sábado, 6 de octubre de 2007

"Desaparecida", sin morbo ni carnaza



Encontrada una niña bonita: “Desaparecida”. No siempre se respeta el presunto honor de las audiencias. Esta nueva serie de TVE-1 sí lo hace, y con éxito. Sin morbo ni carnaza. Pulcritud y respeto al respetable. Punto de partida: Patricia Marcos (Beatriz Ayuso) se va de marcha a una disco, discute con su ligue y desaparece en un desangelado polígono industrial. Los padres (Carlos Hipólito y Luisa Martín), toda la familia, se preocupan. Preguntan a los amigos, llaman a los hospitales. Nada. Acuden a la policía. Hay que tener paciencia. Aparece el monstruo de la culpabilidad.

Por una vez, ojalá sirva de precedente, la ficción está por encima de la realidad. Los Marcos no son los McCann. No se les ocurre que lo primero que haya que hacer es llamar a una cadena de televisión y empezar a largar por sus boquitas. Están traumatizados, tan afligidos por su drama que no tienen tiempo, ni ganas, de hacerse los dueños de la pista, de montar el circo. Víctimas sin estrategia mediática.

La factoría Grupo Ganga crece. La productora de “Cuéntame cómo pasó” hila fino, templa gaitas. La pasta se ha invertido en cosas interesantes: actores excelentes, bien escogidos y dirigidos, buen guión, ambientación creíble, tratamiento esmerado de la imagen, tensión y verismo narrativo, cierto humor ante el horror… Miguel Angel Bernadeau, productor ejecutivo de “Desaparecida”, vuelve a dar en el clavo. ¿Se convertirá, con perdón, en el Jerry Bruckheimer español?

El teniente Sierra (Miguel Angel Solá) es un policía circunspecto. Sobre su sospechoso acento argentino, afirma: “Llevo veintisiete años sin hablar cristiano, una malformación del paladar”. Un tipo listo. La Guardia Civil tiene el insospechado acierto de parecer creíble, y eso que nuestros “picoletos” de las calles y carreteras resultan a todas luces increíbles.

Impagables los vecinos cuando salen por la tele. Un señor, que no sabe nada, dice que Patricia es una chica muy normal. Una señora, insidiosa y cotilla, que tampoco sabe nada, dice: “Los jóvenes, ya se sabe”. En el supermercado cotorrean: “No digo que sea mala, un poquito despendolada”. Los telediarios y programas del corazón podrían tirar de estas secuencias vecinales de “Desaparecida”. Son modélicas. En casos parecidos, sólo tienen que ponerlas. Los actores, por lo menos, son inteligibles. Las televisiones podrían utilizar sus equipos en otras faenas. Se ahorrarían un tiempo precioso, un dinerito. Que en el primer capítulo no haya salido Paco Lobatón es una señal alentadora.


Filtraciones

Esquina de un polígono industrial. Miguel Angel Bernadeau realiza esta filtración.
-Su secreto, jefe.
-El trabajo duro. Estar rodeado de grandes actores y buenas ideas.
-Sin morbo ni carnaza.
- Hay 14.000 desaparecidos. Es un tema jodido. No vamos a maltratar una historia tan difícil
-Drama policial antes que thriller.
-Drama e investigación. Mucho contacto con la policía y las familias. Todo está muy documentado. Al ver la serie tienes la impresión de ver todas estas cosas tan reales.
-Se sabe algo del sumario.
-Sabremos dónde está Patricia antes de Navidad.
-Por ahí le llaman el Bruckheimer español.
-Muchas gracias. No me disgustaría, pero no soy un genio. Hay un equipo muy bueno, un saber rodearme bien.

Publicado en Público

jueves, 4 de octubre de 2007

ZP, ni se calla, ni se enfada













Gran matiné: ZP versus AR. En una esquina, “El Presi”, con tremendo nudo de corbata y sonrisa permanente. Enfrente, “La Quintana”, tacones de gobernanta y gafas de burócrata espacial. No se trabaron en “clinch”. ZP tiene los brazos muy largos. La nena no pudo ni acercarse. Y sin fricción, los programas del corazón languidecen.

