miércoles, 21 de noviembre de 2007

working man´s café. Ray Davies


Quizá fueran los Kinks demasiado británicos para triunfar y mantenerse en todo el mundo con la misma fuerza y estabilidad que los Beatles o los Rolling Stones. Ray Davies fue el alma matter indiscutible de ese grupo de reyezuelos del pop británico, paradigma de la estética mod. Antes de ser nombrado Caballero de Orden del Imperio Británico, Ray era conocido indistintamente como el “padrino” o el “Dickens” del pop británico.

Un artista enormemente hábil para contar historias. Una aventura bastante real es la de su nueva canción “Morphine Song”, inspirada mientras se curaba del balazo recibido en una pierna tras ser asaltado por un ladrón en el barrio francés de Nueva Orleáns. No en vano el título que él se concede a sí mismo es “macarra de Muswell Hill”.

Si su debut como sexagenaria estrella en solitario se grababa en esa querida Nueva Orleáns, para este segundo álbum en menos de dos años la ciudad elegida ha sido Nashville. Reflexiones acerca de la globalización en “Vietnam Cowboys” y nostálgia en “Imaginary Man”. Voz cargada de estilo, absolutamente patrimonial. Sonido guitarrero. Meláncolico y flemático, Ray Davies oficia de gurú de café bar.

Datos
Nace en Londres, en 1944. Como otros grandes músicos británicos de su generación, Ray saltó de una escuela de arte al rock. Cerebro y alma de los Kinks, Ray ganó en 2005 su plaza en el Rock and Roll Hall Of Fame. Showman y hombre de televisión. Casado en los años 80 con Chrissie Hynde, la dama de Pretenders. Últimamente persiste en su enamoramiento con el Mardi Grass de Nueva Orleáns. No se le curan las ganas de tocarle las narices a su hermano Dave.

Publicado en Público

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