viernes, 2 de octubre de 2009

un cura de cuando entonces





IGLESIA EN ESPAÑA, MADRID 1964

BODA DE MARISA CARTES Y ROMÁN ROBLELS

Plática del cura sobre el amor en el matrimonio o sobre las dificultades de la convivencia.
El mosén se fue envalentonando mientras a la gente se le iba soltandola risa.



…que muchos dicen que hay matrimonios que no van bien porque regañan. Pues no; y son santos, si señor, santos, porque hay amor.

Que lo difícil no es amar, pongamos, a Kruschef o Mao-Tse-Tung … y al mismísimo demonio (bueno, al demonio sería algo más difícil). Yo puedo querer a Mao-Tse-Tung y él a mí, porque no conozco a Mao-Tse-Tung ni él tampoco me conoce. Y es muy fácil quererle. Lo difícil es querer al monaguillo ¡que tengo que aguantarle todos los días!

Por ejemplo, en la guerra. ¡Ay qué ver las cosas que pasaron en la guerra con eso de los “evacuaos”!, que se metían muchas familias en el mismo piso. Bueno, pues allí no se podía vivir. ¡Y a lo mejor eran muy buenos! ¡Porque lo eran!

O esto de los realquilados. Un matrimonio alquila una habitación con derecho a cocina (y la cobran tres veces lo que vale el piso). Pues el primer día la señora Roberta y la patrona se quieren mucho: “Mire, señora Roberta” (con voz de falsete) “nosotras como hermanas”. “Ay, sí señora, como hermanas”, dice la señora Roberta. Y la señora Roberta le dice al marido: “Qué bien nos vamos a llevar, porque parece muy buena persona”. A los ocho días ya no le parece tan buena persona. Al mes, le dice al marido: “¿Sabes que me parece que le ha dado un tiento a la botella del aceite?”. Y a los tres meses, como si fuera la guerra. ¡Y las dos son muy buenas, porque son muy buenas!

…esas mujeres que dicen: “¡Yo daría la cabeza por mi marido!” ¡Faroles!, porque el amor está en aguantarle, que es lo difícil.

Y en disimular. El disimulo también es importante, pero no el disimulo malo, el del hipócrita, por ejemplo, del que va a hacer un negocio. O de esos tipos que los hay de muy mala…de muy mala fe, ¡que son unos Mihuras! El disimulo en el matrimonio es disimular las faltas del otro. Nada de ir contando los defectos ni las cosas del marido a nadie; ni a esa amiga entrañable que tienes. Porque esa amiga (con voz de falsete) ¡entrañable! se lo contará a otra. Y esa, a otra. ¡Ni a tu madre se lo cuentes! ¡Ni al confesor! Porque al confesor se le va a contar los pecados, pero los de uno, no los de los demás. No se le va con cuentos, ¡que estamos hartos de cuentos!

Y si los matrimonios riñen delante de las criadas, la criada se lo cuenta a la del tercero ¡y esta a la del quinto! Y luego se entera todo el mundo.

…porque esta chica (por Marisa) es muy buena, pero que muy buena. Pero tu (al novio) no creas que es la Santísima Virgen, claro que no. Ya verás como tiene sus cosas.

…y tu también (a la novia) porque los hombres no son ángeles ¡que los ángeles no se casan!

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