En 1958 se comienza a investigar un nuevo fármaco psicoactivo, llamado en un primer momento R-1625 y que posteriormente se da a conocer con el nombre de haloperidol.
La principal curiosidad científica que centró el interés de los investigadores fue que poseía caracteres químicos totalmente diversos a los de los medicamentos utilizados hasta el momento en el campo de la terapéutica psiquiátrica. Y el interés se acentuaba en el hecho de que la experiencia clínica, que había sido realizada en los más diversos países, tenía tonos de coincidencia con cuerpos totalmente alejados químicamente del haloperidol.
Desde el punto de vista esencialmente médico, era especialmente interesante que el medicamento había proporcionado en sus fases iniciales de experimentación clínica resultados en ocasiones espectaculares, tanto en lo que se refiere a la actividad directa sobre la alteración de la conducta del sujeto cuanto a los cuadros simultáneos de lo que se ha dado en llamar neurolepsis y neurodislepsia.
Para conseguir una unidad de criterio, tanto en la orientación clínica como en la interpretación farmacológica del nuevo medicamento, se celebró en este año una reunión en Bélgica que agrupó a más de 40 prestigiosos psiquiatras. El doctor Alvarez-Ude y Aguirre, asistente al simposio, comenta que "nos encontramos con que todas las investigaciones, hechas independientemente, en los más diversos países y con técnicas distintas, señalan que estamos frente a una sustancia de efectividad enorme en la agitación psicomotriz. En tal punto, insisto, que los ensayos son coincidentes: no existe, en general, ningún preparado en la actualidad de potencia semejante al haloperidol. Y es también coincidente la observación de que esta efectividad terapéutica se lleva a cabo de modo especial sobre determinados estados maníacos, sobre numerosas melancolías y algunos cuadros de esquizofrenia, especialmente la ansiosa, y algunas paranoias, siendo interesante resaltar cómo dicha efectividad es semejante en los cuadros agudos y crónicos.
La desaparición de los trastornos psicomotores, el proceso de las alucinaciones y la transformación de la angustia son fenómenos habituales que en ocasiones se producen de un modo espectacular. Las grandes agitaciones de la etiología más diversa (maníacas, ansiosas, orgánicas) tanto las de larga duración, como las paroxísticas retroceden rápidamente. Lo mismo ocurre con la agitación postelectrochoque y postcardiazólica. También resulta antagonista de la agitación de etiología tóxica, en particular de la agitación y de la psicodislepsia lisérgica. Se observa su relativa ineficacia en la agitación histérica, siendo capaz incluso de desencadenarla.
Los primeros ensayos fueron realizados en general con dosis excesivamente fuertes, 20 mg o más diarios, con lo que si los resultados en el aspecto de tranquilización eran bien manifiestos, no lo eran menos las acciones secundarias. Posteriormente se ha ido comprobando cómo con dosis menores puede conseguirse el mismo resultado con un mínimo de efectos desagradables. En conjunto, como puede observarse, nos encontramos frente a un nuevo medicamento de acción neuroléptica activa y específica que actúa en todos los casos de agitación psíquica y motriz. Por el momento, su utilización parece limitarse a los enfermos hospitalizados y a aquéllos que pueden ser dirigidos de un modo inmediato por el médico, ya que de las investigaciones que se han realizado con esta sustancia he podido deducir que constituye una droga de las que se ha dado en llamar milagrosas cuando se maneja por quien la conoce y sabe la patología del enfermo; pero es un arma de dos filos cuando se maneja alegremente".
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