miércoles, 24 de noviembre de 2010
George W. Bush, toma del frasco
Mamá Bush matiza a su hijo sobre la anécdota del feto en un frasco
La propia madre del ex presidente desmiente que ella le enseñara el feto de su hermano abortado, tal y como cuenta Bush en sus memorias
PABLO OLIVEIRA Y SILVA - MADRID. PÚBLICO 23/11/2010
Parece ser que al final ni siquiera la escabrosa anécdota del feto de su hermano en un frasco parece ser verdad en el libro de memorias de George W. Bush.
Después de que varios analistas políticos, periodistas y lectores pusieran en evidencia numerosas mentiras en las Decision Points de Bush, ahora la misma Bárbara Bush desmiente que ella metiera el feto de su hijo muerto y se lo enseñara a su hijo.
La revelación se ha producido durante una entrevista televisada en el programa de Larry King en CNN, junto a George Bush y Bárbara Bush. "La verdad de eso es que fue Paula la que lo puso en un frasco", asegura la mujer, refiriéndose al ama de llaves de la familia. Además, agrega que estaba "sorprendida" cuando se lo entregó a "George".
Por lo visto, George W. Bush ha escrito en su libro los hechos tal y como él los recuerda, pero según su propia madre, no se ajustan a la realidad. "Es lógico que tenga un recuerdo borroso de ese momento", apuntó Bárbara defendiendo a su hijo. "Yo creo que él quería remarcar la relación tan especial que tenemos".
La postura provida del ex presidente de EEUU, George W. Bush, se fraguó cuando era un adolescente en Texas, después de que su madre le mostrara un feto en un frasco tras sufrir un aborto involuntario. Esa es la confesión que realiza Bush en su libro.
Además, el ex presidente de EEUU intenta convencer a los lectores de que él no quería invadir Irak, llegando a asegurar que "le estaba dando una oportunidad a la vía diplomática".
El libro de memorias prometía contener experiencias y detalles personales nunca antes revelados. Sin embargo, los primeros que se han sumergido en las páginas de Decision Points se han encontrado con que en realidad contiene citas y anécdotas copiadas palabra por palabra de las memorias de otros miembros del personal del ex presidente y de artículos de prensa publicados en su día.
viernes, 19 de noviembre de 2010
20-N: Glòria del bunyol
Tenías que tener otro final;
te merecías, hipócrita, un muro
en otro coto. Tu dictadura,
tu puta vida de asesino,
¡Qué incendio de sangre! Podrido verdugo,
tendría que haberte zurrado la dura
oscuridad de los pueblos, dado a tortura,
colgado de un árbol al final de algún camino.
Rata de la peor delincuencia,
te hubiera sentado bien otra muerte con violencia,
el final de tantos desde aquel julio.
Pero la has tenido como un tirano español,
solo e hibernado, gargajo de la ciencia
y con tufo de sangre y mierda. !Su Excremencia!
Gloria del buñuelo,
ha muerto el dictador más viejo de Europa,
¡un abrazo de amor y alcemos la copa!
FINAL
Havies d'haver fet una altra fi;
et mereixies, hipòcrita, un mur a
un altre clos. La teva dictadura,
la teva puta vida d'assassí,
quin incendi de sang! Podrit botxí,
prou t'havia d'haver estovat la dura
fosca dels pobles, donat a tortura,
penjat d'un arbre al fons d'algun camí.
Rata de la més mala delinqüència,
t'esqueia una altra mort amb violència,
la fi de tants des d'aquell juliol.
Però l'has feta de tirà espanyol,
sol i hivernat, gargall de la ciència
i amb tuf de sang i merda. Sa Excremència!-
Glòria del bunyol,
ha mort el dictador més vell d'Europa.
Una abraçada, amor, i alcem la copa!
FINAL, poema de Joan Brossa escrito el día de la muerte de Franco.
martes, 16 de noviembre de 2010
¡Rayos y centellas, con ustedes... The Rolling Stones!
Fecha: 7 y 8 de julio 1982
Lugar: Estadio Vicente Calderón - Madrid
Artista: Rolling Stones
Teloneros: J Geils Band
Los cielos se conjuraron para que en el segundo advenimiento de los Rolling Stones a España se produjera lo más cercano a un milagro laico. Después de varias horas de soportar un sol de justicia, 40º a capón y un 90% de humedad, empezaron a restallar rayos y centellas justo en el momento en que los Stones saltaban a la palestra. La cataclísmica tromba de agua que cayó entonces hizo que el mar de globos que adornaba el escenario se precipitase sobre una parroquia que no daba crédito a lo que se le venía encima. Apartando los globos cual Moisés separó las aguas del Mar Rojo, el público madrileño se encontró con la sorpresa de ver a un Mick Jagger que achicaba agua del escenario con una fregona. ¡Y todo ello cantando “Under my thumb”!
Antes de todos estos prodigios, la J Geils Band había estado soberbia con su rythm & blues de casta. Pero este fue el día en que sus Satánicas Majestades se convirtieron en los Santos Stones. Las fuerzas de la Naturaleza y del Arte se coaligaron para obrar el portento de trasmutar el chaparrón en rock incendiario. Viendo que caían “stones” de punta, buena parte del respetable optó por quedarse en paños menores. Los Rolling, en estado de gracia absoluta, regalaron un concierto que ha quedado para los anales. De hecho, buena parte del público repitió al día siguiente con la esperanza de que la maravilla se produjera de nuevo. No fue así totalmente, pero aparte de la magia meteorológica, la segunda actuación de los Stones fue, en lo musical, igualmente estratosférica. Comenzaron con “Star me up”, de su álbum “Tatoo You” (1981), sabiendo que el personal estaba ya de rodillas y bajo su pulgar. ¡A bailar viejas!
Mick Jagger - voz, guitarra
Keith Richards - guitarra, voces
Ron Wood - guitarra
Bill Wyman - bajo
Charlie Watts - batería
Músicos adicionales:
Ian Stewart - piano
Chuck Leavell - teclados
Bobby Keys - saxofón
El setlist fue el siguiente:
"Under My Thumb"
"When the Whip Comes Down"
"Let's Spend the Night Together"
"Shattered"
"Neighbours"
"Black Limousine"
"Just My Imagination (Running Away with Me)"
"Twenty Flight Rock"
"Going to a Go-Go"
"Chantilly Lace"
"Let Me Go"
"Time Is on My Side"
"Beast of Burden"
"Let It Bleed"
"You Can't Always Get What You Want"
"Little T&A"
"Tumbling Dice"
"She's So Cold"
"Hang Fire"
"Miss You"
"Honky Tonk Women"
"Brown Sugar"
"Start Me Up"
"Jumpin' Jack Flash"
"Satisfaction"
jueves, 11 de noviembre de 2010
La verdadera muerte de Francisco Franco, por Max Aub
I
Ignacio Jurado Martínez nació en El Cómichi, congregación del municipio de Arizpe, en el estado de Sonora, el 8 de agosto de 1918. Tres años después, la familia bajó al ejido del Paso Real de Bejuco, en el municipio de Rosamorada, en Nayarit. De allí, cuando la mamá enviudó por un “quítame estas pajas”, se trasladaron -eran cinco hijos- a la villa de Yahualica, en Jalisco. Al cumplir los ocho años, Ignacio se largó a Guadalajara donde fue bolero hasta que, a los quince, se descubrió auténtica vocación de mesero. Un lustro después entró a servir en un café de la calle del 5 de Mayo, en la capital de la República.
-¿Usted, de dónde es?
-De Guadalajara.
Ser mozo de café es prestar servicios, no famulato; dependencia, no esclavitud; tiénese ocasión de ofrecer, indicar, recomendar, reconocer; lazarillo de gustos ajenos; factótum, no lacayo; maestresala, copero, no mono; camarero, no siervo ni siquiera apellidando libertad. Un mesero tiene personalidad, mayor con los años si cuenta con parroquia fija, más ligada ésta a la costumbre que el servidor Sólo el peluquero se le puede comparar, y no en la asistencia, menos frecuente.
Ser mesero titular otorga derechos y conocimientos múltiples. Nacho, del café Español, llegó a institución. Renunció a su semanal día libre porque nada le gusta tanto como andar de la cocina a sus mesas -ocho, del fondo-, al tanto de las conversaciones, metiendo cuchara en cualquier ocasión, que no faltan.
Le place tener relación directa con las cosas: el mármol -tan duro, tan fino, tan liso, tan resbaladizo al paso del trapo húmedo-; el vidrio, todavía un poco mojado, de los vasos; la loza, blanca brillante, de tazas y platos; las agarraderas de ébano -luego de baquelita- de las grandes cafeteras de aluminio.
El aseo, la nitidez, el abrillantamiento de la piedra, logrado por el rodeo vivo del paño. (No recoge los trastos; hácelo Lupe, la «Güera»; la trata poco, teniendo en cuenta las categorías. Mándala con mirar, pocas palabras, alguna seña de la mano.) Vierte el café y la leche con precisión, a chorro gordo, de pronto cortado a ras del borde de la taza o vaso, con un recorte que demuestra, a cada momento, su conocimiento profundo del oficio.
-¿Mitad y mitad?
-¿Basta?
Le molestó la introducción del café exprés, que le daba servido el brebaje.
Desde el día de su llegada a la capital, el 7 de octubre de 1938, halló un cuarto en la azotea de una casa de la calle de 57, a dos pasos de su trabajo; alli siguió. Bastábale su cama, una silla, una comodita, el baño común -al final del pasillo-, un aparato de radio, para que las noticias no le cogieran desprevenido, a la hora de los desayunos. Come y cena en el café, según lo que sobra en la cocina. Vida sentimental nunca tuvo; carece de interés masculino: nació neutro, lo dio por bueno. Abundaban busconas por el rumbo, sobre todo los primeros años -las alejó el crecimiento, a borbotones, de la capital-; le conocieron, dejándole de ofrecer sus servicios; él, en cambio, no dejó de prestarles algunos, con lo que fue bien visto, como en todas partes; que eran pocas. La ciudad, para él, empieza en el Zócalo, acaba en la Alameda: la calle del 5 de Mayo, algo de las de Tacuba y Donceles; mojones impasibles, a izquierda y derecha: la Catedral, el Palacio de Bellas Artes; enfrente, los Ferrocarriles Nacionales: la Religión, el Arte, el Mundo, todo al alcance de la mano; le bastaba, sin darse cuenta de ello.
Pequeño, hirsuto, canicas de obsidiana los ojos vivísimos; barba cerrada, magro, tirando a cobrizo, limpio a medias, los dienten muy blancos de por sí y de no fumar, se movía sin prisas, seguro de su importancia, de llevar a cabo sus funciones con perfección -lo cual era relativo.
-Dos exprés, dos capuchinos, un tehuacán.
-Una coca, un orange, un cuarto de leche.
-Unos tibios, tres minutos; pan tostado. Dos jugos de naranja.
-Una limonada preparada. Dos cafés americanos.
Conoció las paredes del establecimiento cremas, grises y verdes claras (1938-1948-1956); el mostrador al fondo, luego a la izquierda (1947); el cambio de ventiladores (1955), la subida paulatina de precio del café, de 0,25, en 1938, a un peso, en 1958. Un cambio de dueño, en 1950, sin que se alteraran rutina, lista de consumiciones, ni disposición del local, como no fuese el cambio de lugar del mostrador, antes mencionado.
-Téllez renuncia la semana que viene.
-El 1 de septiembre, Casas será nombrado embajador en Honduras.
-Ruiz pasa a Economía.
-Desaforarán a Henríquez.
-Luis Ch. es el futuro gobernador de Coahuila.
Cierto odio hacia los vendedores de billetes de la lotería nacional, que juzga institución inútil no teniendo necesidades económicas; añádese la protección un tanto prosopopéyica que otorga a los boleros, por su pasado.
Con los años y el oído se hizo una “cultura”. Su concepción del mundo es bastante clara; aceptable como está. Más, constante, la curiosidad por los problemas de sus parroquianos y los planteados por los mismos; nada preguntón, por oficio, seguro de que su clientela acaba revelando, a la corta o a la larga, a unos u otros, la solución de sus casos, si la hay.
