lunes, 6 de agosto de 2007

exit. Louise Brooks-Cole Porter


No sé cuándo, ni quién , ni cómo, ni porqué, alguien empezó a importar esa moda de señalizar las puertas de salida de los cines con un luminoso que advierte en inglés "exit". De pequeño siempre creí que el mero hecho de ir al cine era ya un éxito. Estoy completamente seguro de que ese mágico letrero consolidó esa ilusión para nada ilusa. "Exit": sendero de gloria que marca un antes y un despúes. Me lo sigue pareciendo, aunque solo haya cuatro gatos soñolientos en la sala, nadie aplauda y me acabe de tragar un bodrio malayo.

Salir a la calle, más si ya es de noche, saludado por el opalescente letrero "exit" es dejar atrás una aventura, comenzar otra. El cine es un buen tónico para enfrentarse al mundo real, seguir con lo que estábamos después de soñar. Eso, incluso tras haber visto "Love Story", es ya un éxito.

Las películas que dormí también contribuyeron en gran medida al cuidado de mi imaginación, de mi imaginario privado.

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