé a cantar y hacer música como una terapia para mí. No me planteaba ser artista; a veces, cuando estoy de gira, pienso que es una locura”, explica Boine.
Al igual que cualquier otro joven de su generación con radio, tocadiscos y televisión, Mari Boine entró en contacto con el “folklore global” del pop y el rock. Su interés por las letras encontró una puerta abierta a su propio mundo al cantar “Working Class Hero”, de John Lennon. Un estado de contradicciones y emociones encontradas que Mari describe: “Los colonizadores trajeron la cristiandad y dijeron a los sami que tenían que olvidar su religión primitiva, y la música es parte de esa religión. Mucha gente de la generación de mis padres no acepta la música, dice que es música diabólica que cantas cuando estas borracho; los colonizadores también trajeron el alcohol".
Mari Boine se expresa desde el joik, una forma de cantar que tiene su sentido en la relación que los sami establecen con la naturaleza. Su música enlazó con la onda de la canción protesta y la denuncia de las amenazas ecológicas. Los lenguajes empezaron a trenzarse. Al canto joik y los tambores de los rituales chamánicos se unieron los sonidos electroacústicos del pop-rock y los horizontes aportados por la world music. Este último circuito de las músicas del mundo marcó el futuro Boine. Empezó a actuar en los conciertos multiculturales de la marca Real World, el proyecto impulsado por Peter Gabriel. El sello “Real World” publicó su disco “Gula Gula” en 1990. El público global interesado en este tipo de propuestas descubrió Mari y el álbum tuvo éxito. El saxofonista Jan Garbarek, un caballero noruego de la aventura desde la escena del jazz, contó con la voz de Mari para su disco “Twelve Moon” (ECM, 1992). La música de Boine también encontró en el teatro otra forma de expresión. Toda una alquimia que ha ido evolucionando con cada giro del destino. La guitarra de Roger Ludvigsen está con Mari desde los comienzos.
Mari Boine transmite su verdad desde la música de trance con tejido sonoro multicultural o desde las salmodias con la voz a pelo. Esa música parece que puede tocarse. Y ahí está su magia, porque la música es el arte de la belleza invisible.
Próximo concierto de Mari Boine: 25 de marzo, Sala Clamores
Batallón San Patricio: Unidad militar mexicana que se formó principalmente con soldados del ejército de los Estados Unidos que desertaron y se unieron a las Fuerzas armadas de México en la Guerra de Intervención Norteamericana de 1846 - 1848. Aproximadamente un 40% eran inmigrantes irlandeses y el resto de otros países católicos Tomaron el nombre del Santo Patrono de Irlanda
Los "San Patricios" tienen un origen , en el núcleo de la unidad se formó como consecuencia de los severos castigos sufridos por soldados católicos (especialmente irlandeses) debido a la desconfianza que los mandos militares tenían en contra de ellos, ya que, por motivos religiosos, los consideraban más cercanos a Roma que a Washington, y por lo tanto, más afines a la causa de los mexicanos que en el fondo compartían su misma religión. Es sabido que el ejército de México reclutaba activamente estadounidenses católicos y ofrecían importantes concesiones de tierras a quienes abandonaran el ejército de Estados Unidos en favor del de México.
Probablemente fue el propio Ejército de los Estados Unidos el principal culpable, pues practicaba una discriminación brutal y extensa contra los Católicos. Se sabe que los oficiales protestantes animaban la profanación de imágenes religiosas y el vandalismo contra las parroquias y templos católicos en territorio mexicano. Las violaciones de mujeres católicas y el pillaje de las propiedades de los católicos, ambos mexicanos, era ampliamente permitido (cuando no participaban), por los oficiales del Ejército invasor.
Participación en la guerra
El primer combate de los San Patricios como unidad mexicana es la Batalla de Monterrey (21 de septiembre de 1846), con una batería de artillería al mando de John Riley, anteriormente teniente del Ejército de Estados Unidos e inmigrante irlandés. Sirvieron con distinción y está acreditado que rechazaron con éxito dos diferentes asaltos al corazón de la ciudad. A pesar de su tenacidad y valor, y de que Taylor estaba a punto de abandonar el ataque, el comandante mexicano Pedro Ampudia, desesperado, pidió parlamento, consumando la derrota.