Existen, naturalmente, consumidores de paso, sin interés, a menos que entren a dilucidar un problema, y lo logren, lo cual se refleja en la propina. De por sí, el oído fino; lo afinó, como sucede con todo, con el diario ejercicio. Las fuentes de su saber fueron variadas, según las horas y el tiempo. Temprano, desayunaban en la mesa de la esquina unos altos empleados de la Compañía de Luz y Electricidad comentando la actualidad puesta de relieve por los titulares de los diarios. Dejando aparte a don Medardo García, bilioso, que sólo se preocupa de su salud, a menos que salte el tema de las inversiones extranjeras, su fuerte, y a don Gustavo Molina, frotándose siempre las manos, lector de algunas revistas norteamericanas, que pasa por listo, a pesar de los cuernos, apasionado por los chistes. Fijos eran, en la mesa contigua, dos libreros, don Pepe y don Chucho, que parecen hermanos, sin serlo; dos funcionarios de los Ferrocarriles, don Juan y don Blas, que sólo se afeitan los miércoles; dos joyeros, don Antonio y don Sebastián; todos viejos, con aficiones a la política aduanera, al cine y a los toros. Dos jóvenes empleados de confianza de un banco gubernativo hablaban, con una regularidad digna de mejor causa, de lo ingurgitado la noche anterior y sus, para ellos, naturales consecuencias. Nacho tuvo así -a lo largo de cinco años, al cabo de los cuales, por cambio normal de Presidente de la República, pasaron a ocuparse de los problemas nacionales de la pesca- conocimiento preciso de casas de lenocinio de todas calañas; lo cual le dio autoridad hasta en este tema, que no le atañía. Juntábanse, a la misma hora, en las otras mesas, tres masones, dependientes de la Secretaría de Comunicaciones, comentando tenidas y los avatares escondidos de la política nacional; el sonorense se dio pronto cuenta de que no se debían tornar muy en serio sus constantes vaticinios de cambios en los equipos burocráticos y ministeriales. A pesar de ello, le servían, sirviendo, para darse por enterado:
-Téllez renuncia la semana que viene.
-El 1 de septiembre, Casas será nombrado embajador en Honduras.
-Ruiz pasa a Economía.
-Desaforarán a Henríquez.
-Luis Ch. es el futuro gobernador de Coahuila.
En las horas semivacías que siguen, aparecen forasteros; se encuentran amigos que se ven de tarde en tarde; cuéntanse sus peripecias, el nacimiento del último hijo, el cambio de «chamba», la perspectiva de un negocio, cómo les fue en un viaje reciente. Algún senador bebe agua mineral con un amigo particular en busca de recomendación; otro toma café con un conocido apenas, que intenta lo mismo.
De dos a tres y media, el café se puebla de oficinistas: de Comunicaciones, de Agricultura, del Senado, de Correos, de Bellas Artes, del Banco de México, de Ferrocarriles, cuyos edificios fueron construídos alrededor del «Español».
Es la hora menos interesante: se comentan hechos pequeños, se truena contra los jefes y compañeros, se hacen planes para la tarde, se habla -poco- de la familia, se interpretan las noticias de los periódicos de mediodía, algún artículo o caricatura de los de la mañana, las agruras, el dolor de riñones, la solapada intención de un columnista.
A las dos y treinta y cinco don Luis Rojas Calzada se sentaba en su mesita cercana al mostrador, hablaba, con Elena Rivas, la cajera, mientras trasegaba sus primeros tequilas antes de irse a la cantina de la esquina, a seguir tomando y jugar dominó hasta la una de la mañana. Don Luis, cajero de Ferrocarriles en tiempos de don Porfirio, se conservaba en alcohol; rojito, rejileto, feliz. Faltó el 14 de junio de 1948 porque le enterraron esa misma mañana. Sólo hablaba de lo muy pasado; el mundo, para él, acabó en 1910.
Pegado, a la calle -en la mesa que por la mañana ocupaban los de la Compañía de Luz- se reúnen, antes de comer en un restorán de las calles de Brasil, Celerino Pujadas, Nemesio Santos, Mauricio González y Norberto Moreno; suele añadírseles algún conocido de todos. Para ellos no hay más universo que el que forjaron, en la década de los veinte, Carranza, Obregón y Calles. Discuten y añoran tranquilamente, aportando datos (todos guardan, a su decir, documentos inéditos que causarán gran revuelo).
-Cuando Maytorena...
-Cuando el general González...
-Cuando el coronel Martínez…
-Cuando Lucio…
-Cuando Villa...
-Eso fue cuando Emiliano
-No, hermano, perdóname, fue Cárdenas, en 1929.
A lo largo de los años, Nacho tuvo por esa sola mesa, aunque algo unilateralmente -lo reconocía-, un conocimiento pormenorizado de la Revolución; anecdótico y parcial desde luego, pero suficiente para sus afanes históricos, lo que compensaba ciertas exigencias acerca de la temperatura de los brebajes que tragoneaban: tibio el café de don Nemesio, hirviendo el de don Mauricio.
Cuando se retiran los «revolucionarios», empiezan a llegar los «intelectuales», que ocupan, durante tres horas -de tres y media a seis y pico-, las tres mesas del centro.
Los Revueltas, Jorge Cuesta, Xavier Villaurrutia, Octavio Barreda, Luis Cardoza y Aragón, Lolito Montemayor, José y Celestino Gorostiza, Rodolfo Usigli, Manuel Rodríguez Lozano, Lola Álvarez Bravo, Lupe Marín, Chucho Guerrero Galván, Siqueiros, a veces Diego Rivera, hablan de literatura, de la guerra española, de arte; unos de otros, mal por lo común. De teatro, de política, de viajes, de las noticias de los ausentes. Comentan las revistas propias y ajenas. De cine.
La noche, en México, no es propicia para el café; sí para el amor. Entran y salen mujeres al acecho, cinturitas, jotos. Algunos empleados cansados; varios provincianos haciendo recuerdo de lo hecho y por hacer antes de recogerse en los hoteles cercanos. Dos o tres burócratas en mal de horas extraordinarias.
Las meretrices callejoneras le tienen al corriente de los chismes de unas y otras, cuidadosas de callar -como no sea de bulto- los azares de su profesión.
A las nueve y media se bajan las Cortinas de fierro. A las diez, tras mojar dos panes de dulce en su café con leche, a dormir despaciosamente.
Todo cambió a mediados de 1939: llegaron los refugiados españoles.
II
Varió, ante todo, el tono: en general, antes, nadie, alzaba la voz y la paciencia del cliente estaba a la medida del ritmo del servicio. Los refugiados, que llenan el café de la mañana a la noche, sin otro quehacer visible, atruenan: palmadas violentas para llamar al «camarero», psts, oigas estentóreos, protestas, gritos desaforados, inacabables discusiones en alta voz, reniegos, palabras inimaginables públicamente para oídos vernáculos. Nacho, de buenas a primeras, pensó regresar a Guadalajara. Pudo más su afición al oficio, la cercanía de su alojamiento, la comodidad, el aprecio del patrón (feliz con el aumento consumicionero, que le permitió traspasar provechosamente el establecimiento a los tres años). El hondo resquemor del inesperado y furioso cambio no desapareció nunca. Sufrió el éxodo ajeno como un ejército de ocupación.
Los recién llegados no podían suponer -en su absoluta ignorancia americana- el caudal de odio hacia los españoles que surgió de la tierra durante las guerras de Independencia, la Reforma y la Revolución, amasado lo mismo con los beneficios que con las depredaciones. Ni alcanzarían a comprenderlo, en su cerrazón nacionalista, con el orgullo que les produjo la obra hispana que descubrieron como beneficio de inventario ajeno, de pronto propio. Jamás las iglesias produjeron tanta jactancia, y más en cabezas, en su mayor número, anticlericales.
Los primeros años, la prensa más leída, partidaria de Franco, les solía llenar de lodo; mientras los revolucionarios, en el poder, antihispanistas por definición, los acogían con simpatía política, los opositores —carcas y gachupines- los vieron con buenos ojos, por españoles, repudiándolos por revolucionarios. Un lío. Para Ignacio la cosa resultó más fácil, los despreciaba por vocingleros.
A los dos meses, supo de la guerra española como el que más.
Hasta este momento, las tertulias habían sido por oficios u oficinas, sin hostilidad de mesa a mesa. Los españoles -como de costumbre, decia don Medardo- lo revolvieron todo con sus partidos y subdivisiones sutiles que sólo el tiempo se encargó de aclarar en la mente nada obtusa, para estos matices, del mesero sonorense; por ejemplo: de cómo un socialista partidario de Negrín no podía hablar sino mal de otro socialista, si era largocaballerista o «de Prieto», ni dirigirle la palabra, a menos que fuesen de la misma provincia; de cómo un anarquista de cierta fracción podía tomar café con un federal, pero no con un anarquista de otro grupo y jamás -desde luego- con un socialista, fuera partidario de quién fuera, de la región que fuese. El haber servido en un mismo cuerpo de ejército era ocasión de amistad o lo contrario. El cobrar los exiguos subsidios que se otorgaron a los refugiados los primeros años, subdividía más a los recién llegados: los del SERE frente a los del JAKE, así fuesen republicanos, socialistas, comunistas, ácratas, federales, andaluces, gallegos, catalanes, aragoneses, valencianos, montañeses o lo que fueran. En una cosa estaban de acuerdo: en hablar sólo del pasado, con un acento duro, hiriente, que trastornaba. Nacho llegó a soñar que le traspasaban la cabeza, de oreja a oreja, con un enorme alfiler curvo, en forma de C, en un pueblo catalán. De tanto español le nació afición por Cuauhtémoc, que supo perder callando -rémora de cierta tertulia de los jueves por la tarde, de algunos escritores de poco fuste y mala lengua, amenizada por un coronel de tez muy clara y ojos azules, enemigo personal de Hernán Cortes y sus descendientes que (para él) eran, sin lugar a duda, todos los refugiados-. A pesar de que Carmen Villalobos -zapoteca puro- le hizo ver, el 11 de febrero de 1940 (lo hago constar porque luego las frases se han repetido como propias), que los recién llegados no parecían haben tenido gran cosa que ver en la toma de Tenochtitlán, sino más bien los ancestros del bizarro coronel Chocano López.
El mal era otro: traíanse impertérritos en primer lugar y voz en grito:
-Cuando yo...
-Cuando yo...
-Cuando yo...
-Cuando yo le dije al general...
-Cuando tomamos la Muela...
-Cuando yo, al frente de mi compañía...
De la compañía, del regimiento, de la brigada, del cuerpo de ejército... Todos héroes. Todos seguros de que, a los seis meses, regresarían a su país, ascendidos. A menos que empezaran a echarse la culpa, unos a otros:
-Si no es porque la 47 empezó a chaquetear
-Si no es porque los catalanes no quisieron...
-¡Qué carajo ni que coño!
-Si no es porque Prieto...
-¡Qué joder!
-Si no es porque los comunistas...
-¡No, hombre!
-¡Mira ése!
-¿Qué te has creído?
-Ese hijo de puta...
Todos con la c y la z y la ll a flor de labio, hiriendo los aires. Horas, semanas, meses, años.
En general, los autóctonos emigraron del local. Quedaron los del desayuno -que los españoles no eran madrugadores- y los «intelectuales». Ese grupo creció en número y horas. A los mexicanos, se sumaron puntuales Pedro Garfias, León Felipe -barba y bastón-, José Moreno Villa -tan fino-, José Bergamín -con el anterior, únicos de voz baja-, Miguel Prieto, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, José Herrera Petere, Juan Rejano, Francisco Giner de los Ríos, Juan Larrea, Sánchez Barbudo, Gaya: veinte más que trajeron aparejados otros mexicanos en edad de merecer: Alí Chumacero, José Luis Martínez, Jorge González Durán, Octavio Paz. Con ellos transigió Nacho. A pesar de lo parco de las consumiciones: ocupábanse del presente, hablaban de revistas y de libros; pronto, el número se redujo por incompatibilidades personales, a las que no solían referirse en voz alta. Además, las conversaciones variaban al aire de las circunstancias, lo que no era el caso en las otras mesas:
-Cuando atacamos la Muela...
-Si los murcianos no hubieran empezado a gritar: ¡estamos copados!...
