domingo, 11 de noviembre de 2007

arte salvaje. Juan Moneo "El Torta"



Raro es el flamenco para que alabemos a un artista por ser salvaje. Hay muchos tópicos sobre la tragedia y el dolor, tantos como que el flamenco puede ser una música caída del cielo, tan moderna que ya no importa si huele o no a ser humano. La existencia de Juan Moneo “ElTorta” demuestra que hay un flamenco sobrehumano, un flamenco forzosamente nacido y criado en el barrio de La Plazuela, en esa cuna de un arte sin igual que hay en Jerez de la Frontera.

Es un flamenco que se expresa al mismo tiempo que la propia vida. “El Torta” canta como vive, como ha vivido, con un amor suicida por la vida. Más que cantar, el verbo que le gusta es transmitir. Lleva sus facultades al límite, hacia el abismo de un insoportable sufrimiento. “A muchos, si sacan la voz así, se les parte la aorta”, dice. No exagera lo más mínimo.

“Momentos”, disco y DVD, muestran una verdad en crudo. Alfredo Grimaldos escribe las notas, y en ellas recoge las palabras de “ElTorta”, capturadas de rato en rato, noche a noche, entre cante y charla, surgidas al calor del fuego que las envuelve. El cantaor hace su más fiel retrato: “Estoy curtido y más consciente de lo que hago. Y con menos voz se canta mejor”.

Casi quince años llevaba Juan Moneo sin grabar. Casi quince años de cantar, de buscarse la vida y luchar con sus demonios. Una dura pelea con la heroína. Ahora, superado ese espanto, puede cantar por bulerías, la voz desnuda, sin guitarra, al compás fraterno de palmas y percusiones: “Estoy endrogao/ Estoy enganchao/ Y al verme suelen decir/ No saben que me ha dejao/ Y que me quiero morir/ Siempre estoy tirado en la calle/ En los bares en las esquinas/ Cambio la vida por la muerte/ Por la maldita heroína”. Su forma de cantar es una forma de llorar. “Estoy dispuesto a nacer en el cante”, sentencia. El DVD y los doce cantes de este CD son el testimonio de ese renacimiento.

El disco comienza con unos tangos que cantan el desespero de estar solo. Sigue “Viaje al cielo”, unos tangos dedicados al llorado cantaor Luis de la Pica. Juan y Luis compartieron muchas noches de locura peleando por el cante verdadero. Esa fuerza que brota en la voz, ese exceso de sentimiento, es una forma de agarrarse a la vida. Un dominio llevado al límite por soleares, seguiriya, tarantos, martinete, malagueñas, tientos, tangos y bulerías. Eso que “El Torta”, con buen juicio, llama estilos, que no palos flamencos. “Los palos son los que da la Guardia Civil”, afirma.

Las letras le salen en el momento de cantar. “El Torta” no las escribe. En su memoria se que dan las que valen. En su memoria está la experiencia, lo mucho aprendido escuchando a sus grandes, grandes que son de todos: Antonio Mairena, El Borrico, Camarón, Terremoto, Agujetas… Como ellos, Juan Moneo intenta dar siempre todo lo que puede. Enfrentándose a sus miedos, “El Torta” se arriesga ciegamente. Le da miedo cantar, cuando lo único que quiere es cantar. Y de ese sin vivir nace su verdad.

Datos
Cantaor gitano. Nace en Jerez de la Frontera, Cádiz, en 1953. El primer cante lo aprendió de sus abuelos Pacote y Manuela Carpio Montoya. Su hermano Manuel Moneo también es cantaor notable. En 1972, el Concurso de Mairena del Alcor le otorgó el Premio de Soleares. Juan no lo recibió de manos de Antonio Mairena porque le daba miedo enfrentarse a que no se lo dieran. Con obra discográfica corta, son excelentes sus álbumes “Luna Mora” (1990) y “Colores morenos” (1994). Sus comparecencias en festivales flamencos siempre han sido sonadas.

JUAN MONEO “ELTORTA”
“Momentos”
(Juglar Recordings)

Publicado en Público

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