Tras del reclutamiento en Monterrey, los San Patricios crecen en número, que algunos estiman en cerca de 800 hombres; aunque según los registros más confiables, no llegaron a constituír más de dos compañías reforzadas (300 hombres)con oficialidad mexicana. Pese a su extraordinario rendimiento como artilleros en varias batallas, especialmente en la defensa de Monterrey, donde defendieron exitosamente La Ciudadela, y en la Batalla de la Angostura, en la que diezmaron un batallón atacante y capturaron dos cañones norteamericanos, acción por la que su comandante y varios oficiales recibieron la condecoración Cruz de Honor de la Angostura; se ordenó a los San Patricios convertirse en un batallón de infantería a mediados de 1847 por orden personal de Antonio López de Santa Anna.
Como unidad de infantería los San Patricios continuaron sirviendo con distinción; en la Batalla de Churubusco (20 de agosto de 1847), las maltrechas fuerzas mexicanas se establecieron en el convento de Santa María de Churubusco, y las fuerzas armadas estadounidenses se prepararon para atacarlos. Aunque el convento no era más alto que sus alrededores, sus bardas de piedra constituían una buena defensa. Además, los norteamericanos tendrían que cruzar un río para llegar allá, lo cual daría tiempo al ejército mexicano para preparar a medias, trincheras y encarar otro enfrentamiento. Los defensores mexicanos sumaban 1.300 personas y pertenecían a los batallones Independencia, Bravos y San Patricio. La lucha fue constante y desventajosa para los mexicanos, esta vez bien mandados y motivados por los generales Manuel Rincón y Pedro María Anaya. Tras algunas horas de combate, las fuerzas mexicanas se quedaron sin municiones y una bomba provocó una explosión en la reserva de pólvora que los dejó sin posibilidades de seguir defendiéndose; a pesar de lo cual y una vez que se izó una bandera blanca en señal de rendición, el capitán Patrick Dalton la abatió para seguir resistiendo, pero ya era inútil, el convento quedó en silencio. Cuando el general Twiggs entró al patio del convento, exigiendo a los soldados mexicanos que entregaran las armas, la pólvora y el parque, el General Anaya se le enfrentó, diciendo: "Si hubiera parque, no estaría usted aquí."
Los miembros del Batallón de San Patricio capturados por el ejército estadounidense sufrieron muy duras represalias; habían sido responsables de algunos de los más duros combates (y que causaron más bajas) a los que los estadounidenses se enfrentaron. Los que formaban parte del ejército estadounidense antes de la declaración de guerra oficial (el capitán Riley entre ellos) fueron azotados y marcados con hierro candente en la cara, con la letra "D" de desertores, y sentenciados a trabajos forzados. Los que entraron en el ejército mexicano tras la declaración de guerra, fueron ahorcados en masa como traidores, viendo de frente el sitio de la Batalla de Chapultepec el 13 de septiembre de 1847. Por orden del General Winfield Scott, fueron ejecutados precisamente en el momento en que la bandera de Estados Unidos reemplazó a la de México en lo alto de la ciudadela. Cuando la bandera alcanzó lo más alto del asta, se abrió la trampa del cadalso.
Los restos del batallón fueron comisionados para sofocar algunos levantamientos aislados después de firmada la paz con los EE.UU.
Los que sobrevivieron a la guerra desaparecieron de la historia. Unos pocos pudieron reclamar las tierras prometidas por el gobierno mexicano. Jon Riley murió a finales de agosto de 1850, y fue enterrado en Veracruz el 31 de agosto de ese año, con el nombre de Juan Reley, el mismo con el que se hallaba inscrito en los archivos del Ejército Mexicano. Ese mismo año el Ejército mexicano tomó la decisión de desbandar el Batallón.
Para conmemorar la ayuda de los Irlandeses en el Ejército, la calle frente al convento de San Diego Churubusco se llamó Mártires Irlandeses. El Batallón de San Patricio es conmemorado en dos diferentes días en México; el primero el 12 de Septiembre, el aniversario de las primeras ejecuciones, y el otro el 17 de marzo, día de San Patricio. Hay un monumento dedicado a ellos, con la inscripción:
En memoria del Capitán John Riley de Clifden, Fundador y Líder del Batallón de San Patricio, y de los hombres bajo su mando que dieron sus vidas por México durante la Guerra EE.UU.-Mexico de 1846-1848.