-Si el gobierno no hubiera salido de naja, el 36...
-Cuando yo...
-Cuando yo...
-Cuando yo...
-No, hombre no.
-¡Qué carajo ni qué coño!
-La culpa fue...
-Pues joder...
-Ahora, cuando volvamos, no haremos las mismas tonterías...
No sólo las lides militares: los jueces, los fiscales, los directores generales, los ministros, rememorando -siempre como si fuese ayer-, y la esperanza, idéntica:
-Cuando caiga Franco...
Ahí estaba el quid:
-Cuando caiga Franco...
-Cuando caiga Franco...
Horas, días, meses, años. Vino la guerra, la otra; contó poco:
-En Jaén, cuando atacamos...
-En el Norte, durante la retirada...
-En Lérida...
-¡Que te crees tú eso!
-En Brunete, cuando yo...
-Y veíamos Córdoba. Si no hubiera sido por el traidor del general Muñoz, nos colábamos...
-Vete a hacer puñetas...
En 1945 todo parecía arreglado. No hubo tal. Algunos murieron; otros no aparecieron más por el café, trabajando. Llegaron más: de Santo Domingo, de Cuba, de Venezuela, de Guatemala, según los vaivenes de la política caribeña. Lo único que no variaba era el tema, ni el tono, de las discusiones:
-Cuando caiga Franco...
-Aquello no puede durar...
-Tiene que caer...
-¿Ya leíste que...?
-Es cuestión de días..
.
De semanas, de meses -a lo sumo-. Los que dudaban acababan callando, apabullados.
El ruido, las palmadas (indicadoras de una inexistente superioridad de mal gusto), la algarabía, la barahúnda, la estridencia de las consonantes, las palabrotas, la altisonancia heridora; días, semanas, meses, años, iguales a sí mismos; al parecer, sin remedio.
III
En 1952, entró a servir en otro turno Fernando Marin 0lmos, puertorriqueño, exiliado en México por partidario de Albizu Campos, cabeza cerrada -y encerrada- de los independentistas de Puerto Rico.
Fernando, hablar cantarino y nasal caribeño, menudo, oliváceo, pelo lacio -tan abundante como oscuro-; nariz afilada, larga; boca fina, de oreja a oreja, había sido maestro rural. Luego, en Nueva York, probó toda clase de oficios; en México, después de intentar vender libros a plazos, entró a servir al café Español; cumplido y de pocas palabras. Entendióse bien con Nacho, que respetaba su desmedido afán por las mujeres, y aun le ayudó en alguna ocasión en que el sueldo no le daba para satisfacer su cotidiano apetito sexual.
Tenía Nacho sus ahorros; empujado por su compañero, que no carecía de ideas comerciales, aunque no las supiera poner personalmente en práctica -¿con qué?, siempre en la quinta pregunta-, empezó a prestar pequeñas cantidades a gentecillas de los alrededores, con elevados réditos, que acrecieron su capital con cierta rapidez. Pronto Fernando Marín fue confidente de la indignación que le producían el tono -y las salidas del mismo-, los temas obsesivos de los refugiados españoles. No compartió el isleño esa opinión, antes muy al contrario. Nacho cesó inmediatamente su lamentación; le molestaba hablar con quien no fuera de su parecer. Su reconcomio siguió, solitario, carcomiéndole el estómago. De ahí cierta úlcera que, desde entonces, le ató al bicarbonato y al insomnio.
-Cuando caiga Franco...
-El día que volvamos...
Las interminables discusiones hurgaban al sonorense de la glotis al recto. Pensó, con calma, midiendo estrechamente ventajas y desventajas, cambiar de establecimiento; tuvo proposiciones: una de San Ángel, otra en Puente de Vigas, otra al final de la Calle de Bolívar; todas lejos de su casa, que no quería abandonar a ningún precio, entre otras razones porque parte de sus obligados económicos solían pagarle allí los intereses semanales de sus préstamos; otros lo hacían en el café (el W. C. era buen despacho). Sin contar que no quería perder la compañía de Fernando, siempre dispuesto a sustituirle mientras despachaba con su clientela reditora. Supo corresponder, duplicando su turno, cuando después de un frustrado atentado, en Washington, de unos irredentos puertorriqueños contra el Presidente Truman (germen, tal vez, de su gran idea), detenían a Marín cada vez. que llegaba a México algún personaje norteamericano en viaje oficial (si venía de vacaciones, le dejaban en paz).
Marin solía discutir con los refugiados españoles acerca de las ventajas e inconvenientes del atentado personal. No comprendía cómo habiendo tantos anarquistas en España no hubieran, por lo menos, intentado asesinar a Franco. Los comunistas se oponían asegurando que no serviría de nada su desaparición violenta, como no fuera para reemplazarlo por otro general de la misma clase; los republicanos objetaban sus propios convencimientos liberales; algún federal, opuesto a la pena de muerte, se sublevaba con la sola idea. Los ácratas traían a colación las insalvables dificultades policíacas y militares.
(Nacho no sabe abstraerse; no puede oír el alboroto como tal y desentenderse: tiene que saber y, si puede, meter baza, pegar la hebra, sacar consecuencias. Los diálogos, la cháchara, el chisme, son su sustento, si no mete cuchara, si no echa su cuarto de espadas, si no comenta -que no es discutir-, no está contento. Lo que le gusta del oficio es el ruido confuso del café, pero con sentido: el palique, el cotorreo, el oír mantener opiniones contra viento y marea, una pregunta tras otra, atropelladas; ver crecer, aproximarse como una ola reventona, el momento en que alguien no puede zafarse más que con insultos; resiente propias las victorias de la dialéctica, pero no aguanta -aguantándolas- tantas alusiones, parrafadas, retruques, indirectas, memorias, acerca de si hicieron o dejaron de hacer fulano y zutano en Barcelona, éste o aquél en Lérida, Pedro o Juan en Valencia, Negrín, Prieto, Caballero, Azaña, en Madrid, en Puigcerdá, en Badajoz, en Jaén, en Móstoles, en Alcira, en Brunete, en Alicante. Todos los días, uno tras otro, durante doce horas, desde 1939; desde hace cerca de veinte años:
-Cuando caiga Franco...
-El día que Franco se muera...
-Cuando tomamos la Muela...
-No entramos en Zaragoza por culpa de los catalanes.
-¡Vete a hacer puñetas!)
Ignacio Jurado Martínez —casi calvo, casi en los huesos (la úlcera), casi rico (los préstamos y sus réditos)- no aguanta más. A lo largo de sus insomnios, el frenesí ha ido forjando una solución para su rencor, entrevé un café idílico al que ya no acuden españoles a discutir su futuro enquistados en sus glorias multiplicadas por los espejos fronteros de los recuerdos: resuelto el mañana, desaparecerá el ayer. Tras tanto oírlo, no duda que la muerte de Francisco Franco resolverá todos sus problemas -los suyos y los ajenos hispanos-, empezando por la úlcera. De oídas, de vista -fotografías de periódicos españoles que, de tarde en tarde, pasan de mano en mano-, conoce las costumbres del Generalísimo. Lo que los anarquistas españoles -que son millones al decir de sus correligionarios- son incapaces de hacer, lo llevará a cabo. Lo hizo.
(Nunca se supo cómo; hasta ahora se descubre, gracias al tiempo y mi empeño. ¿Hasta qué punto pesaron, en la determinación de Nacho los relatos de las arbitrariedades, de los crímenes del dictador español, tantas veces relatados en las mesas que atendía? Lo ignoro. Él, negando, se alzaba de hombros.)
IV
El 20 de febrero de 1959 habló con su patrón, don Rogelio García Martí, haciéndole presente que, en veinte años, jamás había tomado vacaciones.
-Porque usted no quiso.
-Exactamente, señor.
-¿Cuánto tiempo faltará?
-¿Mande? (A veces, desde hacía tiempo, se le iba el Santo al cielo, aun en el servicio.) No sé. Pero no se preocupe, el Sindicato le enviará un sustituto.
-¿Para qué? Marcial (su entenado) no tiene mucho que hacer. ¿Dónde va a ir?
-A Guadalajara.
-¿Por mucho tiempo?
-Pues a ver.
-¿Un mes, dos?
-Quién sabe.
-Pero, ¿volverá?
-Si no, ¿qué quiere que haga, señor Rogelio?
-También es cierto... Y ¿cuándo se va?
-Ya le avisaré con tiempo.
Sacó su pasaporte. Tuvo una larga conversación con Fernando:
-México no reconoce al gobierno de Franco.
El puertorriqueño le miró con cierta conmiseración:
-Chico, si no tienes algo más nuevo que decirme...
-¿Me vas a guardar el secreto?
-¿De qué? ¿De que Mexico...?
-No. Voy a ir a España.
-¿De viaje?
-¿Qué crees? ¿A quedarme en la mera mata? No, hermano; con los que hay aquí me basta.
-Entonces ¿a qué vas?
-Eso es cuestión mía.
-Chico, perdona.
-Quiero que me hagas un favor.
-Tú mandas.
-México no reconoce al gobierno de Franco...
-Chico, y dale.
-Me molesta ir con mi pasaporte.
-¿Por qué?
-Cosas mías. Pero tú tienes un pasaporte americano.
-Por desgracia de Dios.
-Préstamelo.
-Nos parecemos como una castaña a una jirafa.
-Perico lo arregla de dos patadas. Nos cambia las fotos como si nada.
(Perico Guzmán, «EI gendarme»; porque lo fue después de ladrón, antes de volver a serlo. No le gustó el «orden».)
-Y yo ¿mientras tanto?
-¿Para qué lo quieres?
-Chico, a veces, sirve.
-Te quedas con el mío.
-A ti no te puedo negar nada.
Así se hizo: por mor de unos papeles, exactamente a las 11 p.m. del 12 de marzo, Ignacio Jurado Martínez se convirtió, para todas las naciones del universo, en Fernando Marín 0lmos sin que, por el momento, hubiera reciprocidad. El flamante ciudadano norteamericano obtuvo sin dificultad un visado de tres meses para «pasearse» por España; añadió Francia e Italia, con la buena intención de conocer esos países antes de regresar a la patria. Voló a España el 2 de junio, en un avión de la compañía Iberia.
En Madrid, se alojó en el 16 de la Carrera de San Jerónimo, en una pensión que le recomendó don Jesús López, que iba y venia con frecuencia «de la Corte a la Ciudad de los Palacios», como le gustaba decir, rimbombante y orondo representante de una casa de vinos de Jerez de la Frontera (gastaba una de las pocas rayas en medio que quedaban -Peinado de libro abierto a la mitad, como decía Juanito, el bolero- y reloj de bolsillo).
Sabía, por Fernando, que en la embajada norteamericana de la capital española trabajaban algunos paisanos de la Isla. Como sin querer, Nacho se relacionó, a los pocos días, con uno de ellos, en el local del consulado de la gran república. Para curarse en salud, evitando preguntas a las que no pudiera dar cumplida respuesta, se inventó una vida verosímil: salido niño de San Juan, años en Nueva York (sin necesidad del inglés), muchos más en México, de donde el modo de hablar.
Madrid le gustó. Le pareció que los de la «Villa del oso y del madroño» -otra expresión aprendida de don Juan López— «pronunciaban» menos que sus parroquianos del café Español. Sintióse a gusto en tantos cafés de los que salió poco, como no fuera para acompañar a Silvio Ramírez Smith, su nuevo amigo, empleado puntual, aficionado a los toros y a la manzanilla, deseoso de permanecer en España, con el miedo constante de ser trasladado a Dinamarca o a Suecia, lo que parecía muy posible; casado con una madura flaca de Iowa que, al contrario, ansiaba abandonar la península, que la molestaba en todo.
El 21 de junio, conoció a Silvano Portas Carriedo, teniente de infantería, ayudante de uno de los cien agregados militares de la embajada. Liberal de sí y de sus dólares, bien parecido, menudo, de ojos verdes, no daba abasto al tinto ni a las mujeres bien metidas en carnes, de su real gusto, generalmente compartido. Nacho le fue útil por sus conocimientos profesionales en ambas materias; así, por su ser natural y la úlcera, no fuera más allá de los consejos, eso sí, excelentes; como tal, agradecidos. El sonorense iba a lo suyo, sin esforzarse; callar y mentir no le costaba. Vivía el teniente Portas en un hotel de la calle de Preciados, en el que ocupaba dos cuartos para mayor facilidad de algunos compañeros que los pagaban a escote, utilizándolos de cuando en cuando. Silvano era de los pocos solteros de la misión. (La palabra misión hacía gracia en el caletre más bien estrecho de Nacho: la misión norteamericana, que le recordaba las españolas de California -un poco más arriba de su Sonora natal- y la que le llevaba a Madrid.)