Zapatero estuvo suelto y relajado ante una Ana Rosa nada dispuesta a buscarle las cosquillas. “En este programa hablamos de manera que lo entienda todo el mundo”, anunció Ana Rosa. Y a continuación le pidió al presidente que hiciera lo propio. Servidor se temía lo peor porque, la verdad, no suelo entender nada de lo dicen en el programa de esta mujer. El caso es que Zapatero se puso torrefacto en los temas pesados. A saber: la economía y sus tantos por ciento, la ardiente defensa de las instituciones. En medio del fragor porcentual, la cámara enfocó a AR, que estaba dando rítmicas cabezadas de asentimiento, como aquellos perritos que habitaban en la luneta trasera de los coches.

Zapatero, talantino

Metido en faenas más personales, Zapatero se lució por “talantinas”. Aupado en el dichoso talante, explicó que él no le echa una bronca a nadie, que se lleva bien con el personal y que tiene la firme convicción de que, en general, “to er mundo e güeno”. En el terreno de las bromas, estuvo ágil y cercano. Calificó de leyenda urbana sus supuestos rifirrafes con Bush; se llevó las manos a la cabeza con una carcajada sorda al ser invitado a un café de 75 céntimos; y, sobre todo, estuvo “salao” contando una anécdota aznarita. Ahí va: en la reciente final de baloncesto corrió la especie de que llegaba el Príncipe. Inmediatamente se organizó el pelotón del besamanos, presidido por ZP. Cuando llegó el coche oficial, en vez de don Felipe, salió don José María. ¡Glups! Zapa –a lo hecho, pecho- se tomó la guasa a coña. Definió el imprevisto como un acto fallido con mucha miga.

Hallazgo verbal de ZP: el “loqueismo”. Así como alcanzaron fama la “sinacritud” y el “porconsiguiente” de Felipe González, y los “mirusted” de Aznar, Zapatero enmarca todas sus actuaciones localizándolas espacialmente en el ámbito de “lo que es esto, o lo que es lo otro”. Ha creado escuela.

martes, 2 de octubre de 2007

Geometría existencial. Franco Battiato


Lo que tiene Franco Battiato es envidiable: un centro de gravedad permanente. La mayoría nos conformaríamos con tener algún centro de gravedad en algún momento. El cantautor siciliano, anclado y tomando al mismo tiempo distancias del rock y la música clásica, utiliza en su último espectáculo una geometría musical similar a la de su reciente disco “Il vuoto”: el piano de cola de Carlo Guaiatoli, un joven trío guitarrero de chicos del rock, MSC, y un cuarteto en igual sintonía de “ragazzas”, MAB. La orquesta sinfónica de la grabación ha sido sustituida por unos teclados eficacísimos y más manejables. Sorprende que las variaciones y permutaciones de estos elementos resulten coherentes, de una modernidad excéntrica y creadora de su propio tiempo y espacio.

Un público intergeneracional y entusiasta acudió a la cita madrileña. Battiato, con sus juegos malabares de palabras, con esa música que es un surtidor de originalidad, ofició de encantador de sensibilidades. Todo empezó con la intimidad del piano de cola de Guaiatoli y Battiato, esa estampa de matemático lúcido y algo pirado, simpático príncipe de las pizarras, entonando las melancolías de “L´addio”. Una canción, “Il carmelo di Echt”, en recuerdo de una joven arrastrada por la barbarie nazi al campo de Auschwitz. Matizó que interpretaba un “lied” de J. S. Bach, “Bist du beir mir”, desde su particular posición en la canción ligera. A modo de guías espirituales, Franco hizo un par de excelentes versiones: “La canzone dei vecchi amanti” (J. Brel) y “Ruby tuesday” (Rolling Stones). Del último álbum, la que le da título y “Tiepido Aprile”, “Aceptando l´estate” y la de su nueva película “Niente è como sembra”. En tono tierno, con algo de esperanza y muy cabreada, la filípica contra gobernantes estúpidos y corruptos de “Povera patria”.