El oído es un sintonizador ajustable. Afirmaba Miles Davis que un accidente de coches no sonaba igual en la década de los 50 del siglo pasado que en el presente. La música no es ajena a este fenómeno. El mundo también puede ser contado mediante retratos sonoros. La aventura de Katia Labèque con el grupo B For Bang, “Across the Universe of Languages”, va en esa fantástica dirección. Y no hay mejor adjetivo que fantástico para describir un proyecto que parte de la música de los Beatles, sus baladas intimistas y sus vorágines sicodélicas. Un vuelta al mundo de los Beatles en 80 universos posibles de lenguajes musicales que se ignoran, rozan o colisionan. Un valiente ejemplo de art rock de vanguardia. Sin rubor: palabras mayores de la música popular contemporánea. El conformismo queda colgado en el perchero.
Katia Labèque (Bayona, 1950), junto con su hermana Marielle, forma uno de los más prestigiosos dúos de la pianística actual. Aprendieron a tocar el piano al mismo tiempo que aprendieron a hablar, instruidas por su madre Alda Cecci. Conjuntamente obtienen en 1968 el primer premio del Conservatorio de París. En su repertorio están desde el barroco y J. S. Bach hasta la flor y nata de los compositores de la clásica contemporánea: Louis Andriessen, Luciano Berio, Pierre Boulez, Olivier Messiaen o György Ligeti. Katia y Mireille han sido asistidas por los mejores directores y orquestas sinfónicas de los últimos años. Su disco «Rhapsody in Blue», reinterpretando a dos pianos la célebre obra de George Gershwin, ha vendido más de medio millón de ejemplares. Dentro de la pianística de jazz se han medido con estos aristócratas del instrumento: Chick Corea, Herbie Hancock, Joe Zawinul, Michel Camilo y Gonzalo Rubalcaba. Katia Labèque esta casada con John McLaughlin, genio de la guitarra de jazz y otros mundos.
Katia y Mireille han creado la Foundation KML y su propio sello discográfico KML para establecer puentes entre artistas de todas las disciplinas. Este es el sentido de su proyecto: “Nos gusta abrir el repertorio para la música clásica porque la música clásica siempre había sido muy abierta. Se cerró en los últimos cincuenta años por culpa de un esnobismo beato. Y por culpa de esa cerrazón ha perdido mucho público. Un público que debemos recuperar. Habrá los que no lo acepten, pero son los mismos que todavía no aceptan a Stravisnky”.
Rendidas ante el flamenco y la música clásica española, Katia y Mirelle eligieron a la cantaora Mayte Martín y al polifacético Joan Albert Amargós para realizar el disco “De fuego y de agua” (2008). Sobre esta exquisita experiencia, Mayte Martín relata: “Para mí fue una sorpresa y una cosa muy emocionante y muy bonita. Yo quería conocerlas, ver cómo reaccionaba el cuerpo, ya no sólo musicalmente. Se trataba de iniciar una aventura con alguien y te tienes que sentir a gusto con la gente con la que vas a hacer ese viaje. Realmente, conocí a dos mujeres, dos seres humanos fascinantes, con una sensibilidad sublime. La aventura ha sido maravillosa”
El disco de Katia Labèque con su simbiótico grupo B For Bang es una criatura orgánica, vasos comunicantes entre impresionismo y expresionismo, poesía, los sonidos de la ciudad en el siglo XXI, la rosa de los vientos del cuarteto de Liverpool… La cantante Patti Smith y el actor Daniel Day-Lewis ponen sus voces en “Across the Universe of Languages”. Todo a beneficio de los amigos de los Beatles, del entendimiento universal, las repúblicas del buen gusto y el paroxismo espiritual. Un show en el trampolín de Mr. Kite.
Katia Labeque and B For Bang. Concierto hoy jueves en el Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía.Ellas Crean
Una imagen perturbadora acompaña a Najwa Nimri desde su debut cinematográfico en “Salto al vacío”. Perfil: una mujer de ideas, de acción. Una mujer risueña a veces, otras fantaseando como aquel solitario taxista Travis Bickle (Robert de Niro) fantaseaba delante del espejo con cargarse al mundo. Papeles en el cine interpretando personajes en filo, con un poco o con un mucho de mujeres marcadas. La música vivida con curiosidad, mirando hacia todos lados, hacia dentro.
Arrancó en el cine con las películas de su entonces compañero Daniel Calparsoro: “Salto al vacio” (1995), “Pasajes” (1996), “A ciegas” (1997). En 2000 llegaron otras con el mismo director: “Asfalto” y “Guerreros”, cintas para las que también realizó las bandas sonoras junto a Carlos Jean o Mastretta. Más de veinte películas viviendo historias nada vulgares: “Abre los ojos”, “Los amantes del círculo polar”, “Lucía y el sexo”, “Utopía”, “El Método”, “Trastorno”, “Oviedo Express”,”Mataharis”… Para nada mujeres ni personajes fáciles.