Dejando aparte unos solitarios paseos por la Castellana, Nacho Jurado no hizo nada para preparar el atentado; tenía la convicción de que todo saldría como se lo proponía. De lo único que no prejuzgaba: de la fuga. En el fondo, le tenía sin cuidado. Lo que llevaría a cabo, respondiendo a un impulso natural, era completamente desinteresado, como no fuese por librarse, si salía con bien, de las conversaciones españolas en «su» café mexicano. Puede ser que obedeciera, sin saberlo, a los intereses de su clase meseril. De todos modos, no esperaba agradecimiento: de ahí el anonimato en que permaneció el autor del hecho hasta hoy.
El 18 de julio, víspera del Gran Desfile, convidó a Silvano Portas a comer en la Villa Romana de la Cuesta de las Perdices; el invitado prefirió dar vueltas por algunas tascas y freidurías en busca de pájaros fritos, a los que era muy aficionado, entre otras cosas porque daban ocasión de distinguir entre los tintos vulgares, ciencia en la que demostraba un conocimiento que dejaba atónitos a los dueños de las tabernas. Recalaron, hacia las tres, en el Púlpito, en la Plaza Mayor, donde comieron, muy a gusto, una tortilla de espárragos.
-¿Qué pasa contigo hoy, viejo?
-Es mi santo.
-No es cierto
.
-Bueno, mi cumpleaños.
-¿Cuántos?
-Tanto da.
Tomaron café y coñac en el Dólar, en la calle de Alcalá, y tanto hablaron de cocina y en particular de corderos asados que, después de haber tomado unos vasos de tinto en una taberna de la Cava Baja, donde era muy conocido el militar puertorriqueño, fueron a comerse uno, al lado, en el Mesón del Segoviano, tras una visita a casa de la Lola, en la calle de la Luna, frente a las Benedictinas de San Plácido.
-Tú, ¿no?
-No.
-No eres poco, misterioso en este asunto.
-Cada uno es como es.
-¿No te gusta ninguna? Te advierto que esta trigueña no está mal.
-Otro día.
-Tú te lo pierdes, viejo.
A las dos de la mañana fueron, paseando la noche, al Heidelberg, en la calle de Zorrilla, a comerse un chateaubriand, como resopón. Transigió el de la isla con un Rioja, aún emperrado:
-Con todo y todo, prefiero mi Valdepeñas...
Uva perdido, salieron los últimos.
-Me tengo que acostar temprano, viejo. Mañana tengo que estar a las diez en la Castellana. El desfile ese de mierda.
-¿Nos tomamos un coñac? ¿El del estribo?
-¿Tú, viejo?
-Por una vez...
Mientras su invitado iba al urinario, el sonorense echó unas gotas de un compuesto de narcotina en la copa del mílite, al que tuvo que sostener regresando al hotel, y meter en la cama.
Lo despertó a las nueve, el de la isla no podía entreabrir los ojos:
-Agua.
Se la dio, con más soporífero.
-No te preocupes: tienes tiempo.
Antes de dar media vuelta, Portas regresó al mundo de los justos. Nacho se vistió, con toda calma, el uniforme de gala, recién planchado, dispuesto en una silla. Le venía bien. Se detuvo a mirarse ante el espejo -cosa que nunca hacía-. El verse le dio pie al único chiste que hizo en su vida, de raíz madrileña para mayor inri:
-Hermano, das el opio.
El botones le vio salir sin asombro: los militares norteamericanos suelen vestir de paisano. Sin embargo, pensó:
-Creí que éste no lo era.
Ignacio tomó un taxi, hizo que lo dejara en la calle de Génova. Bajó hacia la Plaza de Colón, tranquilamente se dirigió hacia la tribuna de los agregados militares extranjeros. Hacía un tiempo espléndido, el desfile había comenzado; la gente se apretujaba por todas partes; aviones por el cielo; pasaba la tropa con pasos contados y recios por el centro del paseo. El cielo azul, los árboles verdes, los uniformes y las armas relucientes, los espectadores bobos. Todo como debía ser.
Se acercó a la entrada de la tribuna:
-Traigo un recado urgente para el general Smith, agregado militar norteamericano.
Se cuadró el centinela. Pidiendo perdón, Nacho se abrió paso hacia la esquina izquierda del tablado. Apoyó la pierna zoca contra el barandal. A diez metros, en el estrado central, Francisco Franco presidía, serio, vestido de capitán general. Jurado sacó la pistola, apoyó el cañón en el interior de su codo izquierdo doblado -exactamente como lo pensó- ¿quién podía ver el estrecho círculo de la boca?). Disparó al paso bajo de unos aviones de caza. El estruendo de los motores cubrió el de los tiros. El Generalísimo se tambaleó. Todos se abalanzaron. Nacho entre los primeros, la pistola ya en el bolsillo del pantalón. Poco después, se zafó de la confusión, subió por Ayala hasta la calle de Serrano; frente a la embajada de la República Dominicana alcanzó un taxi.
-¿Ya acabó? -preguntó el chófer, interesado.
-Sí.
Se referían a cosas distintas.
-¿Adónde vamos?
-A la Puerta del Sol.
-No se puede pasar.
-De el rodeo que sea.
-A sus órdenes, mi general.
Silvano Portas, como era de esperar, seguía dormido. Nacho tuvo tiempo de limpiar y engrasar la pistola. A los diez días, tras dos pasados en Barcelona, asombrado de tanto catalán, pasó a Francia. Estuvo un día en Génova, otro en Florencia, tres en Roma, dos en Venecia, según el itinerario establecido por la agencia Hispanoamericana de Turismo, de la plaza de España. Llegó a París el 7 de agosto. A su asombro, le sobraba dinero, el suficiente para quedarse un mes más en Europa. Pensando en dejar boquiabierto a Fernando Marín se pagó un tour por Bélgica, Holanda, Dinamarca y Alemania. Desembarcó en Veracruz el 13 de septiembre, del Covadonga que había tomado en Vigo. Dejó pasar las fiestas patrias y se presentó a trabajar el 17, muy quitado de la pena.
V
Parece inútil recordar los acontecimientos que, para esa época, se habían sucedido en España: formación del Directorio Militar bajo la presidencia del general González Tejada; el pronunciamiento del general López Alba, en Cáceres; la proclamación de la Monarquía, su rápido derrumbamiento; el advenimiento de la Tercera República. (Todo ello oscura razón verdadera de la tardanza de Ignacio Jurado en regresar a México; dando tiempo a que los refugiados volvieran a sus lares.)
Don Rogelio -el patrón- le acogió con el mayor beneplácito:
-Ya era hora. Y ¿cómo le fue?
-Bien.
-¿Cuándo entra a trabajar?
-Ahora mismo, si le parece.
-Perfecto. Ya podía haber enviado alguna postal.
Acudía presuroso Fernando Marín:
-¿Te cogió allá el bochinche?
-No. Estaba en Dinamarca.
-Chico: ¡vaya viaje!
-¿Y tú? ¿Mucho trabajo?
-No quieras saber.
-¿Qué pasa?
Lo supo enseguida. Allí estaban los de siempre -menos don Juan Ceballos y don Pedro Torner, muertos-, todos los refugiados, discutiendo lo mismo
-Cuando yo..
.
-Calla, cállate la boca.
-Cuando yo mandaba...
-Cuando tomamos la Muela...
-Cuando yo, al frente de la compañía...
-¡Qué coño ibas tú!
Más cien refugiados, de los otros, recién llegados:
-Cuando yo...
-Al carajo.
-¿Eras de la Falange o no?
-Cuando entramos en Bilbao...
-Allí estaba yo.
-¡Qué joder!
-¡Qué joder ni qué no joder!
Ignacio Jurado Martínez se hizo pequeño, pequeño, pequeño; hasta que un día no se le vio más.
Le conocí más tarde, ya muy viejo, duro de oído, en Guadalajara.
-El café es el lugar ideal del hombre. Lo que más se parece al paraíso. ¿Y qué tienen que hacer los españoles en él? ¿O en México? Sus ces serruchan el aire; todo este aserrín que hay por el suelo, a ellos se debe. Un café, como debiera ser: sin ruido, los meseros deslizándose, los clientes silenciosos: todos viendo la televisión, sin necesidad de preguntarles: -¿Qué le sirvo? Se sabe de antemano, por el aspecto, el traje, la corbata, la hora, el brillo de los zapatos, las uñas. Las uñas son lo más importante.
Hecho una ruina.
-¿Ya se va? Cuando de veras se quiere hablar de cosas que interesan, siempre se queda uno solo. De verdad, sólo se habla con uno mismo. ¿Usted no es mexicano, verdad? A mí me hubiera gustado mucho hablar. Por eso fui mesero; ya que no hablaba, por lo menos oía. Pero oír veinte años lo mismo y lo mismo y lo mismo, con aquellas ces. Y eso que soy muy aguantador. Me ha costado mucho darme cuenta de que el mundo no está bien hecho. Los hombres, a lo más, se dividen en melolengos, nangos, guarines, guatos, guajes, guajalotes, mensos y babosos. Cuestión de matices, como el café con leche. ¿O cree que el café con leche ha vuelto idiota a la humanidad?
Al día siguiente, en su puesto de tacos y tortas, me contó la verdad.
(Guadalajara, amarilla y lila, tan buena de tomar, tan dulce de comer.)
FIN
MAX AUB
Y llegados hasta aquí, éste es un buen momento para comprar el libro donde está publicado el cuento.
Max Aub.
La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco.
Colección homenajes - Prosa. 2001.
martes, 9 de noviembre de 2010
Santiago Sierra, un artista serio
Madrid, Brumaire 2010
Estimada señora González-Sinde,
Agradezco mucho a los profesionales del arte que me recordasen y evaluasen en el modo en que lo han hecho. No obstante, y según mi opinión, los premios se conceden a quien ha realizado un servicio, como por ejemplo a un empleado del mes.
Es mi deseo manifestar en este momento que el arte me ha otorgado una libertad a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este premio. Este premio instrumentaliza en beneficio del estado el prestigio del premiado. Un estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común sin importar qué partido ocupe el puesto. Un estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local.
El estado no somos todos. El estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. No señores, No, Global Tour.
¡Salud y libertad!
Santiago Sierra
Nota acerca del nota Sierra:
En 2010, Santiago Sierra ha sido galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas de España que concede el Ministerio de Cultura "por su obra crítica, que reflexiona sobre la explotación y la exclusión de las personas, y genera un debate sobre las estructuras de poder, tal y como se manifiesta en sus diversos proyectos desarrollados a lo largo de dos décadas". La cuantía del premio es 30.000 eurazos del ala.
domingo, 7 de noviembre de 2010
Lavando la cara a un muerto, entrevista de Juán José Millás a Felipe González
Dos preguntas voy a descatar, más abajo, de la entrevista, encargada por El País, que Juán José Millás le hace a Felipe González.
Este “trabajito de encargo” viene precedido por el realizado por Millás con Alfredo Pérez Rubalcaba, en la pasada temporada primavera-verano. Aquel reportaje se llamaba “Rubalcaba privado". Y resultó premonitorio, porque ahora que Rubalcaba es Vicepresidente de Gobierno, ya sabemos que Alfredo es “privado”, en estos momentos, del más alto agente de la acción de gobierno. Puede haber otros agentes, sospecho. ¿La condición de "privado" será compatible con la de "hidra"? Veremos.
Para la entrevista con Mr. Por-Consiguiente, elegir el titular no era una papeleta fácil de solucionar con un sencillo adjetivo. Quizá el hipersignificante titular estaba escrito antes que el reportaje. El personaje tiende a condensar, espesar, precipitar. La solución final: un largo palabroteo, en formato de serial thriller sentimental, encadenando tres lapidarias frases: “"Tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije no. Y no sé si hice lo correcto".