Battiato construye historias complejas, que integran una enorme cultura sin perder la accesibilidad. Imposibles acoplamientos de sustantivos y adjetivos, sean la mecánica celeste o los jesuitas euclidianos. Le prometió a la amada, en “La cura”, remedio para sus obsesiones y sus manías. ¿Quién tuviera semejante pócima! Subidón emocional con Battiato cantado en castellano sus canciones más populares, de “Perspectiva Newski” a “E ti te vengo a cercare”. Un fiestón de bises. Explosión anímica en “Cucurrucucú paloma”. Pequeña y humorística encilopedia crítica de la música moderna. El público desatado, alegre y bailarín.

Franco Battiato. Lugar: Palacio Municipal de Congresos de Madrid.

lunes, 1 de octubre de 2007

Savater y doña Rosa. Scorpions




Rosa Díez y Fernando Savater tan contentos a formar su nuevo partido Unión, Progreso y Democracia.

Utilizaron como sintonía de su presentación en sociedad "Wind of Change", balada moñoña de Scorpions.


O te cagas, o te cagas.

Pasen, vean y escuchen la propuesta.

Los McCann. Iggy Pop










Hasta hace una semana la cosa era así.





Salen de casa, entran en casa. Acarrean niños y mochilas. Suben a un coche, bajan de un coche. No miran de frente. Son los McCann. Esta secuencia de imágenes se repite hasta la saciedad por televisión. Ha sido la noticia del verano y coleará durante bastante rato. Madeleine aparecerá viva o muerta, o no aparecerá. La noticia continuará. No hay nada reseñable de que informar. Pero los informativos informan puntualmente de que estamos como estábamos. Que si ha aparecido un pelo, sangre, restos orgánicos de alguien vivo o muerto. Opinan forenses, sicólogos, psiquiatras, famosos, tertulianos, gente del montón. De los programas del corazón a “Informe Semanal”. Los de “Gran Hermano” no han opinado. Quizá sea un tema demasiado abstracto. Lo primero que se afirma es que no se va hacer un juicio paralelo. Se hace. La sombra de la sospecha azota a los McCann.

Fueron a ver al Papa. Unos dicen que a pedir perdón, otros que a suplicar un milagro. Lo más lógico habría sido consultar a Gil Grissom, o a sus guionistas. Lo importante es que no decaiga el circo mediático. Y para eso lo más conveniente es seguir las reglas del culebrón: repetir y repetir lo mismo con ligeras variaciones o ninguna. Ya debió ser así, pero sin tele y por la radio, cuando el secuestro del hijo de Linbergh, allá por los agitados años 30 del siglo pasado. Las claves de la mecánica de cómo sacar partido a un suceso fueron expuestas por Stanley Kubrick en su magistral y corrosiva película “El Gran Carnaval”. Los periodistas oliendo a muerto, como los perros de la cadaverina.

Los McCann han cambiado levemente de estrategia comunicativa. Ahora van cogidos de la mano, sin niños. Siguen sin mirar de frente. Hasta el ministro Pérez Rubalcaba se entrevistó con el hierático matrimonio. Dice nuestro ministro del Interior que el marido estuvo correcto, la mujer no abrió la boca. El magnate y aventurero Richard Branson si abre la boca y el bolsillo, apoya a los McCann y suelta la pasta. Los Mc Cann tienen amigos ricos y famosos, los utilizan. Todos se utilizan. Los padres de Madeleine fichan como responsable de su imagen a un alto asesor del gobierno Brown. Hay un tremendo tufo a "racismo" en el muy británico cerrar filas en torno a la pareja británica. Los portugueses dimiten a su portavoz policial. Seguimos sin saber nada. Todo el mundo hablando y hablando, sin saber nada, especulando, inventando, chismorreando. No se cansan. Más vale verlo que morirse.

A partir del estúpido bluf de la falsa Madeleine en Marruecos, nos esperan manipulaciones similares y aún mayores. También agradecibles parones silenciosos. Por cierto, hablando de silencios, nadie se ha compadecido de la niña Bouchra. Esta pobrecita puede ser sacada por la tele y los diarios. Cualquiera puede ir a dar el coñazo a su familia. Nadie protege el rostro y la infancia de Bouchra.

sábado, 29 de septiembre de 2007

lunes, 10 de septiembre de 2007

cambios. David Bowie

Analista:
- ¿Qué va usted a hacer para cambiar su vida?
Analizado(después de pensarlo mucho):
- Coleccionar trenes eléctricos.