En la música no ha cesado el aprendizaje, la experimentación. Primero soul o jazz con los grupos Respect y Clan Club. Un primer destello de aceptación saludó al disco “No blood” (1998) y al grupo Najwajean, unión con el productor y guitarrista Carlos Jean. Un amor intermitente porque cada uno quería desarrollar su carrera con proyectos propios. “Till it breaks” (2007) los reúne de nuevo. El título de este álbum es explícito: hasta que se rompa. El estilo matriz de Najwajean va por trip hop: electro-pop de trance con sitios bailables, acústicos o rockeros.
En estas fechas se publica el primer disco de Najwa en solitario cantando en castellano. Hija de padre jordano y madre vasca, Nanjwa Nimri (Pamplona, 1972), cuyo nombre significa “éxtasis”, había elegido hasta ahora el inglés por considerar que ese era su idioma musical natural, porque, excepto el flamenco, no escuchaba música en castellano. Sensualidad y ansiedad flotan en las nuevas canciones. Se retrata en la portada escondiendo la cara con gesto de susto y calavera pintada en las manos. Y vemos en el tubo mágico que aparece en escena con ropa provocativa, fumando en escena. Un aire de “fille fatale”, como una pequeña chica mala capaz soltar aquello de “gritare y gritaré, gritaré hasta enfermar”. Aunque la voz no desdeña los susurros.
Una estética que administra el lado inquietante de la vida. Ya al comienzo de su carrera, Najwa declaraba con buen humor: "Mi voz denota un pasado oscuro, mala vida, trayectoria de alcohólica empedernida y ni siquiera tengo edad para ello. A mi voz no le ocurre nada, es así. Igual bajo el registro para hacerme la interesante pero... Mi profesora de canto decía que mi voz viene de antaño, de mi familia. Cuando era niña ya tenía la voz arrastrada, quería gritar como lo hacían las otras, ese alarido afilado de cuando viene el malo, y nunca fui capaz". Silencio, motor, acción…
ELLAS CREAN: Concierto Najwa Nimri, Sala Galileo Galilei, Madrid
Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.
Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos.
Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.
Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.
Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo.
Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:
a) obtiene algo a cambio.
b) es objeto de una sanción.
Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura?
Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la Operación?. ¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos? Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.
Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.
Una gran confusión prevalece sobre el futuro de la economía española, una vez que para algunos países parece haber pasado el peor momento de la crisis financiera y la recesión posterior, y una vez que el presidente Zapatero ha osado dar por iniciada oficialmente la recuperación. Dejemos de lado la economía internacional, en una situación mucho más problemática, compleja y peligrosa de lo que se cree, y centrémonos en lo que ocurre en nuestro país.
Zapatero fue el último en enterarse de la crisis económica y ha sido el primero en anunciar la recuperación. No sabe por qué ha comenzado, no puede calibrar su fuerza, no está en condiciones de asegurar su continuidad, no se atreve a pronosticar cuándo la mejora se traducirá en el empleo, pero para él la recuperación está en marcha. No hay que perder ni dos líneas en resaltar la insolvencia del presidente del Gobierno, ni su afición a actuar como un prestidigitador sacando conejos de la chistera (el último, la patraña del proyecto de ley de economía sostenible).
El presidente del PP, siempre al acecho en su triste papel de buitre para aprovechar los desastres, no tiene inconveniente en decir que la crisis se ha detenido pero que la recuperación es imposible con este Gobierno. Los dirigentes de CCOO y UGT, extraviados en una crisis que se les ha venido encima sin preverla, han puesto en marcha una estrategia de apaciguamiento pensando que, con algunas concesiones, en varios años se recuperará la normalidad y con ella el papel institucional reformista relevante que ellos tienen. Podría decirse, pues, que al margen de matices y precisiones temporales, se da por supuesto que la recuperación es el horizonte de la economía española.
Frente a esta previsión, hay razones para sostener que no sólo no hay recuperación a la vista, lo cual elimina el debate sobre los años que durará la crisis, sino que la economía se adentrará en el futuro en un proceso de degradación continuo, al que no se puede por el momento vaticinar fin. A partir del difícil estado actual, el deterioro de la economía llevará a una situación con extremas tensiones políticas y sociales, que traspasará el ámbito electoral en el que por ahora se piensa que están los forcejeos sobre la salida de la crisis. Se comprende bien que los dos partidos mayoritarios vivan y se preparen para mantener la competencia electoral con la crisis como tema estrella, pero se entiende mal que los sindicatos no se dediquen a preparar a los trabajadores para los conflictos inexorables que hay por delante.