Entre lo de Rub-Al-Kaba y Don Esfuerzos se nos ha desvelado de Millás, por otra parte un tipo con otros y mejores talentos, un nuevo oficio: lavador de cadáveres. Juán José Millás ha resultado ser también un tipo afanoso, cumplido y pulido a la hora de lavarle la cara a un muerto. No estaría de más que le llamaran de Las Vegas, los del C.S.I., que a Grissom le vendría bien doblar el puesto del cojitranco Dr. Albert Robbins , Jefe Médico Forense.
El Dr. Robbins a veces empuña su muleta para cantar un blues a coro con Grissom frente al occiso, ver el episodio “Built to kill” (Hecho para matar).
Daño colateral: Si no recuerdo mal, el grupo favorito de Rubalcaba era Los Secretos. El punto moñas de todos estos sumarios, files, autopsies and evidences.
Pregunta de Juán José Millás: -¿Cuántos puros fuma al día?
Respuesta de Felipe González: -Me digo a mí mismo que tres, pero me miento. Depende, el día que estoy tranquilo soy capaz de fumar tres, pero suelen ser más. Antes fumaba cinco, me consuela eso, y dos paquetes de cigarrillos. Hasta el año 2000 he fumado así. Acepto muy bien el envejecimiento. Es verdad que me irrita estar enfermo. Cuando me pongo enfermo, que son pocas veces y hasta ahora nada grave, es como si me enfadara conmigo mismo.
J.J.M. -¿Cuando coge una gripe o algo así?
F.G. -Sí, cosas así, normalmente, relacionadas con el tabaco. Como no dejan fumar en los hoteles, me salgo fuera, me siento en una piedra, cojo frío y alguna infección de orina. Me ha pasado tres veces, dos en Nueva York, y es horrible porque te da una fiebre altísima y un malestar tremendo. Hasta ahora, nada demasiado grave. Pero tengo mala relación con los controles médicos.
Georges Dumézil entrevistado por Bernard Pivot (Apostrophes)
Georges Dumézil, filólogo e historiador francés. Nacido en París, el 4 de marzo de 1898, falleció el 11 de octubre de 1986.
Realizó una contribución capital al conocimiento de la dinámica del espíritu humano, estudiando las sociedades y las religiones indoeuropeas. Comparando los antiguos mitos de numerosos pueblos indoeuropeos, desde los textos (conocía unas treinta lenguas), demostró que obedecían a unas estructuras narrativas muy similares que traducían una visión de la sociedad dividida en tres funciones: la función sagrada-jurídica, la función guerrera y la función de producción. Este esquema trifuncional se repite en numerosas mitologías, desde la sociedad de castas de la India a los relatos de fundación de la antigua Roma y en las instituciones sociales del antiguo régimen.
1
2
3
4
5
6
jueves, 4 de noviembre de 2010
Entre los dedos, Fernando Terremoto
.
Conmovido llevo varios días escuchando el disco que me acaba de llegar de Fernando Terremoto (Jerez de la Frontera, 1969 - 2010). No se si el artista y amigo mío Pedro G. Romero es santo de vuestra devoción - de la mía, sí-, porque estoy de acuerdo con él cuando escribe. "Si Terremoto es para muchos el Antiguo Testamento, su hijo Fernando resulta el Evangelio: comunicación, amor, universalidad".
(Disgresión: Aplico este mismo paralelismo a John Coltrane y el advenimiento en Madrid el pasado martes de su septuagenaria Excelencia Wayne Shorter).
Sí, vuelvo a ese Fernado Terremoto, que tanto duelo y tanta gloria estaba dando - me dió - cantándole al apocalíptico bailaor Israel Galván. Tanto se me da si el flamenco, esa descontextualizada abstracción a porfía, se va a sembrar malvas en el limbo de los justos. Lo que a mí me duele es que se me mueran los flamencos. A lo peor, distraídos por lo que sea, estábamos mirando a otra parte cuando podíamos haber disfrutado con la luz de Fernando. Qué fatiga de lamentos mirando hacia lo mucho que molesta y no hacia lo poco bueno que se nos va entre los dedos.
El disco "Terremoto" (A negre/Bujio, 2010) está en Spotify.
Conmovido llevo varios días escuchando el disco que me acaba de llegar de Fernando Terremoto (Jerez de la Frontera, 1969 - 2010). No se si el artista y amigo mío Pedro G. Romero es santo de vuestra devoción - de la mía, sí-, porque estoy de acuerdo con él cuando escribe. "Si Terremoto es para muchos el Antiguo Testamento, su hijo Fernando resulta el Evangelio: comunicación, amor, universalidad".
(Disgresión: Aplico este mismo paralelismo a John Coltrane y el advenimiento en Madrid el pasado martes de su septuagenaria Excelencia Wayne Shorter).
Sí, vuelvo a ese Fernado Terremoto, que tanto duelo y tanta gloria estaba dando - me dió - cantándole al apocalíptico bailaor Israel Galván. Tanto se me da si el flamenco, esa descontextualizada abstracción a porfía, se va a sembrar malvas en el limbo de los justos. Lo que a mí me duele es que se me mueran los flamencos. A lo peor, distraídos por lo que sea, estábamos mirando a otra parte cuando podíamos haber disfrutado con la luz de Fernando. Qué fatiga de lamentos mirando hacia lo mucho que molesta y no hacia lo poco bueno que se nos va entre los dedos.
El disco "Terremoto" (A negre/Bujio, 2010) está en Spotify.
lunes, 1 de noviembre de 2010
¡Qué pedazo de noche! (Programa piloto TV)
(Sitcom que todavía no ha sido puesta en antena por problemas técnicos.
A continuación del guión se detalla la dinámica del programa y el perfil de los personajes)
TÍTULO CAP. PILOTO: "SACANDO LOS DIENTES"
1- DESPACHO DE MANOLO ROMERO
MANOLO ESTÁ EN SU DESPACHO DE LA CADENA DE TELEVISIÓN DONDE TRABAJA. ESTÁ DICTANDO A UNA GRABADORA LA CARTA QUE VA A ENVIAR AL DIRECTOR DE LA EMISORA. ESTÁ ANDANDO POR EL DESPACHO MIENTRAS PARLOTEA Y GESTICULA
MANOLO
”Estimado Señor Director: Como usted sabe, soy de esos a los que los intelectuales acomplejados llaman “caretos de la caja tonta”, pero qué sabrán ellos de la vida, y menos de la tele.
HACE UNA PAUSA Y RETOMA EL HILO TRAS MIRARSE EN EL ESPEJO. SE REPASA CUIDADOSAMENTE EL PELO, OBSERVANDO CON UN ESPEJO DE MANO DÓNDE LE CLAREA MÁS. HACE UN MAL GESTO AL VERSE LA CORONILLA, SE LA ATUSA, MARCA PAQUETE Y SIGUE DICTANDO.
MANOLO
“Le ofrezco un programa, “¡Qué pedazo de noche!”, que está llamado a conquistar la audiencia y a revolucionar los conceptos habituales acerca de la televisión. Vivimos momentos de decadente atonía y hacen falta escándalos de nuevo coño. ¡Coño no, cuño, coño!”.
CABREADO POR HABERSE EQUIVOCADO ENTRE EL COÑO Y EL CUÑO, ABRE EL ARMARIO Y BEBE A ESCONDIDAS UN LARGO TRAGO DE WHISKY. ANTES DE CERRAR, SE ACUERDA DE SU MASCOTA, UN MUÑECO DE BRUCE SPRINGSTEEN. LE OFRECE UNAS GOTAS Y HABLA CON ÉL
MANOLO
Tú y yo, hemos nacido para correr y para corrernos. ¡A tu salud, Boss!
2- DESPACHO DEL DIRECTOR DE LA CADENA
EL DIRECTOR ESTÁ LEYENDO LA CARTA DE MANOLO CON ÉL SENTADO TRAS SU MESA
DIRECTOR
“¡Qué pedazo de noche!” siempre se moverá en el límite de lo televisivamente incorrecto. La televisión debe colmar las ansias más inconfesables del espectador. Sepa usted que con tal de llegar a la cima del “share” nacional, estoy dispuesto a lo que sea. Mi programa ofrecerá de todo y a lo bestia: monjas encueradas, políticos haciéndose el hara-kiri, marcianos recién bajados del platillo volante, caníbales domésticos, extravagancias sexuales, fenómenos paranormales o fugados de la justicia. El morbo vende”.
EL DIRECTOR SE LEVANTA, SERIO, Y LE TIENDE LA MANO A MANOLO. ÉSTE BESA SU ANILLO Y ESCUCHA UNA ORDEN
DIRECTOR
A por ellos
3 –PLATÓ DE ¡QUÉ PEDAZO DE NOCHE!
UN MAGO HIPNOTIZADOR ESTÁ EN ESCENA. DELANTE DE ÉL HAY UNA PECERA LLENA DE PIRAÑAS
MAGO
Ahora vamos a contemplar algo inaudito. Todos sabemos que las pirañas son capaces de comerse a un ser humano a bocados en pocos segundos. Lo que nunca se ha visto es a un hombre darle un mordisco a una piraña. ¡Pepe, me ayudarás en este prodigio!
MANOLO
Adelante, como los de Alicante... Pero, no tendré que hacerles el boca a boca, ¿no? ¡Ja, ja, ja!
MAGO
¡Qué va, Manolo, confía en mi! Coge la pecera con tus dos manos. (El mago toca la frente de Pepe) Cierra los ojos, abre la boca y di AAAH!
EN ESE MOMENTO EL MAGO PROPINA UNA COLLEJA A MANOLO, AL QUE SE LE SALTA EL PUENTE DONDE LLEVA ENGANCHADOS LOS INCISIVOS SUPERIORES. LOS DIENTES CAEN DENTRO DE LA PECERA. EL REGIDOR MANDA APLAUDIR AL PÚBLICO, SUENA LA SINTONÍA Y PEPE DESPIDE EL PROGRAMA COMO PUEDE
MANOLO
¡E eazo e oche! (¡Qué pedazo de noche!)
MANOLO SALE DEL PLATÓ TAPÁNDOSE LA BOCA Y MASCULLANDO MALDICIONES. EN EL BACK STAGE LE ESPERA JESÚS CAÑETE, SU MANO DERECHA
JESÚS
Cuidado Manolo, que por ahí viene tu ex-mujer hecha una furia. A ver cómo le hincas el diente...
MANOLO
CON MIRADA ASESINA, ATUSÁNDOSE EL PELO CON UNA MANO Y TAPÁNDOSE LA BOCA CON LA OTRA
Enos oñas (menos coñas)
LA EXMUJER DE MANOLO, GLORIA TUSELL, LLEGA BLANDIENDO UNOS PAPELES CON LOS QUE LE ABOFETEA
GLORIA
¡Mira las audiencias, desdentado, descerebrado, deshecho! Has vuelto a hundir el programa. ¿Quién me convencería para que fuera tu productora? Debo estar loca.
GLORIA VUELVE A SACUDIR A MANOLO CON LOS PAPELES. ÉSTE SE DEFIENDE COMO PUEDE MIENTRAS SE DIRIGE A JESÚS
MANOLO
Ezús, aeme a enaura (Jesús, tráeme la dentadura)
JESÚS SE LAS VE Y SE LAS DESEA PARA METER LA MANO EN LA PECERA
4- INTERIOR DEL P-ZONES, UN LOCAL DE ALTERNE
MANOLO CONSUELA SUS FRACASOS EN ESTE SITIO. ALLÍ TRABAJA LOLA, UNA CUARENTONA DE BUEN VER Y MUY VIVIDA. CON MANOLO EJERCE DE LO SUYO Y DE PSICOANALISTA MATERNAL. MANOLO, WHISKY EN RISTRE, LLORIQUEA SU RECIENTE HUMILLACIÓN TELEVISADA
MANOLO
... y fíjate, no podía ni articular palabra!
LOLA
Sí, ya lo he visto. No ha sido para tanto, hombre. Y te advierto que en mi oficio lo de tener una dentadura de quita y pon está muy solicitado.
