domingo, 4 de octubre de 2009
"Los límites del control", los límites de la paciencia
Otra pérdida de tiempo que hay que evitar.
Lo único salvable de "Los Límites del control" es la estremecedora petenera que se escucha cantar a Carmen Linares, y que con su gracia sin igual se ve inerpretar a Talegón de Córdoba:
El que se tenga por grande,
que se vaya al cementerio,
y verá lo que es el mundo,
es un palmo de terreno.
No procede que un tipo que te cae bien, como es el caso de Jim Jarmusch, se ponga a darte la tabarra con una parábola existencial firufiru, con una erupción casi adolescente del pronto ésta es mi es pomada y me la unto donde y cuanto quiero, . Éste taladro jarmuschiano es lo que es: un exceso de confianza, una brasa petarda. Sintetizando: "The Limits of Control" es algo así como el lado plasta de "Coffe and Cigarettes". A los amigos hay que cuidarlos, porque si no los cuidas, te quedas sin ellos. Con el público pasa lo mismo. No hace fatal decir más.
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