Una economía en quiebra
Hay que partir de caracterizar a la economía española como una economía en quiebra. Arrastra un déficit exterior extremadamente agudo, que lo ha convertido en uno de los países con una deuda exterior neta más grave del mundo, y tiene un nivel de paro desolador. Con estos datos, se puede concluir que esta economía no ha encontrado su sitio en el puzle de la globalización, y más concretamente, que no ha logrado un equilibrio razonable en el marco de la unión monetaria europea.
El vaticinio de la no recuperación surge de la imposibilidad de financiarla. Una economía en expansión daría lugar a unas necesidades de financiación exterior que son muy difíciles de cubrir. En primer lugar, por el montante exigido. En el 2008, el déficit de la balanza por cuenta corriente, lo que se requería financiar, fue un impresionante 10% del PIB. Se reducirá acusadamente en este año, por el hundimiento de la demanda y la actividad, pero aún representará más de un nada desdeñable 5% del PIB, y un relanzamiento lo dispararía de nuevo.
En segundo lugar, por el enorme volumen de deuda exterior acumulada, que debe refinanciarse cuando la solvencia del país anda en tela de juicio en los mercados financieros internacionales. Esa deuda se ha canalizado fundamentalmente por las entidades de crédito y ha atrapado a todos los sectores económicos, incluido ya el sector público, que será incapaz durante bastante tiempo de practicar una política fiscal expansiva. En tercer lugar, la crisis financiera se dejará sentir durante mucho tiempo: se mantendrán los circuitos del crédito obturados y la desconfianza y la inseguridad como clima general. La falta de crédito y liquidez en la economía española, las restricciones financieras actuales no se disiparán, si no se agravan con la crisis latente del sistema crediticio español. En esas condiciones, no es posible la recuperación.
Las miserias de la política
Pero el problema del desajuste estructural que sufre el país es más complicado. La situación insostenible, bloqueada, sin salidas visibles, la han puesto de manifiesto muchos prestigiosos analistas, paradójicamente más los extranjeros que los españoles, quizás por estar menos sometidos a las miserias de la política y a al conflicto de intereses que la crisis ha exacerbado. Pueden tomarse las declaraciones del premio Nobel Krugman como un buen exponente de las opciones existentes. Este ha dicho, en lo que podría denominarse como su dilema: la economía española ha de reequilibrar su situación en la economía internacional por medio de una mejora de su competitividad, que sólo puede venir por dos caminos: una devaluación de la moneda, cosa imposible por la pertenencia al euro, o un drástico ajuste interno de precios y costes.
La magnitud de ese ajuste es discutible, pero se ha manejado una cifra entre el 15 y el 20%. Esta salida tiene muy serios inconvenientes y su aplicación es casi imposible. No se puede descartar que la crisis promueva un ajuste interno progresivo, como de hecho se está produciendo ya. Pero no cabe esperar que por un acuerdo social se reduzcan los costes, es decir los salarios, en una proporción tan intensa como la situación reclama, y mucho menos los precios, de por sí incontrolables. Hay que tener en cuenta, además, que un ajuste depresivo de esta naturaleza hundiría la economía, lo que a partir de los niveles de paro existentes crea un panorama tan estremecedor como inquietante.
Y el problema se complica porque si llegara a producirse el ajuste y a remediarse el desequilibrio exterior, la economía española no podría adentrarse en una fase de recuperación sostenida digna de tal calificación, porque desde el mismo momento en que esto empezara a suceder se reproduciría la pérdida de competitividad y con ello reaparecerían los problemas de financiación exterior. Así pues, la salida posible que nos marca Krugman es un hundimiento inmediato de la economía, con más millones de parados, y la condena a permanecer en el fondo estancada, pues las aventuras de recuperación son poco menos que imposibles. Esta es por lo demás la que se considera la opción realista, la única, pues se ha logrado un pensamiento común generalizado entre los políticos y economistas de que la pertenencia al euro es algo irreversible.
Cabría empezar rebatiendo esta opinión, pues no hay en la política nada irreversible. Descolgarse del euro es verdad que está fuera de todos los proyectos para remontar la crisis. Entre los políticos es imposible encontrar alguno que apueste por la salida del euro. Entre los economistas y analistas la posición no es tan cerrada, pero abiertamente nadie ha puesto la cuestión sobre el tapete. Pero con realismo es necesario replantearse la pertenencia a la moneda única pues, como se ha visto, la salida que propone Krugman es lanzarse a un precipicio, y las sociedades no son proclives al suicidio.