MANOLO
Ya, ¿pero lo de las pirañas, qué? ¿También te lo piden? El pobre Jesús, menudo cabrito, ha tenido que envenenarlas para no quedarse manco. ¡Tengo que hacer algo con estos inútiles! No me tienen respeto y la audiencia anda por los suelos.
LOLA
No te pongas dramático, Manolón. Tu céntrate en tu paquete y en las señoras, que son tu punto fuerte.
PEPE
Para fuerte la pasada que me ha dado el canalla de Jaime Gallardo: ¡“Código Crudo” nos ha sacado 20 puntos de share! Soy el farolillo rojo de la noche. Y no para de caérseme el pelo….
LOLA
Ven pa’ca, Manolón, que yo sé lo que te hace falta.
LOLA ENTIERRA LA CARA DE MANOLO ENTRE SUS TETAS. SUENA EL MÓVIL DE MANOLO. ÉSTE CONTESTA SIN SACAR LA CARA DE LAS TETAS
MANOLO
Sí, ¿qué pasa? ... ¿Pero tiene que ser ahora? ... ¡No jodas! ¡Voy volando!
MANOLO SACA LA CARA DE LAS TETAS, SE AGARRA A ELLAS CON AMBAS MANOS Y SE DESPIDE
MANOLO
Lo siento, chata. Me voy, tengo entre manos algo grande.
5- REDACCIÓN DE ¡QUÉ PEDAZO DE NOCHE
TODOS LOS CURRANTES ESTÁN VIENDO EL VÍDEO DE LA NOCHE ANTERIOR MUERTOS DE RISA. ALLÍ ESTÁN JESÚS, EL SUBDIRECTOR; PACO, EL REDACTOR TODO TERRENO; EVITA, LA BECARIA MACIZA; ALEJANDRO, EL GUIONISTA PEDANTE. MANOLO ENTRA HECHO UNA FURIA Y EMPIEZA A DESPOTRICAR CONTRA TODO EL MUNDO
MANOLO
¿Dónde está Pepe el Vísceras? Me habéis sacado de una reunión muy importante y éste sin aparecer. Bueno, vamos a poner orden. ¿De dónde salió ese mago caníbal?
SONRISILLAS A SU ESPALDA
MANOLO
A ver si os pongo a todos en la puta calle. Sé de sobra que aquí hay un espía infiltrado. ¡Ay de él, porque pienso llegar al fondo de esta conspiración!
JESÚS
¿Qué espía, Manolo, qué espía? Simplemente surgió la oportunidad de robarle el mago al programa de Gallardo y pensé que ya nos podíamos dar con un canto en los dientes si...
MANOLO
¡Que no me hables más de dientes, Jesús! Así que tuya ha sido la brillante idea...
JESÚS
No, no, no. En realidad fue cosa de Paco...
MANOLO
¡Ya tenemos al traidor!
PACO
¡Qué no, Manolo, que no! Yo qué iba a saber. Salió en el programa de Gallardo y allí montó la de Dios.
PACO MIRA A JESÚS BUSCANDO APOYO, PERO ÉSTE SE DA LA VUELTA
PACO
Acuérdate de que a Loles León le hizo comerse una sartenada de saltamontes, ¡y la tía decía que estaban más ricos que los salmonetes!
MANOLO
Me da igual lo que se coma la Loles o el conejo de la Loles. Aquí el que ha quedado como un imbécil he sido yo. Y Gallardo de rositas, sube que te sube...
ALEJANDRO
A mi se me ha ocurrido una cosa exquisita...
MANOLO
No quiero saber nada de tus cursiladas.
ALEJANDRO
Que no, Manolo, que esto te va a gustar. Es un juego de humillación. Tu anuncias que si un concursante elegido entre el público enciende diez veces seguidas su mechero, gana un viaje de nuestro patrocinador: Albatros Air Lines.
MANOLO
Albatros, menudos chorizos. Me dejaron tirado el año pasado en las Seychelles. ¿Y esa es la humillación?
ALEJANDRO
No, ahora viene lo bueno. Por si falla, tú estás delante del concursante con una tarta en la mano. Y cuando falle, que eso está científicamente demostrado, se la estrellas en la cara.
MANOLO
¡Joder! ¿Se la planto en toda la jeta? Cojonudo. Dale una vuelta.
EVITA
Manolo, yo también tengo un temita.
MANOLO
Tú lo que tienes es un temazo, Evita.
LE AGARRA EL CULO CON AMBAS MANOS
. EVITA
¡Ay, Manolo! ¡Ya estás con el mobing!
EN ESE MOMENTO, ENTRA EN LA REDACCIÓN GLORIA TUSELL. QUE COGE A MANOLO CON LAS MANOS EN LA MASA
GLORIA
¿Así es como piensas levantar el share? ¿A pulso? A ver, atención todo el mundo. He conseguido una exclusiva con una escritora famosa y con mucho glamour.
MANOLO
¿Libros en mi programa?
GLORIA
Sí, Manolo, libros, libros de leer, eso que tu no has hecho jamás. Pero tranquilo: ésta escribe libros para niños, así que puedes aprovechar para pedirle a nuestro Manolín que te los lea y así, de paso, te documentas un poco. La señora en cuestión es Carmen Posadas.
MANOLO
La ex de...
GLORIA
Esa misma
MANOLO
Muy guapa, muy guapa... ¿Pero dónde se ha metido el Vísceras?
EN ESE MOMENTO ENTRA EL VÍSCERAS. TODA LA REDACCIÓN SE VUELVE HACIA ÉL.
VÍSCERAS
Hola a todos, menos a uno. Tengo una historia que es la bomba.
6- SALÓN DE LA CASA DE MANOLO
LA FAMILIA ROMERO ESTÁ REUNIDA. MANOLO ESTÁ TIRADO EN EL SOFÁ, MIRANDO CON ATENCIÓN LAS FOTOS QUE LE HA PROPORCIONADO EL VÍSCERAS. MANOLÍN ESTÁ SENTADO A LA MESA CON EL LIBRO DE CARMEN POSADAS ENTRE LAS MANOS, PERO EN REALIDAD ESTÁ LEYENDO UN RECORTE DE PERIÓDICO DONDE SE RELATA UN INSÓLITO CASO DE ABUSO DE MENORES Y PARRICIDIO. SE LA ESTÁ JUGANDO A MANOLO, QUE CREE QUE EL SUCESO ES UN CUENTO DE LA POSADAS. EL PADRE DE MANOLO, DON MANUEL ROMERO, MATADOR RETIRADO, ESTÁ VIENDO UNA CORRIDA DE TOROS POR LA TELEVISIÓN. EL ABUELO SE ESCANDALIZA POR LO QUE SALE POR LA BOCA DE SU NIETO.
MANOLÍN
Según las vecinas, el niño sufría constantes ataques sexuales por parte de su madre. Los gritos se oían por el patio día y noche. En alguna ocasión el niño apareció con arañazos en la cara…
MANOLO
SIN APARTAR LA MIRADA NI LA ATENCIÓN DE LAS FOTOS.
¡Joder, qué pantera!
DON MANUEL
Este niño se está educando como un salvaje. Y la culpa es tuya, ¡cabestro!
MANOLÍN
La mujer había echado al marido de su casa tras descubrir que éste filmaba a escondidas sus relaciones incestuosas para luego colgarlas en Internet. Nunca le perdonó que no la hiciera partícipe del negocio.
DON MANUEL
¡Que asco, niño! ¿Es que en esta casa sólo se puede hablar de billetes y de marranadas? Manolín, ¿de dónde sacas esas guarradas?
MANOLÍN
ESCONDIENDO EL PERIÓDICO
Es un libro que me dado papá. Es de su trabajo.
DON MANUEL
Muy bonito, Manolo. Medio país evitando que sus hijos vean tu tele-mierda y tú le das al niño a leer los guiones. Mala cornada te den.
MANOLO
SIN LEVANTAR LA MIRADA DE LAS FOTO
Ya estamos con los cuernos. Estás obsesionado papá.
MANOLÍN
SIGUE LEYENDO
La mujer encontrada muerta en el cuarto de baño su domicilio. Su hijo aprovechó el baño matinal de la madre para arrojar la play station dentro del agua. La víctima pereció electrocutada. El niño fue encontrado por unos familiares mientras veía por la televisión el popular programa “Código Crudo”
MANOLO
SALTANDO DEL SOFÁ Y DESPARRAMANDO LAS FOTOS POR EL SALÓN
¡Te tengo dicho que no quiero oír ese nombre en esta casa! Gallardo ya sale hasta en los libros infantiles. Este país es la hostia.
DON MANUEL
AGITANDO VARIAS DE LAS FOTOS CAÍDAS EN LA MANO
Tú sí que eres un desgraciado! ¿Qué piensas hacer con esta charlotada?
MANOLO
Ganarme el pan. Si no te gusta, ya sabes dónde está el camino de la residencia.
DON MANUEL
No hay huevos para echarme de esta casa, que la compré con la cornada que me dio ese bicho
SEÑALA UNA CABEZA DE TORO QUE HAY EN EL SALÓN.
DON MANUEL
Me voy a chiqueros
DON MANUEL SALE DE LA HABITACIÓN. MANOLO DA VUELTAS COMO UN LOCO DE UN LADO PARA OTRO.
MANOLO
¡Siempre a vueltas con el toro y la cornada! Y aquí a nadie le importa que se me esté cayendo la coleta
MESÁNDOSE LOS CABELLOS
¡Manolín, tráeme el potingue ese para la coronilla!
MANOLÍN
CON UNA DE LAS FOTOS DEL VÍSCERAS EN LA MANO
¡Joder, papá, esta vez sí que te has pasado!
MANOLO SONRÍE. MIRA UNOS PELOS QUE SE LE HAN QUEDADO EN LA MANO Y GRITA A SU HIJO
MANOLO
¡El potingue!
7- OFICINA DE CONTRATACIÓN ARTÍSTICA
EL VÍSCERAS ESTÁ REUNIDO CON UNA TROUPE. CON EL ESTÁN EL BOMBERO TORERO Y SUS ENANITOS REJONEADORES, ACOMPAÑADOR POR SU MANAGER.
. VÍSCERAS
O sea, que ustedes están dispuestos a hacer un full monty
LOS ENANOS ASIENTEN CON LA CABEZA
MANAGER
Verá usted, mi querido amigo. ¿Se llama Pepe, verdad? La cuestión es que necesitamos trabajar.
VÍSCERAS
¿Tan mal está la cosa en los ruedos...?
MANAGER
Horrible. Los apoderados ya no toman en serio a los muchachos. Así que nosotros estaríamos dispuestos, por un dinero, hasta a enseñar las vergüenzas.
VÍSCERAS
¿Y qué tal andan de…?
MANAGER
Sensacional. Los enanos, dotadísimos, ya se sabe. Y de la manguera del bombero, no le quiero ni contar.
SUENA EL MÓVIL DEL VÍSCERAS. ES MANOLO LLAMANDO DESDE SU COCHE DESCAPOTABLE. NO SE OYEN BIEN POR CULPA DE LA COBERTURA.
VÍSCERAS
Sí, Manolo, estoy en ello.
MANOLO
¿Y a qué están dispuestos?
VÍSCERAS
Los enanos se quedan en bolas por 6000 euros, un kilo de los de antes.
MANOLO
Mucha pasta es esa
VÍSCERAS
Te pierdo, Manolo, te pierdo…
MANOLO
Joder con la cobertura. Que digo que por ese precio, que el jefe también se despelote.
VÍSCERAS
DIRIGIÉNDOSE A LOS ENANOS, TAPANDO EL MÓVIL CON LA MANO.
Que dice que el jefe que él también se despelota
ENANOS
Vaya tío tan cachondo el Romero ese. Todo un trueno, como su padre. Por nosotros que no quede. Hasta le hacemos el número de la manguera
DIRIGIÉNDOSE AL BOMBERO TORERO
ENANOS
¿Verdad tu?
VÍSCERAS
A MANOLO POR EL MÓVIL.
Dicen que saludos para tu padre. Que están dispuestos a hacerte el especial manguera
MANOLO
Chachi
8- PLATÓ DE ¡QUÉ PEDAZO DE NOCHE!
