martes, 29 de mayo de 2007

Diálogo. Edmundo Rivero












-¿Oiga, por qué no deja ya de apuñalarme?
-¡Pues deje usted de llamarme asesino!

2 comentarios:

  1. ...era sino siiinoooo no ase

    ResponderEliminar
  2. La encontró en el bulín y en otros brazos...
    Sin embargo, canchero y sin cabrearse,
    le dijo al gavilán: "Puede rajarse;
    el hombre no es culpable en estos casos."

    Y al encontarse solo con la mina,
    pidió las zapatillas y ya listo,
    le dijo cual si nada hubiera visto:
    "Cebame un par de mates, Catalina."

    La mina, jaboneada, le hizo caso
    y el varón, saboreándose un buen faso,
    la siguió chamuyando de pavadas...

    Y luego, besuqueándole la frente,
    con gran tranquilidad, amablemente,
    le fajó treinta y cuatro puñaladas.

    ResponderEliminar