Una catástrofe financiera
Después de más de una década de pertenencia al euro y los fuertes compromisos en dicha moneda que tienen adquiridos todos los agentes sociales, salir del euro y restablecer una moneda propia fuertemente devaluada conduciría, entre otros males y conmociones, a una catástrofe financiera, al tenerse que pagar en euros la deuda descomunal exterior existente. Que el país tendría que declararse en bancarrota es más que probable, pero, y esto es lo que da dramatismo a la situación de la economía española, es que posiblemente no hay otra alternativa. Esta implicaría hacer tabla rasa del pasado y tener que empezar de nuevo a construir una economía con una moneda mucho más débil, con una relación de intercambio más acorde con los fundamentos económicos, más protegida y menos abierta al exterior, pero al mismo tiempo con más posibilidades internas de ser dirigida y controlada. De nuevo se dispondría de una moneda para equilibrar los flujos económicos con el exterior y se ganaría un instrumento esencial para intervenir en la economía como es la política monetaria propia, a la que se renunció con el euro.
En fin, lo que se ha presentado como el dilema de Krugman es realmente una aporía, esto es, como dice el diccionario: dificultad lógica insuperable de un problema especulativo. Ninguna de las dos alternativas es razonable, las dos encierran problemas gravísimos de aplicación y las dos implican consecuencias pavorosas. De ahí la opinión de que la salida de la crisis no se resolverá en claves económicas sino como resultado de los conflictos sociales y políticos que promoverá una situación económica insostenible. Y de ahí a decir que la lucha de clases será la que determine el futuro de la economía sólo queda un paso lógico, si bien abrirá un proceso social largo y muy complejo, donde por el momento nada está escrito si bien constituirá un escenario propicio para la aparición de demagogos.
Parece claro que el futuro de la economía y de la sociedad española será convulso, está lleno de interrogantes y en modo alguno se encuentra despejado, como quieren hacer creer los que divulgan que la recuperación está a la vuelta de la esquina o la fijan ya como telón de fondo para el porvenir inmediato. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las dos alternativas existentes comentadas, que contradicen esa perspectiva, determinan escenarios muy diferentes, con implicaciones que van mucho más allá del problema complejo de la salida de la crisis económica.
La opción del ajuste interno supone en definitiva un ajuste permanente de la economía en el marco conceptualmente ultra neoliberal de la Europa de Maastricht, que tendrá que ser muy duro en un primer momento y sostenido después. Crea las condiciones para un continuo acoso a las condiciones de vida de la mayoría de la población, en sus salarios, en las pensiones, en los servicios sociales básicos, en los derechos laborales, en la fiscalidad. Es la continuación endurecida de lo que ha ocurrido desde que se aprobó el tratado de Maastricht para crear la moneda única, sin las ventajas ya de una expansión económica y los fuegos artificiales del bienestar. Es el peor escenario que cabe imaginar para los trabajadores, capas sociales modestas y sectores amplios de la pequeña y mediana burguesía, pues estarán sometidos a una ofensiva perenne contra sus condiciones de vida e intereses, por la presión constante que ejercerá el objetivo de no perder competitividad, contando además con que tienen una posición de fuerza política débil y en continuo desgaste.
No cabe edulcorar las consecuencias de la opción de salirse del euro. Los desbarajustes y excesos pasados amparados por el euro tienen que pasar factura. Como habrán de quedar desautorizados todos aquellos que apostaron por el euro, muchos de los cuales creyeron descubrir en la moneda única un maravilloso taumaturgo para poder cometer impunemente todo tipo de barbaridades y desmanes, llegando incluso a pensar que con el euro las crisis se habían acabado. La conmoción de una salida del euro sería terrible, o con más precisión, será terrible, porque todo hace pensar que será algo irremediable. Pero dicho esto, la sociedad española estará en mejores condiciones para dominar su futuro al hacerse con los resortes básicos para diseñar una economía diferente que, en la medida en que la izquierda imponga sus criterios, será lo mismo que decir que la economía podrá ponerse al servicio de las personas, y no como sucede ahora con el neoliberalismo, en que las fuerzas ciegas del mercado se imponen y domestican a la sociedad.
Por no olvidar a Krugman: cabría decir que su dilema es correcto, pero se equivoca en la elección desde el punto de vista económico y, contando con que es un progresista, desde el punto de vista político.