EL PROGRAMA ESTA EN MARCHA. MANOLO ESTÁ DELANTE DE UN CONCURSANTE EN LA GRADA DEL PÚBLICO. TIENE EN UNA MANO UNOS BILLETES DE AVIÓN Y EN LA OTRA, ALZADA, UNA TARTA. EL CONCURSANTE ESTÁ ENCENDIENDO REPETIDAMENTE UN MECHERO. EL PÚBLICO COREA.
. PÚBLICO
7, 8, 9 yyyy 10!
CONCURSANTE
¡Yupiiii, me voy de vacatas!
MANOLO
DESCONCERTADO, IRACUNDO Y VIOLENTO, SUCESIVAMENTE
Bueno... pues sí. Has ganado el viaje. Toma los billetes. Pero espera un momento que hay regalo sorpresa. ¡Toma!
LE ESTRELLA LA TARTA EN LA CARA
MANOLO
¡Para que vayas comido a las islas esas!
MANOLO SALE DE LA GRADA DEL PÚBLICO, DESDE DONDE OYEN QUEJAS Y GRITOS DE ¡TRAMPOSO! SE DIRIGE A SU MESA, DONDE LE ESPERA CARMEN POSADAS. EN EL CAMINO ECHA UNA MIRADA ASESINA HACIA ALEJANDRO, EL GUIONISTA, Y LANZA LOS RESTOS DE LA TARTA EN SU DIRECCIÓN
MANOLO
¿Con que científicamente comprobado, eh? ¡Piernas, que eres un piernas!
LLEGA A LA MESA Y OFRECE A LA SORPRENDIDA POSADAS LA MANO AÚN PRINGOSA.
. MANOLO
Está con nosotros Carmen Posadas, escritora de buena pluma y mejor ver.
POSADAS
CON SORNA
Hola Manolo, tú siempre tan gentil
MANOLO
Acabas de publicar un libro algo subido de tono para estar dirigido a un público infantil…
POSADAS
Es que los niños no son tontos
MANOLO
Ni tontos ni castos, porque el protagonista de tus cuentos es objeto de jueguecitos morbosillos…
POSADAS
Más que objeto, sujeto. Y de morbo, nada. Ya sabes que los niños se ríen de todo
MANOLO
¡Qué graciosa! ¿El libro es en cierta medida autobiográfico?
POSADAS
Siempre que se escribe, las propias vivencias se introducen inevitablemente
MANOLO
O sea, que a ti, de niña…
POSADAS
Fui un encanto
MANOLO
Permíteme que te haga una pregunta delicada. ¿Quién abusaba de ti, tu padre o tu madre?
POSADAS
¿Qué dices?
MANOLO
Sí, mujer. El protagonista es violado salvajemente por su madre, y su padre consentía y grababa todo el vídeo…
POSADAS
¿Pero de qué me estás hablando? ¿Tú te has leído mi libro?
MANOLO
Claro, claro. El chico al final mata a la madre y….
POSADAS
DEJA DE MIRAR A MANOLO Y CLAVA LOS OJOS EN LA CÁMARA
No sé qué hago hablando con este sujeto. Mis libros son cuentos infantiles perfectamente normales, inocentes, educativos. Las barbaridades que estoy oyendo por boca de este asno que tengo a mi lado nada tienen que ver conmigo ni con mi literatura. No quisiera ser descortés con el público y los telespectadores, pero este señor me da cada vez más asco. Adiós.
LA POSADAS SE LEVANTA Y SE VA SIN MIRAR A MANOLO. ÉSTE QUEDA PETRIFICADO EN LA SILLA SIN SABER QUE HACER. MIRA A LA CÁMARA Y ORDENA CON UNA SONRISA FORZADA
MANOLO
¡Publicidad!
9- BACK STAGE DEL PLATÓ
MANOLO Y GLORIA ESTÁN ENZARZADOS EN UNA TREMENDA BRONCA
GLORIA
No te leíste el libro, capullo
MANOLO
Que sí mujer… Bueno, me lo leyó Manolín…. Tú misma me lo sugeriste, como era para niños…
GLORIA
No me digas más. Sois iguales. De tal palo tal astilla. Mira, Manolo: accedí a trabajar contigo porque el director no se fía de ti ni un pelo. El trato incluía que tú te harías cargo de ese monstruito que hemos engendrado. Y ahora resulta que entre los dos vais a arruinar el programa, mi carrera y mi vida.
MANOLO
No exageres, mujer. Además, creo que todo esto no es culpa mía ni de Manolín. Aquí hay una conspiración en mi contra. Estoy rodeado de espías de Gallardo que…
GLORIA
No digas memeces, Manolo. A Gallardo le basta con sacarte en el zapping de su programa. ¿Sabías que lo más visto de esta semana ha sido tu número de las pirañas y los dientes? Pero no en tu programa, merluzo, sino en Código Crudo. ¿Eso cómo se come?
MANOLO
TIENE TODA LA CABELLERA REVUELTA DE TANTO MESÁRSELA. SE MIRA LA MANO Y VE QUE TIENE UN MECHÓN DE PELO ENTRE LOS DEDOS.
No me pongas nervioso con las audiencias que voy a acabar peinándome con un bolígrafo
MIRANDO HACIA OTRO LADO
MANOLO
¡Peluquería!
10- EPÍLOGO. SECUENCIA MUDA Y A CÁMARA RÁPIDA SOBRE FONDO MUSICAL. SUENA LA CANCIÓN “LA MANGUERA”. PLATÓ DE ¡QUÉ PEDAZO DE NOCHE!
MANOLO PRESENTA AL BOMBERO TORERO Y LOS ENANITOS REJONEADORES, QUE HACEN SU NÚMERO DE STRIP-TEASE. AL ACABAR, SE VUELVEN HACIA MANOLO Y SE LANZAN SOBRE ÉL PARA QUITARLE LOS PANTALONES. MIENTRAS, POR DETRÁS, EL BOMBERO TORERO LE AMENAZA CON LA MANGUERA. MANOLO HUYE, PERSEGUIDO POR TODA LA TROUPE.
FIN
CARTA DE PRESENTACIÓN DE MANOLO ROMERO
Estimado Señor Director:
Aunque dicen que no necesito presentación, mi nombre es Manolo Romero, y soy, como usted sabe, una personalidad de la televisión. Soy de esos a los que los intelectuales acomplejados llaman “caretos de la caja tonta”, pero qué sabrán ellos de la vida, y menos de la tele.
Le escribo para darle a su cadena la oportunidad de marcar la pauta en la franja caliente de las noches. Le ofrezco un programa, “¡Qué pedazo de noche!”, que está llamado a conquistar la audiencia y a revolucionar los conceptos habituales acerca de la televisión. Mi experiencia, acumulada en innumerables programas matinales, se ha visto reforzada en estos dos últimos años por mi estancia en Miami, lugar privilegiado en el que he tenido la oportunidad de asumir los grandes hallazgos de la televisión hecha a la americana.
La cuestión clave es dar al público lo que quiere. Y si no sabe lo que quiere, nuestra misión es que demande lo que sea que le demos. Nadie ha perdido nunca dinero por subestimar la inteligencia del ciudadano medio. España vive momentos de decadente atonía, hacen falta escándalos de nuevo cuño. “¡Qué pedazo de noche!” es una cita ineludible en el límite de lo televisivamente incorrecto. Queremos provocar. La televisión debe ser entretenimiento puro, un espectáculo que colme hasta las ansias más inconfesables del espectador. Sepa usted que con tal de llevar este programa a la cima del “share” nacional, estoy dispuesto a lo que sea. Hay que capturar a la audiencia a lazo, y si para ello hacen falta putas encueradas, políticos corruptos haciéndose el hara-kiri, marcianos recién bajados del platillo volante, caníbales domésticos, extravagancias sexuales, famosos a la greña, fenómenos paranormales, depravados sociales o fugados de la justicia, “¡Qué pedazo de noche!” ofrecerá toda esta cabalgata de sorpresas a lo bestia. El morbo vende.
Si algo he aprendido en Estados Unidos es que las masas quieren monstruos, y hasta se encariñan con ellos. Esta es una tarea para la que sólo estamos llamados los elegidos. Yo soy su hombre: Manolo Romero. Si he triunfado durante una década de programas matinales encandilando a la amas de casa, por la noche armo el taco. Como hay Dios.
Quedo a su entera disposición para compartir esta gran aventura y, de paso, beso los pies de su señora y de sus hijas..
Manolo Romero
PLANTEAMIENTO GENERAL DE LA SERIE
Se trata de reflejar en clave de humor ácido las entretelas de la tele-basura, de los late-sohws, del espectáculo puramente televisivo, en resumen. El protagonista es Manolo, un conocido presentador que ha cimentado su fama a fuerza de ofrecer en su programa -o intentarlo, al menos- el más difícil todavía en cuestión de caspa televisiva.
El motor que impulsa a Manolo -y a la serie- es su lucha por alcanzar el liderazgo absoluto en su franja horaria. Sin embargo, nunca lo logrará porque tiene un competidor directo, Jaime Gallardo, que es el número uno indiscutible. A lo largo de los capítulos, Pepe intentará todo tipo de estratagemas para logar su propósito.
Los distintos personajes que pueblan la serie son fauna televisiva diversa, lo cual da lugar a un retrato feroz de la feria vanidades por la que se caracteriza el medio. Como invitados especiales pueden salir famosos televisivos auténticos, realizando cameos que se integrarían en la trama general sin ninguna dificultad.
La acción de la serie se desarrolla delante y detrás de las cámaras. La intención es mostrar al público cómo se hace la tele, incidiendo en los aspectos más grotescos de la profesión, que no son pocos. Dado que el mundo televisivo es espejo y altavoz del mundo real, se podrán abordar historias de todo tipo que estén de actualidad.
En cada capítulo se entrelazarán varias tramas que irán desde las que se desarrollen en la redacción del programa, las que se produzcan en el plató de directo o las del ámbito personal de los protagonistas.
PERSONAJES PRINCIPALES
MANOLO ROMERO
Presentador y director de un programa de tele-basura en una cadena generalista. Se trata de un late-show. Manolo es un hombre de televisión en estado puro: ególatra, carente de escrúpulos y ambicioso. En lo personal es mal educado, bebedor, putero, devorador de marisco, machista y vanidoso.
Tremendamente inseguro y cobarde, aunque intente demostrar lo contrario fatuamente, está acomplejado sexual y culturalmente. Es consciente de sus tremendas lagunas culturales y las quiere rellenar, no leyendo, sino rodeándose de una corte de intelectualillos de segunda. Su relación con las mujeres es compulsiva. Le interesan en cuanto pueden favorecer al personaje que él mismo se ha creado, alimentando su ego o utilizándolas. Está divorciado de una señora muy importante, inteligente y elegante. Su relación con ella es de dominadora/dominado. La odia, pero no puede librarse de ella. Siempre intenta demostrar algo delante de ella. No se lo reconoce a sí mismo, pero la envidia secretamente.
Está constantemente preocupado por los índices de audiencia, por su aspecto personal, por no envejecer, por gustar a las jovencitas, por encandilar a las marujas. Es un simpático profesional, un cara dura, un pícaro callejero que no cae mal del todo si se le conoce poco. Impostadamente llorón y sensiblero, hace gala en público de una humanidad de perogrullo.
Es un paranoico que cree que todo el mundo está pendiente de él y conspira en su contra. Cree que su situación profesional y personal no es la que se merece, y no por falta de méritos propios, sino por la acción de agentes externos que le hacen la cama. Es un hombre hecho a sí mismo, viene de abajo arriba, y además alardea de ello.
Sus gustos denotan perfectamente quién es: vacaciones en paraísos artificiales del Caribe, chalet adosado en La Moraleja, chalet en Andorra para pasar la Navidad... Pura mediocridad adinerada. Su ambición es la fama y el dinero. Su propósito es superar en todos los términos a Jaime, su gran competidor. Nunca lo consigue del todo, tan sólo llega a obtener victorias pírricas.
JESÚS CAÑETE
Es el lugarteniente de Manolo. Es malo integralmente. Servil con los de arriba y déspota con los de abajo. Nadie, ni Manolo, tiene buena opinión de él. Está totalmente atrapado en la rueda porque su modo de vida excede con mucho sus ingresos (coche grande, mujer, hijos, colegios caros, chalet adosado...). Redondea estos ingresos a espaldas de Manolo con publicidades encubiertas y sobornos de los entrevistados. Es repulsivo en su trato con el sexo opuesto; no llega a ser un acosador, se queda en voyeur grimoso, en el típico tío que dice y hace cosas desagradables. Es más odiado por los curritos que el propio Manolo, porque es él quien que se encarga de joder a la peña. Es más pepista que Manolo. No se le conocen vicios ni virtudes. Su único rasgo distintivo es ser un cabrón. Hace putadas gratuitamente, porque es lo que mejor se le da. Es muy supersticioso.
PEPE, EL VÍSCERAS
Un mercenario de la tele, duro, curtido y buena gente. Se dedica a buscar carnaza para el programa. Aunque le repugna embaucar a la gente para el programa, lo hace por dinero. Unas veces se ufana de ello y otras se desprecia a sí mismo. Bebedor de bourbon y rockero resistencial. Fuma compulsivamente. Periodista baqueteado por la vida al que le importa todo un pito. Se ha ido de todas las empresas en las que ha trabajado dando un portazo. Vago, pero trabajador a la fuerza; un quemado, pero con la suficiente intuición para corregir las memeces ajenas. Escarceos constante con el Florero: nunca llegan a cuajar ¿o sí? Es un intelectual que se ha dado de baja de sus ilusiones. Es el único crítico socialmente que hay en el equipo, aparte del Florero. Su única vivienda conocidas es su coche. Siempre está pidiéndole a los compañeros que le dejen ducharse, dormir, etc. Muchas veces acampa en el plató o en la redacción.
LAURA FLORES
Es el florero del programa. Macicísima, licenciada en tres carreras, políglota, sobrada, segura de sí misma. Se da un aire de femme fatale: no es el florero neumático al uso. Es el Pepito Grillo de la serie. Por supuesto, no se acuesta con Manolo. Su tipo de hombre es el repartidor de pizzas, el encargado de las luces, el de carpintería, etc. Sólo manobras con los que se puede reir. Hay constante tensión sexual entre ella y el Vísceras, siempre sin resolver. Todos le tienen mucho cariño. Es la espía anti-programa. Defiende a la audiencia en secreto.
ODALIS AGUIRRE
Mujer fajada en décadas de televisión. Sudamericana de mediana edad y todavía buen ver. Fortísimo carácter. No es una triunfadora, sino una curranta de alto nivel. Su frase favorita: "a ver si es que ahora vamos a inventar la televisión, ¡carajo!". La frase se convertirá en recurrente en boca de cualquiera que se encuentre en una situación para la que no tiene solución. Es una bomba de relojería a punto de explotar. Gran consumidora de ansiolíticos y café. Una neurótica total
LUIS PERNAS
Actor todo-terreno que hace lo que sea con la aspiración de que se fijen en él y le saquen de ahí. Es un personaje muy popular. Quiere ser protagonista de una sit-com. Tiene gracia natural, es permanentemente optimista y simpático con todo el mundo. Es homosexual. Es el objeto de la imaginación pervertida de Manolo, que se las hace pasar canutas con sus encargos laborales. A lo,largo de la serie representará a varios personajes diferentes, todos ellos mascotas del programa.
GLORIA TUSELL
Ex-mujer de Manolo. Es una triunfadora. Su estilo es el puño de acero en el guante de seda. Nunca se altera. Jefa de marketing de la empresa que patrocina el programa de Manolo. Mujer de altas esferas, hecha a sí misma, conoce perfectamente a Manolo y lo tiene cogido por los cojones. Es el principal azote humano de Manolo, después de su competidor, Jaime , y de la audiencia. Asalta-cunas bisexual. Cuando se habla de Manolo, se refiere a él como “La Mancha”.
DON MANUEL ROMERO
El padre de Manolo. Un tipo a la antigua, con sólidos valores morales y vitales. Un hombre recio y cabal. Vieja leyenda del toreo. Un tipo al que el pueblo llano le quiere. Su notoriedad pública es lo único que hace que Manolo lo tenga en casa en vez de en el asilo: quedaría muy mal ante todo el mundo, sobre todo porque el padre no se corta hablando y no tiene buen concepto de su hijo.
Pelea recurrente con su hijo: el padre se empeña en tener en el salón de la casa la cabeza del toro que lo retiró de una cornada. Manolo no soporta la cabeza, no le gustan los toros. El padre dice que lo que pasa es que le dan miedo. Frase: el padre a Manolo, señalando al toro: “Tenía muchos más cojones de los que tú tendrás en la vida; y además, él nació con los cuernos puestos”.
Opción Padre futbolista. Tiene en una vitrina todos sus premios. Refiriéndose a los balones de oro le dice a su hijo recurrentemente: “esas son mis pelotas: ¿y las tuyas?”. Tiene muchos premios a la popularidad, premios naranja. El hijo sólo tiene un limón.
JAIME GALLARDO
El innombrable. Es el competidor, presentador exitoso de otro programa tele-basura líder de audiencia. Es la personalidad más famosa de la tele. Está bien considerado socialmente. Nunca sale en la serie, sólo se habla de él.
PERSONAJES SECUNDARIOS
EVITA ALVAREZ
Reportera coqueta, iletrada, moderna, maciza y poco eficaz en su trabajo. Obsesionada por su imagen. Dispuesta a trepar en la empresa compartiendo cama con todos los altos cargos, menos con uno: Manolo. Con el paso del tiempo, Evita pasará por las camas de todos los personajes influyentes de la serie: el realizador, Jaime , la ex-mujer de Pepe, etc.
PAQUITA LÓPEZ
Secretaria de Manolo. Gordita, tetuda, maternal, ingenua -pero no tonta-, buena gente, casada con un hombre de pueblo, un taxista, al que Manolo teme físicamente. Único paño de lágrimas de Manolo. Es el árbitro de las relaciones laborales y sentimentales de todos los personajes.
LAUREANO DEL CASTILLO
Realizador. Hombre mayor con muchos años de profesión. Cachazudo, paciente, socarrón. Sabe que lo que hace es una mierda, pero lo soporta con un extraño estoicismo. Es el único que sabe realmente de la tele. Es el maestro de todos. Muy en el fondo, odia a Manolo, y repite su frase: "Yo que he trabajado con los mejores de esta profesión, tener que ...". Cayó en desgracia profesional por su condición de ludópata. Le tira los tejos a la productora. Tiene posibilidades de llevársela a la cama porque si ella es un torbellino, él es capaz de aguantar cualquier huracán caribeño.
CRISTOBAL BORREGO
Guionista. Feísimo. Casposo a carta cabal. Muy activo, pero sólo se le ocurren tonterías. Su ambición secreta es salir en pantalla como sea. Cultura limitada, aunque él cree que es una lumbrera. Desequilibrado, excéntrico e idiota intermitentemente.
ALEJANDRO LIRIO
Guionista. Un soñador. Tuvo algún pinito de éxito en el cine y vive colgado de sus ensueños de cinéfilo de pro. Pedante, cultureta, tiene fobia al sexo. No tiene suerte con sus grandes ideas, pero tiene mucha suerte con juegos de todo tipo: loterías, porras, etc.
PACO BONILLA
Redactor. El hombre resbaloso. Es el escaqueador nato. Sentencioso y refranero. Tiene muchas deudas, sobre todo con el guionista 2: pierde todas las apuestas.
BEGOÑA OÑATE
La pija eficaz. Es una pastora de masas. Es el personaje que nos sirve para enseñar cómo se trata al público y a los invitados en la tele, o sea, a patadas.
VAMPI
Colaboradora. La vividora nocturna, la de la prensa rosa. Un monstruo, una freak post-neo-moderna que se ríe de su propia sombra. Es la que trae a los famosos que hacen cameos. (Podría ser la propia Vampi).
MASCOTA
Un loro que suelta constantemente las frases más repetidas por distintos personajes, y siempre en el peor momento. “No soporto La Mancha...”.
ACTITUDES Y RELACIONES DE LOS PERSONAJES
MANOLO ROMERO
Es el típico tío que aunque llegase a ser el número uno seguiría siendo el número dos. Tiene que caer bien por su faceta de perdedor.
Una de sus ilusiones es llenar el programa -y su entorno personal- de literatos, políticos, científicos y gente bien vista socialmente. Nunca consigue el ideal: tener una tertulia en el programa estable y con caché. No pasa de entrevistas individuales en directo, siempre fallidas, de las que los invitados salen echando pestes. Siempre acaba viéndose rodeado de freaks, espías, gangsters y timadores de todo género.
Con Jesús Cañete, su segundo, mantiene una relación de amo/esclavo.
Con Pepe el Vísceras mantiene las distancias. No sabe cómo tratarlo.
A Laura, el florero, le tira los tejos constantemente y sólo recibe humillaciones.
A Evita le pregunta insistentemente por su aspecto personal: si está gordo o delgado, si se está quedando calvo, si esto pega con lo otro... Siempre se asombra de que ella se líe con todos los jerifaltes y se pregunta por qué no con él. Ella le responde diciendo que está realmente enamorada del tío de turno.
A los guionistas los trata como a los monos del zoológico. Le hacen gracia las bromas toscas de Cristobal y le gusta humillar a Alejandro.
Con Luis, el actor, juega a lo del palo y la zanahoria. Le hace pasar por situaciones infamantes, siempre prometiéndole un futuro fenomenal en la tele.
Con su padre tiene una relación forzada. Permanente ajuste de cuentas.
A la secretaria es a la única que Manolo le ofrece la otra cara de su personalidad: las inseguridades. Es su confesora, su madre, su paño de lágrimas. Con ella se comporta como un pamplinero: sólo quiere mimos. Ella le dice: “ven a mis pechos”.
Al realizador y a la productora, Manolo les pide imposibles constantemente. Ella bufa, él aguanta, y ambos saben que acabarán haciendo lo que se pueda o lo que les dé la gana.
A la regidora le tira los tejos sacándola en pantalla en cuanto puede, queriendo hacerse el simpático. No se da cuenta de que a ella todo eso le sienta fatal.
Al resto del personal, sencillamente, lo ignora. Nunca se sabe muy bien los nombres de la gente.
Físicamente es un tipo en la cuarentena, con un palmito discutible pero resultón.
JESÚS CAÑETE
En general, teme a todo aquel no esté por debajo de él jerárquicamente. A la ex-mujer de Manolo le hace la pelota de forma rastrera, manteniendo un difícil doble juego entre ambos.
También le intenta hacer la pelota al padre de Manolo, pero éste siempre hace como si no estuviera presente.
Las grandes broncas las tiene con el Vísceras, dado que la relación laboral es elástica con un colaborador, y éste es imprescindible para el programa.
Es el objeto de las bromas más crueles de Vampi, y él nunca se entera de que se las está gastando.
Al entrar en la redacción siempre dice: “buenos días a todos, menos a uno”. La supuesta broma le ha costado que nadie le devuelva el saludo.
Es el correveidile de Manolo, le hace todos los recados y, por eso, pasa mucho por su casa.
PEPE EL VÍSCERAS
Desprecia a Manolo, se la tiene jurada a Jesús, no soporta al guionista 1, no entiende al guionista 2, y se lleva bien con el resto de los curritos. Se lleva especialmente bien con el padre de Manolo.
LAURA FLORES
Se entiende bien con la secretaria.
Ejerce de madre postiza de Evita.
Se lleva bien con el padre de Manolo.
LUIS PERNAS
Le cae bien a Evita, la secre, el florero y al personal en general.
La productora, a la que no le gustan las bromas de nadie, le tiene enfilado.
Jesús le putea haciéndole ver que su puesto de trabajo pende permanentemente de un hilo.
Admira a la ex de Manolo por su elegancia en el vestir y en el estar.
GLORIA TUSELL
Se lleva fatal con la productora, porque ambas son mujeres fuertes: hay competitividad.
Se lleva muy bien con el padre de Manolo. El viejo aprovecha el fracaso matrimonial de su hijo para humillarle: “Ese pedazo de mujer debía estar borracha el día que te conoció”.
Al resto del personal lo trata con elegante distanciamiento, como una reina. A todos, menos a Jesús, al que le da cortes sumarios.
Copyright: Idea y guión de Ricardo Aguilera y Pedro Calvo